Nos levantamos mas o menos temprano y con los cuerpos hechos migas despues de no haber podido dormir casi nada debido a la gran tormenta nocturna y a los mosquitos que nos brearon. Recogida de equipaje y emprender camino hacia el parking donde el día anterior habíamos dejado el coche con el fin de dejar la maleta. Como aun nos quedaban varias horas para agotar el precio que nos iban a cobrar por el día completo, decidimos coger los paraguas y darnos una pequeña vuelta por la parte de Brujas que nos quedaba por conocer, más que nada por la parte trasera de la iglesia de Nuestra Señora.
Como el día anterior caminamos por Katelijnestraat hasta llegar donde se encuentra el Museo del Diamante (que continuaba cerrado) y girar a la derecha, realmente sin saber muy bien donde iriamos a parar pero teniendo siempre como referencia la Torre de la iglesia mencionada la cual divisábamos continuamente.
Casi sin darnos cuenta nos encontramos con uno de los lugares mas fotografiados de la ciudad, el Puente de SAN BONIFACIO situado en la parte trasera de la mencionada iglesia. Sacar de este lugar una fotografía sin alguna persona fue misión imposible, por lo que opte hacerlo al Canal desde la parte superior del referido puente, que al atravesarlo te encuentras en mi opinión con la parte exterior más bonita de la Iglesia de Nuestra Señora.
Unos metros mas adelante nos encontramos con una pequeña pero preciosa plaza con un conjunto de tres o cuatro casas adosadas de las más antiguas de la ciudad, sin lugar a dudas un lugar bastante recomendable si se visita Brujas.
Continuamos nuestros pasos por la calle que transcurre paralela al canal hasta llegar a otro de los puentes mas famosos de la ciudad llamado Puente Nepomucenus donde se encuentra la Escultura de este santo, por cierto me recordaba profundamente a otra del mismo que vimos en Český Krumlov (República Checa). Igualmente en este lugar se encuentra uno de los más importantes embarcaderos de donde salen las barcazas que dan el paseo por los canales.
Atravesando este puente nos dirigimos por Wollestraat y en la esquina con Kartuizerinnenstraat y observando las casas que nos rodeaban, vimos una curiosa estatua de la Virgen, continuando por la citada calle en dirección a Grote Mark, nos encontramos por el camino con un callejón The beer wall que alberga una cervecería ubicándose en el pasillo de la entrada entre cristaleras la mayor colección de botellas de cerveza jamás vista por nosotros, ¡impresionante!.
Abandonando ya este rincón llegamos de nuevo a Grote Markt con el objetivo de subir a lo alto del Belfort, la torre más conocida de Brujas cono he comentado en otro capítulo. Nos adentramos en el edificio por la puerta principal que desemboca en un patio que albergaba un antiguo mercado de lanas y paños, donde se encuentra la taquilla que previo pago de 5 euros te permite subir hasta lo alto después de 366 escalones. Para nuestro pesar, nos encontramos con una gran afluencia de personas que esperaban hacerlo. Teniendo en cuenta que hay que esperar hasta que los que han subido antes bajen y esto se hace en turnos de 70 personas, empezamos a calcular que la espera podría alargarse cerca de tres o cuatro horas y añadiendo que empezaba a llover, decidimos abandonar el objetivo, irnos al parking pero esta vez con paraguas, coger el coche y partir hacia Wassennar (Holanda) donde nos espera el Camping Duinrell y la Mobile-home que nos acogería duante siete días.
La lluvia nos acompañó todo el camino hasta muy cerca de La Haya donde por fin dejó de llover pero el cielo continuaba bastante oscuro y amenazante, llegando al final al camping en Duinrell un barrio de Wasennar dentro de un parque de atracciones. Registro en la recepción y adjudicación de la correspondiente Mobile-Home. Bajada del equipaje y primer vistazo a la misma que constaba de tres dormitorios, salón y cuarto de baño con una ducha por cierto bastante cómoda.
No pasó mucho tiempo hasta que de nuevo lloviese, cosa que continuo toda la noche. Menos mal que como siempre ibamos provistos de viveres traidos desde Madrid incluido pan tostado por lo que no fue inconveniente no poder salir. El día siguiente amanecio igual, la lluvia no daba tregua. Paraguas en ristre nos decidimos a salir en busca del supermercado para adquirir pan del día, quesos y algun embutido que otro aparte de bebida.
Vuelta a la mobile-home para pasar allí metidos todo el dia, unas veces leyedo y otras viendo alguna película en el ordenador que Rodrigo se trajo de Madrid. Después de cenar a la cama en espera de que al día siguiente nos diese un respiro la climatología. Por supuesto que la cámara de fotografías no hizo su aparición en todo el día desde la salida de Brujas.