Después de leer diversas interpretaciones a cerca del origen del nombre de este pueblo, me quedo con la que más coherente me ha parecido.
Según Javier Dotú en su libro " Origen y significado de los nombres de los pueblos de la Comunidad de Madrid". El nombre de Loeches, pudiera provenir del griego LOCHOS que significa "PARTO" o "ALUMBRAMIENTO" y como quiera que en este lugar existen numerosos manantiales de donde brotan o paren las aguas, de ahí pudiera ser el origen del nombre.
Gentilicio : Loecheros/as
El término de Loeches presenta indicios de ocupación humana desde tiempos remotos. Se han hallado restos líticos que podrían datar del Paleolítico medio, aunque los vestigios más consistentes corresponden al Calcolítico (c. 3000 a.C.) en el Cerro del Rollo. Durante la Edad del Bronce, hubo asentamientos en el cerro de la Hijosa, y en la Edad del Hierro, en Valdepozuelo. En torno al siglo IV a.C., los carpetanos establecieron poblados organizados en clanes, como reflejan los hallazgos del cercano Cerro de San Juan del Viso. Se sugiere un origen celta del nombre Loeches, relacionado con términos vinculados al agua. Bajo dominio romano, la zona se integró en la red de calzadas y villas de la Carpetania, destacando la vía Galiana, que atravesaba el término. Se han encontrado vestigios romanos junto al arroyo Pantueña, posiblemente de una villa rural.
Los hechos más representativos de los Siglos XI y XII, comienzan con la conquista cristiana de la región tras la toma de Toledo por Alfonso VI en 1085. En 1088, Loeches pasó a dominio del arzobispo de Toledo, aunque la presión almorávide ocasionó nuevas incursiones islámicas. En 1118, bajo el reinado de Urraca I, se reconquistó definitivamente Alcalá y su alfoz. Loeches quedó englobado en esta estructura eclesiástica, en una época marcada por disputas territoriales entre Toledo y Segovia. En 1190, Alfonso VIII reconoció la pertenencia de Loeches a los castellanos, consolidando su posición en la mitra toledana.
En el Siglo XIII, la repoblación cristiana se consolidó tras la victoria en las Navas de Tolosa (1212). En 1223, el arzobispo Jiménez de Rada otorgó fuero a las aldeas del alfoz de Alcalá, entre ellas Loeches, integrándolas en el señorío eclesiástico de Toledo. El primer núcleo urbano se formó en torno a la iglesia, donde aún se conserva una lápida de 1295 que pudo pertenecer a un Vía Crucis medieval. Loeches encabezaba el “Cuarto de Loeches” o “de Arganda”, una subdivisión administrativa con otras aldeas cercanas.
Del Siglo XIV, aunque hay menos información específica, se sabe que Loeches seguía integrado en la Comunidad de Villa y Tierra de Alcalá. El señorío arzobispal seguía vigente, y se mencionan privilegios antiguos concedidos por reyes anteriores, como el derecho a pasto y leña en los reinos, aunque su autenticidad es dudosa. El núcleo urbano fue creciendo en torno a la iglesia y el sistema administrativo eclesiástico consolidó su control.
A finales del siglo XV, el Cardenal Cisneros reorganizó la administración de las aldeas de Alcalá, ratificando los fueros. Loeches seguía formando parte del Cuarto de Loeches, con una población modesta pero estable. Se mantenían los vínculos con la mitra toledana, y la villa presentaba características de una comunidad agrícola con algunas influencias mudéjares en su arquitectura.
Durante el Siglo XVI, Loeches se emancipó parcialmente de Alcalá. En 1555, el emperador Carlos I confirmó su estatus de villa independiente, separada de la jurisdicción complutense. En 1576, las Relaciones de Felipe II describen un pueblo antiguo, con unos 300 vecinos, una iglesia parroquial renacentista y un hospital de origen incierto. Se menciona un privilegio del siglo XIV, el aumento de población y una economía basada en vino, miel, cera y velas. En 1583, tras la venta del señorío por Felipe II, Loeches pasó a manos de don Íñigo de Cárdenas y su esposa, quienes fundaron el convento de las Carmelitas Descalzas.
En el Siglo XVII, tras la muerte de los Cárdenas en 1633, el señorío pasó a las Comendadoras de Santiago, que lo vendieron al Conde-Duque de Olivares por 17.200 ducados. Este lo eligió como lugar de retiro y construyó el gran Monasterio de la Inmaculada Concepción, donde proyectó su panteón familiar. Se inició el canal de aguas desde Val de Ruines, inaugurado en 1637. Loeches fue escenario del auge del poder nobiliario y religioso, reflejado en sus edificios. A finales de siglo, el pueblo pasó a la Casa de Alba por enlace matrimonial, consolidando así su pertenencia a una de las casas nobiliarias más poderosas de España.
