Había llegado el final de este viaje a los departamentos de Dordoña y Lot y realmente se nos habÍa hecho muy corto, nos hubiesen faltado unos 15 Ó 20 dÍas más para conocer bastantes lugares que merecerían la pena, pero el tiempo no perdona.
Aunque la noche anterior a pesar del cansancio habíamos recogido bastantes cosas, aun nos quedaba algo para esta mañana que por cierto tenía una climatología espléndida. Nos separaban de casa 1058 kilómetros pero teníamos dos días para hacerlo, por lo que pusimos rumbo a Albi donde pararíamos unas horas para ver lo más imprescindible y después retornaríamos el camino.
El recorrido de 180 kilómetros que nos separaban de Albi no nos llevó más de dos horas y media. A la entrada de esta ciudad paramos para indicar al GPS que nos llevase algún parking cercano al centro, cosa que hizo a la perfección.
Llegada sobre las 11,30h y para nuestra sorpresa a nuestra salida del parking nos encontramos con una construcción que nos trajo al recuerdo el Mercado de San Miguel de Madrid.
Edificado en 1902 por el arquitecto Thierry Bourdois y el diseñador de estructuras metálicas André Michelin a imagen y semejanza del mercado Las Halles de Paris, siendo inaugurado en 1905 el Mercado cubierto de Albi.
En el año 2004 se empezó una gran restauración con la elevación de la sala principal, y la creación de una inferior en las cuales se pueden encontrar productos de alimentación. Al mismo tiempo se construyó un parking con 255 plazas de pago con ascensor. Está abierto de martes a domingo de 7h a 14h cerrando los lunes. En nuestro caso nos dimos un par de vueltas por ambas plantas por mera curiosidad sin adquirir nada pero con la conclusión de que la visita mereció la pena.
No tardamos mas de cinco minutos en recorrer los 150 metros que separan el Mercado Cubierto de la Place Sainte-Cecilia y por su puesto de la Catedral fortaleza del mismo nombre en estilo gótico oriental, construida entre 1282 y 1480 siguiendo los planos del arquitecto Pons Descoyl de una sola nave y capillas laterales. Según vestigios de arcos tapiados a espaldas de esta, se pudo construir sobre otra iglesia ya existente.
Nos encontramos ante la Catedral de ladrillo más grande del mundo con unas dimensiones de 113 metros de largo por 35 metros de ancho y un Campanario construido en 1492 con una altura de 78 metros terminado en forma octogonal con gárgolas.
Rompiendo la fachada meridional de ladrilo, nos encontramos con algo que no te deja indiferente como es un Baldaquino a modo de vestíbulo cubierto que precede al Pórtico de entrada construido en 1392 con puerta de madera y frontón de piedra calado.
El Baldaquino se construye entre 1515 y 1540 en Gótico flamígero con unas Arcadas de 6 metros de ancho por 12,80 metros de alto y una Bóveda realmente espectacular.
Cuando traspasamos la puerta citada parece que nos hemos introducido en un mundo diferente. Lo austero del exterior con la excepción del Baldaquino mencionado, contrasta con los 18.500 m² de pinturas y murales que nos aguardan en el interior haciéndola igualmente la Catedral más grande del mundo pintada.
Al entrar y mirar hacia tu izquierda podrás ver el magnífico órgano marca Mourachel del siglo XVIII regalo de Obispo Armand Pierre de la Croix.
Debajo del mismo se encuentra la más famosa pintura de esta catedral como es el Juicio final de finales del siglo XV de autor o autores desconocidos que en un principio ocupó 300 m² y que actualmente ha quedado reducido a 200 m² por la apertura en el siglo XVIII en el centro de la pared de una puerta que daba acceso a una capilla de la torre. Se supone que en este lugar estaría representado Cristo Juez.
Sobre nuestras cabezas los Frescos que se consideran los más grandes y antiguos de Francia pintados entre 1509 y 1512 con unas dimensiones de 97 metros de largo y 28 de ancho. A ambos laterales de la única nave veremos diversas Capillas igualmente adornadas con frescos y una con la Talla yaciente de santa Cecilia.
