Salimos del camping pasadas las doce del mediodía y apenas tardamos una hora en llegar a Beauvais, justo a tiempo para dirigirnos a un restaurante a las afueras de la ciudad a unos tres kilómetros que habíamos visto y pasado de largo. Se trataba del Restaurante Leon de Bruxelles que pertenece a una cadena del mismo nombre que dispone de locales distribuidos por casi todas las zonas de Francia siendo su especialidad nuestra preferida como son los mejillones.
Aunque habíamos salido con un cielo bastante cambiante que tan pronto hacia sol como que aparecían algunas nubes amenazantes, no pensábamos que la lluvia fuera a hacer su aparición en ese día. No habíamos empezado a comer, cuando de repente fue como si se hiciera de noche, una gran y aparatosa tormenta hizo su aparición cayendo tanta lluvia que aquello parecía el diluvio universal. Este imprevisto nos tuvo retenidos dentro del restaurante más de dos horas con la consiguiente pérdida de tiempo y de luz para poder visitar tranquilamente la ciudad.
Por fin escampó y nos dirigimos con el coche al centro de la ciudad, mas bien nos llevó el GPS. No tuvimos problema alguno en aparcar en la Plaza de Jeanne Hachette donde se encuentra la estatua del mismo nombre y el Ayuntamiento.
Jeanne Hachette cuyo nombre original era Jeanne Laisné, nació en 1456 y se asimiló a Juana de Arco como heroina, siendo la responsable de impedir la captura de Beauvais por las tropas de Carlos el Temerario a la sazón duque de Borgoña. Su estatua de bronce es obra de Gabriel-Vital Dubray.
Dejamos el coche y continuamos nuestra visita a pie, dirigiéndonos como prioridad a ver la Catedral de San Pedro. Por el camino tuvimos la oportunidad de ver los vestigios de las Murallas galo-romanas del siglo IV así como los restos conservados de la Colegiata de San Bartolomé construida entre los siglos XI-XVIII y destruída durante la segunda guerra mundial.
Unos metros más adelante nos encontramos con el antiguo Edificio del Arzobispado que en la actualidad hace funciones de Palacio de Justicia con sus dos llamativas torres, que fueron construidas por el obispo de la ciudad Simón de Nesle en 1306 con el fin de proteger el palacio de las revueltas ocasionadas por los altos impuestos señoriales.
Estas revueltas llevaron a su invasión por parte de pueblo obligando a Simón a huir pidiendo la protección de rey. Este último y como consecuencia de estos actos, impuso a la comuna de Beauvais a pagar una multa de cuantía muy importante y cuya recaudación se empleo para construir estas dos torres. Ya en el siglo XVII uno de sus sucesores por precaución a otra revolución y a la toma del palacio, construyó una galería que unía al mismo con el claustro de la catedral. Dicha galería fue destruida durante la revolución de 1789.
La Catedral inacabada de San Pedro. Esta catedral se empezó a construir en el año 1225 sobre una una iglesia carolingia destruida por un incendio ese mismo año. Lo de inacabada viene dado porque solo tiene construido el Coro, el Crucero y el Ábside, faltando dos de los elementos clásicos en una catedral de estilo gótico, como son la Nave y el Campanario.
En un principio el encargo que se les hizo a los arquitectos por el Obispo Milón de Nantueil, era que se construyese la catedral más alta y grande el mundo. Con esta teoría comenzó su construcción por el ábside. Sin embargo debido a las constantes amenazas de derrumbamiento se quedó la obra parada en el crucero. Tras varios intentos por continuar e intentar solventar los problemas técnicos se tuvo que parar en este punto, quedando el Coro como el más alto de las catedrales góticas con sus 48 metros de altura. En el exterior se llega a los 67 metros, existiendo hasta 1573 que se derrumbo, una flecha que se elevaba hasta los 151 metros.
Se pueden observar una especie de alambres gruesos que unen los contrafuertes para dar mayor estabilidad a la construcción. Estos se quitaron en 1960 porque en aquel entonces se consideraron innecesarios. Sin embargo al quitarlos se observó como el viento hacía oscilar bastante la construcción. Los alambres que un principio eran de hierro fueron sustituidos por otros de acero, que al tener mayor rigidez que el hierro, han provocado una menor elasticidad a la construcción, provocando la aparición de grietas en las paredes.
Ya en el interior lo que te deja sorprendido es la impresionante altura de la bóveda del coro con sus cincuenta metros sobre el suelo siendo dentro de las catedrales la de mayor altura. Debido a esto pudimos observar en el transepto diversas vigas de madera a diferentes alturas soportadas por estructuras metálicas para tratar de sujetas las paredes del mismo.
Aparte de diversas capillas en el ábside, lo que más llama la atención es el Reloj Astronómico. Construido entre los años 1865-1868 por Auguste-Lucien Vérité, tiene 90.000 piezas de latón y acero, 52 esferas esmaltadas y 8 autómatas. De estilo románico-bizantino, se encuentra colocado en un mueble de 12 metros de altura, 2,82 metros de profundidad y 5,12 metros de ancho. Las esferas colocadas en los laterales, dan las medidas del tiempo universal así como el ciclo solar, la hora sideral, la ecuación solar etc. Lamentablemente no vimos los autómatas en acción de la parte superior cuando el reloj marca las horas.
Muy cerca de este reloj astronómico y situado también en la pared norte, podemos observar un magnífico reloj medieval situado sobre una pequeña columna a título de púlpito que da acceso mediante unas escalera a su mecanismo. Al parecer posee el carillón de este tipo más antiguo de Francia.
Dejamos la Catedral y nos dirigimos a poco más de 500 metros a la Iglesia de Saint-Etienne. Esta construcción tiene la particularidad de tener dos estilos arquitectónicos, uno de estilo románico de los siglos XII y XIII y el coro gótico flamígero del siglo XVI. Su exterior puede que al visitante no le llame mucho la atención pues se consideraría como una iglesia más pero de grandes proporciones, sin embargo su interior es digno de visitar.
Las vidrieras están consideradas como un museo de pintura sobre vidrio, todas ellas del siglo XVI hechas por los maestros de la época como son las Dinastia Prince, de los cuales el más conocido fue Engrand Prince que ha sido considerado el mejor artista del vidrio de todos los tiempos, llegándole a comparar con Rafael y Leonardo da Vinci. Pero la fortuna que en otras ocasiones nos ha acompañado en las visitas a los templos, en esta ocasión nos faltó pues se estaba oficiando la misa, y aunque no soy creyente respeto escrupulosamente las creencias de los demás, por lo que fue una visita express ya que no quería molestar en absoluto. Pocas fotos y sin flash fue lo que nos quedó de este lugar. Apenas unas de la nave y otras de varias tallas que me llamaron la atención como:
El grupo escultórico La Piedad del siglo XVI y autor anónimo.
Estatua de madera de Sainte Wilgeforte crucificado igualmente del siglo XVI.
Retablo de Santa Marta de madera policromada del siglo XVI atribuida a Jean Lepot.
Debido a las prisas, nos dejamos atrás sin ver la vidriera más famosa de este templo hecha por Engrand Prince titulada el "Arbol de Jesse" una de las obras maestras más grande de todos los tiempos.
Iba cayendo la tarde y con esta visita dijimos un hasta siempre BEAUVAIS. Quizás algún día volvamos.