El siglo XVIII comenzó con crisis demográfica: de 300 vecinos en 1576 se pasó a solo 179 en 1712. A mediados de siglo, con los Borbones, hubo una leve recuperación. El Catastro de Ensenada documenta 190 vecinos, 14 nobles y 30 pobres de solemnidad. Se mantienen los conventos, aunque muchas casas estaban deterioradas o inhabitables. La villa seguía aquejada por la escasez de agua y la pobreza agrícola. Sin embargo, surgieron nuevas oportunidades gracias al comercio de esparto y a la industria de las aguas medicinales.
Durante el Siglo XIX, tras la invasión napoleónica, los franceses saquearon el monasterio. En 1812 Las Cortes de Cádiz abolieron los señoríos y Loeches dejó de pertenecer a la Casa de Alba. En 1833, con la reforma territorial de Javier de Burgos, pasó a la nueva provincia de Madrid. El diccionario de Madoz refleja una población empobrecida: 135 vecinos y 123 casas, dos cementerios y un molino aceitero. En 1851 se descubrieron aguas medicinales y se fundó el balneario de “La Margarita”, que fue muy frecuentado a finales de siglo. En 1886 llegó el ferrocarril del Tajuña, que impulsó la cerámica y la expansión urbana. A finales del siglo, Loeches experimentó un repunte demográfico y crecimiento industrial con nuevos edificios públicos de estilo neomudéjar.
En el Siglo XX durante la Guerra Civil, el pueblo fue cuartel republicano y sufrió saqueos y la destrucción parcial de los conventos. En la posguerra se reconstruyeron fuentes y se mejoraron infraestructuras. La segunda mitad del siglo XX marcó el inicio del desarrollismo: la población creció de 948 habitantes en 1960 a más de 2.000 en los 70. Se consolidó el modelo suburbano. El balneario de La Margarita cayó en ruinas, pero se mantuvo la fama de sus aguas. Loeches fue inmortalizado en 1964 por Fernán-Gómez en El extraño viaje. También se construyó el Colegio Monfort, exponente de arquitectura moderna, y se rehabilitó parte del patrimonio industrial.
Durante el siglo XXI, Loeches ha seguido creciendo, hasta alcanzar los 6.000 habitantes en 2005. El urbanismo ha avanzado con nuevas promociones residenciales que han cercado el núcleo tradicional. A pesar de los esfuerzos normativos de conservación, parte del patrimonio histórico ha desaparecido. Las aguas medicinales y los vestigios industriales siguen siendo símbolos del pasado, mientras el casco antiguo se adapta lentamente a las exigencias del presente.
La ruta de la pequeña visita al pueblo que propongo, seguramente no será la más idónea para hacer, pero es la realizada por mi y particularmente me dejo satisfecho.
Comienzo como siempre en la plaza mayor, que en esta ocasión se denomina Plaza de la Villa, teniendo la fortuna de poder dejar el coche allí mismo. En la mencionada plaza, aparte del moderno edificio que alberga al Ayuntamiento, nos encontraremos en una de las esquinas con la llamada Casa de los Luca de Tena o "Casa del ABC" por ser esta familia los fundadores del conocido diario. Construída durante los primeros años del siglo XX se corresponde con el conocido estilo moderno, dando un toque especial al entorno que la rodea con Casas de marcado estilo manchego y con las construcciones de chalets y apartamentos que recientemente se han ido levantando.
Desde aquí y continuando por la pequeña calle existente a la izquierda del Ayuntamiento, nos encontraremos en la pequeña plaza de Juan XXIII donde esta ubicada laIglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Construcción de estilo renacentista del siglo XVI a la cual se accede por tres puertas de diferentes estilos, una Gótica, otra Plateresca y la última de estilo Toscano, esta última atribuida a Churriguera.
Antiguamente un Chapitel con aguja de estilo renacentista, albergaba en su interior una cúpula y bóvedas que desgraciadamente fueron reformadas, desapareciendo la mencionada cúpula y los artesonados de madera labrada que cubrían las bóvedas.
La majestuosa torre es de sillería con una altura de 33 metros y dos cuerpos en el que el último alberga cuatro vanos para las campanas.
El interior consta de tres naves separadas por columnas platerescas que soportan arcos con florones en el intradós. En la nave central se encuentra el pequeño pero bello Altar Mayor y a su izquierda la imagen de la Patrona. Desgraciadamente para mí y debido a las prisas, no pude ver la obra maestra que alberga la iglesia. Se trata de la representación de un calvario en piedra que ha sido datado a finales del siglo XIII.
Durante la guerra de sucesión en 1730, la iglesia sirvió como cuartel al bando de los Borbones, alojándose en la misma cuatro compañías de caballería. Igualmente la iglesia sufrió serios desperfectos durante las guerra de la Independencia y la guerra Civil.