A la derecha de la entrada nos sorprenderemos con un Jubé magníficamente conservado que data de principios del siglo XVI. Originalmente era la tribuna donde el oficiante leía los textos sagrados comenzando "Jubé Domine Benedicere" traducido "Dígnate Señor bendecir". La repetición de esta frase hizo que ese lugar tomase el nombre de la primera palabra.
Se encuentra tallado en piedra calcárea tierna que con el paso de los tiempos se ha ido endureciendo. En un principio en las hornacinas que contiene se acogían 75 estatuas que lamentablemente fueron destruidas durante la revolución. Consta de tres puertas siendo las laterales las que dan acceso al Deambulatorio con 33 estatuas, siendo la puerta central la que lleva directamente al espacio del Coro construido entre 1477 y 1484, en el mismo se conservan 150 estatuas de las 280 que existían.
Detrás del coro se puede ver al Altar de los monjes y la impresionante cúpula del ábside.
A escasos metros de la Catedral nos encontraremos con la Plaza de la Trebaille donde antiguamente se encontraba una puerta de la muralla de los canónigos, derribada en el siglo XIX y de la cual solo se conserva la Pared que bordea esta plaza por el este.
Al fondo tres arcos de herradura son el único vestigio de una catedral románica que se levantaba entre la Catedral y el Palacio Episcopal. Desde el fondo de la mencionada plaza se tienen unas bonitas vistas de la ribera del río Tarn, y bajando por unas escaleras existentes se pude llegar hasta los Jardines del Palacio.
Casi adyacente a la Catedral, se encuentra el Palacio de la Berbie, antigua fortaleza construida en ladrillo en el siglo XIII. Fue durante bastante tiempo la residencia episcopal.
En el mismo se ubicó en un principio el Museo de Albi y posteriormente el actual Museo de Henri de Toulouse-Lautrec inaugurado en el año 2012 después de 12 años de remodelación.
En el interior del museo esta absolutamente prohibido hacer fotografías o videos. Cada pocos metros se encuentra un vigilante para disuadir a las personas que lo intentan. De todas las maneras particularmente entramos por ver su famosos cuadros de salones parisinos que frecuentaba que para nuestra desilusión tenían expuestos pocos.
A escasos 50 metros de la Catedral y del Palacio, nos encontramos con la Colegiata de Saint-Salvi construida en el siglo X en honor al primer obispo de la ciudad en el siglo VI. Remodelada y ampliada en el siglo XIII en estilo gótico y como material el ladrillo rojo.
Un ejemplo de la conjunción de ambos estilos la tenemos en el Campanario o Torre vigia donde se observa la primera etapa en piedra con estilo románico y la segunda en ladrillo y en estilo gótico. Para nuestra desgracia estaba en restauración por lo que no pudimos acceder a su interior ni a lo por lo que nos dijeron más importante como es el Claustro. Otra vez será.
Después del intento de visita fallido a la Colegiata de Saint-Salvi y viendo la hora que era, decidimos dar por finalizada esta pequeñísima visita a Albi no sin antes procurar ver el Viejo Puente desde el otro lado, es decir el opuesto a la Catedral y Palacio.
Construido alrededor de 1040 con una longitud de 151 metros de largo y ocho arcos sobre el río Tarn en principio de piedra y luego recubierto de ladrillo, con dos puentes levadizos y una torre central fortificada con capilla, tenía la peculiaridad de era de peaje aunque solo pagaban las mercancías pasadas por el mismo. Posteriormente ya en el siglo XV alguna casa fueron edificadas en los pilares para ser destruidas en la riada de 1760. En el año 1820 su calzada fue enderezada y ensanchada para permitir el paso de carruajes. En la actualidad es uno de los puentes franceses más antiguos transitados por vehículos.
Después de hacer dos o tres fotografías otra vez al coche para dirigirnos ya de vuelta a Madrid, de donde nos separaban 880 kilómetros llegando cerca de las cinco de la madrugada, cansados pero satisfechos de un viaje realmente fructífero.