Ya en territorio húngaro con una autopista inmejorable paramos a comer en un chiringuito que encontramos a medio camino entre la frontera y Budapest, donde por supuesto degustamos algunos platos típicos y a un precio inmejorable. Continuamos hacia Budapest donde llegaríamos cerca de las cuatro de la tarde cuando más tráfico hay y vispera de la fiesta nacional de Hungría.
Tratando de encontrar nuestro destino el Petnehazy Club Hotel pasaron fácilmente cerca de dos horas con calles cortadas y policías que te obligaban a ir en una dirección y que al cabo de unas cuantas vueltas, acababas en el mismo sitio y con el mismo policía que por cierto no nos hizo ni el más mínimo caso, tan pronto estábamos en Buda como en Pest pasando el Danubio unas cuantas veces.
La desesperación iba haciendo mella y la impotencia iba creciendo hasta que por una de esas casualidades que se dan, encontramos a una joven pareja que estaban bajando algunos bultos de su coche, me acerque a ellos y enseñándoles las instrucciones que nos había mandado el RCI, no se si porque vieron la cara de angustia de los tres o porque realmente eran buenas personas, me indicaron que les siguiese que nos llevarían hasta nuestro destino. Dicho y hecho, no pasó más de diez minutos cuando nos dejaron a las puertas del resort, sin apenas darnos tiempo para expresarles nuestras más profundas gracias. Por muchos años que pasen siempre les recordaremos.
Recepción y asignación de la cabaña que nos correspondía dentro del un complejo que aparte del espacio dedicado a las Cabañas unas más espaciosas que otras, tenía un hotel, piscina cubierta, pistas de tenis, salas de juego, de reuniones etc., es decir un verdadero espacio para que si se quiere pasar siete días sin salir de allí, aunque eso no era nuestra idea.
Al registrarnos nos propusieron hacer una excursión guiada al día siguiente, desde el resort hasta la ciudad y un pequeño paseo en barco por el Danubio. Siempre hasta ese día nos habíamos negado a hacer este tipo de actividad, pero viendo lo que nos sucedió a la llegada, optamos por hacerla y así fijarnos en el recorrido para ir después los días restantes en nuestro coche.
Estábamos realmente destrozados los tres, no tanto por el kilometraje sino por el estrés pasado en nuestro afán de encontrar nuestro destino. Compra de pan y embutido en el supermercado existente para cenar y directamente a la cama puesto que la excursión a la mañana siguiente era a las nueve.
Habíamos quedado en la recepción para comenzar la excursión que nos llevaria a tomar un primer contacto con la ciudad.
Conforme íbamos sentados en el autobús atendiendo las explicaciones de la guía, cada uno de nosotros tenía el sexto sentido puesto en memorizar las calles por donde pasábamos desde que abandonamos el complejo, fijarnos en los más mínimos detalles para cuando fuésemos con nuestro coche saber ir y volver sin perdernos.
La visita que teníamos concertada cubría solo el trayecto de ida y vuelta con las explicaciones, consejos etc. para ver Budapest y una excursión en barco por el Danubio donde nos desembarcarían en la Isla Margarita para dejarnos en la misma unas tres horas a nuestro aire y recogernos posteriormente.
La Isla Margarita tiene una extensión aproximada de 2,5 kilómetros de largo por 500 metros de ancho, siendo en la actualidad el mayor parque de la ciudad, conocida en la antigüedad como Isla de los Conejos aunque paradójicamente nunca se les ha visto por aquí.
Recién llegas a la isla, lo primero que salta a la vista es la llamada Torre del Agua considerada como el símbolo de la misma. Construida en 1911 en hormigón armado y planta octogonal, tiene una altura de 57 metros con un mirador situado a 27 metros. En su base se ubica un restaurante y la Torre como tal se emplea como sala de exposiciones.
Dejando aparte los jardines, la piscina, y los senderos entre árboles frondosos, lo que más nos llamó la atención fueron las Ruinas del Convento de las Dominicas, ordenado construir por el rey Bela IV. Según la leyenda, el citado rey al aproximarse la invasión turca en el siglo XIII, hizo el juramento de que si vencía a los turcos prometería una de sus hijas a Dios.
Como quiera que los turcos no lograron su objetivo, el rey ordenó construir un convento de la Orden religiosa de las Dominicas para que su hija preferida llamada Margarita ingresase en el mismo, llevando la misma una vida dedicada a los pobres y enfermos por lo que a su muerte en 1271 fue beatificada para después ser canonizada por el Papa Pio XII en 1943. Desde entonces la isla lleva su nombre. En la fotografía su tumba a pocos metros del convento.