Después de esta visita, continuaremos por la calle Manuel Rosales para situarnos en la Plaza de la Duquesa de Alba donde nos encontraremos con el Convento de las Carmelitas y el Convento Chico o Convento de San Ignacio Mártir. Fundado por la familia Cárdenas en el siglo XVII, perteneció a la misma hasta que por falta de descendencia pasó a la congregación religiosa.
No pude acceder a su interior, pese a que en la puerta existe un cartel con el horario de visitas, cuando llamé al timbre me contestaron que el mencionado horario solo era para visitar a las monjas de la congregación. Según he podido averiguar, en el mismo se encuentra una iglesia de estilo barroco con una nave principal cubierta por una bóveda de cañón. En la misma se pueden ver cuadros del Cristo de Burgos y de la Virgen del Carmen cobijando a unos frailes y monjas carmelitanos del siglo XVIII al igual que un retablo del siglo XVI.
Entre otros objetos de culto, se conservan unas cartas autógrafas de Santa Teresa de Jesús y una mesa del siglo XVI procedente de Malagón donde la mencionada Santa solía comer.
La portada de entrada posee un frontón de forma curvada partido con bolas y que alberga el escudo carmelitano.
De su exterior cabe destacar una hermosa espadaña de ladrillo con dos niveles, donde el inferior tiene dos vanos y el superior uno, conteniendo todos sendas campanas.
Monasterio de la Inmaculada, Panteón de los Duques de Alba, Convento de las Dominicas o Convento Grande. Fundado por el Conde Duque de Olivares, a la sazón válido de Felipe IV en 1640, pudiera tratarse de una obra del arquitecto Alonso Carbonell.
Cuenta la tradición que fue levantado por el Conde Duque como represalia a las vecinas monjas Carmelitanas por no querer darle cobijo argumentando que eran de clausura. Fue entonces cuando el mencionado Conde Duque las dijo que levantaría un convento que empequeñecería el suyo.
La fachada principal se encuentra construida de granito, mientras que la lateral es de piedra caliza y mampostería. En su lado izquierdo cabe destacar el pasillo cubierto a modo de claustro.
Según se entra por la puerta principal a la izquierda de la Iglesia con una magnífica bóveda, se encuentra el Panteón de los Duques de Alba construido a modo de el Panteón de Reyes de San Lorenzo del Escorial pero de menores dimensiones. Ordenado construir y costeado en 1904 por Dª Rosario Falcó entonces Duquesa de Alba, destacando el mausoleo de mármol blanco realizado por J.B. Clessinger en honor de la Condesa de Montijo, Dª Francisca de Sales y Portocarrero, hermana de la Emperatriz de Francia Eugenia de Montijo y esposa del XV Duque de Alba.
Junto a esta construcción, se realizó un palacio para el Conde Duque de Olivares que con el Monasterio Chico formaban una gran plaza. Se trataba de una construcción de una sola planta de la que sobresalían según Gregorio Marañón en su biografía sobre el mencionado Conde Duque, los zócalos que decoraban todas las habitaciones provenían de la conocida cerámica de Talavera. En la actualidad en el solar que ocupaba el Palacio del que se conserva únicamente la Portada de estilo barroco de la entrada, esta ubicado el colegio público Duque de Alba.
Continuando bajando por la calle lateral izquierda del monasterio, llegaremos al bonito Parque del Dos de Mayo, sitio realmente delicioso para pasear a pesar de las torres de alta tensión existentes y magnífico lugar para obtener una majestuosa vista del monasterio en su parte trasera.
De vuelta a la visita de los dos conventos bajando por la calle Duque de Alba y haciendo esquina con la Avda. de La Constitución, nos encontraremos con una construcción atípica de la zona, la conocida como Casa de los Sanz. Levantada en el 1929 en piedra, me trae al recuerdo las antiguas viviendas de la zona de la Sierra madrileña y las existentes en el norte de España.
Continuamos hacia nuestro punto de partida, es decir la Plaza de la Villa para hacer nuestra última visita bajando por la calle La Chorrera y llegar a la Ermita de la Soledad, situada en un lateral de la carretera que conduce a Alcalá de Henares. Conocida también como Ermita de la Virgen de las Angustias, a la sazón Patrona de la Villa, es una construcción del siglo XVI y en su interior alberga la imagen de la mencionada Virgen que es sacada en procesión durante las fiestas patronales y que regresa a la misma durante el resto del año.
Semana Santa. Tradicionales procesiones de las distintas hermandades, y fiesta del hornazo el Domingo de Resurrección.
Día del Cristo. 1 de mayo.
Mercadillo Medieval. Último fin de semana de abril.
Virgen del Carmen. 16 de julio.
Fiestas Patronales. 5 al 9 de septiembre. Chupinazo, conciertos, encierros en el fin de semana, concurso de recortadores, bailes populares en la Plaza de la Villa, fuegos artificiales y actos religiosos.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento,COAM, ChatGPT y Paneles explicativos