Quinto día y decidimos con nosotros mismos recorrer los 135 kilÓmetros que nos separan de localidad más bonita que hemos encontrado en este viaje y que no es otra que Dinan.
Aunque en este lugar existió un núcleo de población anterior, la historia de la misma empieza en el siglo XI cuando en un tapiz de Bayeux, aparece como una fortificación asediada por Guillermo el Conquistador.
Situada sobre una colina dominando el curso del Río Rance navegable hasta su desembocadura en Saint-Malo, estaba delimitada entre las parroquias de Saint-Malo y Saint-Sauveur en la parte alta de la ciudad. Sin embargo toda su prosperidad viene a partir del puerto fluvial, hoy convertido en puerto deportivo.
Después de dejar el coche en un parking a la entrada de la ciudad muy cerca de la Place Duclos nos dirigimos hacia la Grand Rue y lo primero que vimos fue la Iglesia de Saint-Malo. Empezada a construir en mayo de 1490 por lo que su estilo de es gótico tardío, terminó en estilo renacentista, toda vez que las obras por unas causas u otras se prolongaron hasta el siglo XIX. Posee tres naves teniendo planta en forma de cruz latina. La nave central, el coro y el crucero son del los siglos XV y XVI, mientras que los pasillos laterales son neogóticos y datan del siglo XIX.
Sin lugar a duda lo más sobresaliente de este templo son sus Vidrieras de principios del siglo XX y reflejan aparte de escenas bíblicas, la vida cotidiana de los diferentes barrios de la ciudad.
Dejando atrás esta iglesia y sigiendo por la Grand Rue llegamos a la Plaza de Les Cordeliers donde nos encontramos con el Antiguo Convento de los Franciscanos fundando en 1241 siendo el más antiguo de la ciudad, con patio de honor del siglo XV y Claustro Gótico. Cerrado en 1791, fue comprado en 1807 por Abbot Berthier. En la actualidad es sede del Lycée Collège Les Cordeliers, un colegio de secundaria.
Nos despedimos de la Place les Cordeliers y nos acercamos a tan solo unos metros a otra de las plazas más bonitas de esta ciudad llamada Place des Merciers y sus pequeñas calles adyacentes llenas de la típicas casas bretonas de entramado de madera construidas entre los Siglos XV y XVIII. Una de las casas más características de esta plaza es la situada en el número 3 de la misma, llamada La Mère Pourcel del siglo XV con fachada de madera.
Salimos de la Place des Merciers por la Rue de l'Apport para a los pocos metros desviarnos a la derecha por la Rue de l'Horl2ge y vislumbrar la Tour de l'Horloge construida a finales del siglo XV con una altura de 45 metros, con reloj de 1498 y una campana entre las cinco que tiene donada por la Duquesa Anne de Bretaña datada en 1507 aunque se fundió nuevamente en 1905 con un peso de 2.355 kilogramos. Se puede acceder al mirador mediante una escalera de caracol.
Desde la Tour de l'Horologe seguimos la calle del mismo nombre hasta tomar a la izquierda la Ruelle Saint Souveaur y salir a la plaza del mismo nombre.
Nos dimos cuenta que entre unas cosas y otras, que nos habíamos plantado cerca de las 13,30h y era cuestión de buscar algún lugar para comer. La oferta de restaurantes por la plaza y calles adyacentes era sino muy cuantiosa si aceptable. Después de recorrer varias y ver las cartas nos decidimos por uno, que como es mi costumbre no voy a indicar cual fue, solo decir que buenas ensaladas y patatas rellenas fue nuestro menú.
Una vez terminado de comer nos dirigimos a la Basílica de San Salvador o Saint-Sauveaur situada a escasos metros del restaurante.
Ordenada construir a principios del siglo XII por Rivallon Le Roux después de que este volviese de las cruzadas. Bastante reformada y ampliada en los siglos XV y XVI, solo queda del románico primitivo la Parte inferior de la fachada y la Parte derecha de la nave así como una Pila Bautismal del siglo XII, constituyendo uno de los pocos vestigios del románico en Bretaña.
De la parte gótica son la Parte izquierda de la nave, el Coro, el Transepto, Parte superior de la fachada y Resto del exterior.
Nos hubiese gustado estar un poco más de tiempo en el interior de este templo, sin embargo nos indicaron muy amablemente que nos teníamos que marchar porque se iba a celebrar un Funeral córpore insepulto.
Justo detrás de la basílica se encuentran los bonitos Les Jardins Anglais de 1852. Desde este lugar se obtienen las mejores vistas del Río Rance, del Puerto deportivo, el Puente Viejo del siglo XVII con sus arcos reconstruidos después de la segunda guera mundial y el Acueducto construido en 1852.
Terminamos de dar una pequeña vuelta por los jardines, y dirigimos nuestros pasos a la que iba a ser la última visita a esta ciudad, su Castillo.
Cuando empleo aquí la palabra castillo, no es exactamente como se entendería como tal ya que consta de un torreón y una torre unidos por un trozo de muralla y una puerta de entrada a la ciudad.
El Torreón conocido como Donjon de la Duchesse Anne, fue ordenado construir por el Duque de Bretaña Juan IV en 1382 y finalizado en 1393 con forma elíptica, como fortaleza militar y a su vez residencia formando parte de las murallas pero separado por un foso. En 1906 es comprado por la ciudad y acondicionado como museo local, con salas como la Capilla, donde los vasallos venían a jurar fidelidad al Duque. En esta misma planta podemos ver alegoría de la Santísima Trinidad en madera policromada de finales del siglo XVI en la que se representa a Dios Padre con una tiara y con su hijo descolagado de la cruz en sus rodillas. Este grupo incluía a una paloma como símbolo del Espíritu Santo que por desgracia ha desaparecido. Igualmente podemos ver entre otras tallas un Retablo de finales del siglo XVI representando la historia de la leyenda de San Cosme y San Damian y en el centro una talla de Santa Bárbara.
Siguiendo la visita se pueden contemplar diversas Salas hasta subir a la parte superior desde donde se tienen unas extraordinarias Vistas de parte de la ciudad y parte de los 2.800 metros de Murallas que se conservan.
Terminada la visita al torreón hubiésemos querido acercarnos a la Tour Coëtquen por el paseo superior de la muralla pero nos lo encontramos cerrado por reformas. Esta Torre fue construida como defensa y para albergar la artillería en el siglo XV.
Una vez situados a nivel de calle igualmente podemos observar entre el Torreón y la Tour Coëtquen la puerta llamada Guichet de mediados del siglo xIII, siendo una de las cuatro puertas de entrada a la ciudad.
Una vez concluida esta visita nos dirigimos al parking para coger el coche y volver a nuestro destino en Perros-Guirec después de un día bastante intenso. Soy consciente de que nos hemos dejado por ver algunas cosas bastante interesantes de esta ciudad, pero el tiempo puede con todo.
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