Cuando nos dimos cuenta, el tiempo que teníamos para visitar la isla se estaba terminando por lo que tuvimos que ir al punto concertado para reanudar la segunda parte del minicrucero y volver a comer al resort.
La mañana siguiente amaneció con buena temperatura pero con el cielo bastante cubierto y amenazaba lluvia, por lo que no era cuestión de hacer visitas exteriores pateando la ciudad asi que decidimos ir al Balneario Gellert. Ubicado en el hotel del mismo nombre, constituye sin lugar a dudas uno de los lugares más turísticos y el balneario más conocido de Budapest aunque no el mejor y quizás no merezca la fama que tiene.
Para empezar nos dieron una cabina única y pequeña para cambiarnos los tres, por lo que teníamos que espera a que saliese uno para entrar otro. Los suelos a causa del vaho y del agua que chorreamos los bañistas estaban desagradables y extremadamente resbaladizos, yo me caí dos veces. A pesar de que está prohibido las zapatillas normales por higiene, el socorrista o la persona de mantenimiento, se paseaba con unas a lo largo y ancho de las instalaciones.
A su favor está el marco incomparable de la piscina. Paredes cubiertas de mosáicos y unas grandes columnas lo hacen realmente bello. La piscina principal es de agua fría, existiendo otra más pequeña con agua realmente cálida que fue a la que accedí a meterme. Al fondo existen dos puertas que conducen a la termas, una para mujeres y otra para hombres con saunas, baños de vapor y masajes previo pago a la entrada. Recomiendo su visita aunque sólo sea por ver el recinto.
A la salida del balneario cogimos el coche y como era la hora de comer había que buscar un lugar para ello. Después de bastantes vueltas y conseguir aparcar cerca de la Iglesia de San Esteban, por fin encontramos un restaurante que tenía buena pinta que se llamaba Box Utca, precio muy razonable y menú bastante bueno por lo que se convirtió en el lugar donde íbamos a comer casi todos los días. Lamentablemente me he enterado que ha cerrado.
Desde aquí una vez terminado de comer y como con la tarde parecía que había mejorado el tiempo, dejamos aparcado el coche y nos encaminamos a la Plaza de los Héroes a unos dos kilómetros y medio de allí. La verdad es que aunque estes harto de ver el lugar en fotografías, cuando ya te encuentras en persona en el medio de aquello, realmente te sientes muy pequeño por la amplitud que tiene la plaza.
Dentro de este inmenso espacio y en el centro de la misma, se encuentra el Monumento del Milenio del que generalmente nunca se habla por dejarnos llevar por todo lo que le rodea. Se trata de un conjunto que se encuentra compuesto por una gran losa funeraria que no tumba, rodeada por una cadena y con la inscripción HOSEINK EMLEKERE que traducido quiere decir "En memoria de nuestros héroes".
Inmediatamente detrás de esto, se encuentra una gran columna culminada por la estatua del Arcángel Gabriel que en su mano derecha mantiene la Santa Corona de San Esteban, rey de Hungría, y en la izquierda una Doble Cruz Apostólica. En el pie de esta columna se encuentran las figuras de los Siete Jefes de las siete tribus que fundaron Hungría en el siglo IX. En la parte delantera se encuentra Ápád que se considera el verdadero fundador de la nacíón y detrás del mismo, las figuras de los líderes Elöd, Ond, Kond, Tas, Huba y Töhötöm. El mencionado monumento se empezó a construir en el 1896 coincidiendo con el milenio de la fundación, pero no se terminó hasta el 1900.
Detrás de esto nos encontramos con dos Columnatas semicirculares simétricas con diversos héroes húngaros.
En un lateral de esta plaza podemos ver el edificio del Museo de Bellas Artes de estilo neoclásico construido entre 1900 y 1906 bajo la dirección de Albert Schickedand y Fülöp Herzog.
Con esta visita terminamos el día bastante cansados pero había merecido la pena.
País : Hungría Capital de Hungría Condado : Pest Gentilicio : Aquincense/sa o aquineo/nea Superficie :525 km² Moneda : Florín húngaro Coordenadas del Parlamento GPS : Latitud: 47°30'26"N Longitud: 19°02'44"E Google Maps: 47.507222, 19.045556 Oficina de TurismoKacsa u. 15-23Tfno. : +36 1 488 87 00 1027 Budapest |
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