Por fin amaneció un día completamente despejado ¡no nos lo podíamos creer!. Habiamos leido en una guia de Holanda sobre la existencia de la pequeña localidad de Kinderdijk que albergaba una coleción de 19 molinos de viento del siglo 18, declarados por la UNESCO monumento internacional en 1997.
Después de desayunar y como he dicho antes aprovechando la buena climatología del día, cogimos el coche pusimos el GPS y partimos hacia esa localidad. La distancia era corta, apenas 60 kilómetros pero con el inconveniente de tener que pasar de nuevo por la circunvalación de Amsterdam que no sabiamos como nos la ibamos a encontrar, sin embargo nos llevamos una grata sorpresa cuando nos percatamos de la fluida circulación existente en este punto, por lo que apenas tardamos tres cuartos de hora.
La llegada hasta los molinos nos costó un poco de tiempo ya que la calle por donde nos enviaba el GPS estaba cortada por obras y se desorientó un poco hasta que lo apagamos y decidimos seguir a un coche con matrícula española que al parecer el conductor del mismo sabia como dirigirse al lugar.
A la entrada del recinto existe un pequeño parking donde poder dejar el coche previo pago de 5 euros durante todo el tiempo que desees. En este lugar fue cuando el coche que nos guio viendo que costaba se dio la media vuelta y se fue. Una pena porque nos hubiera gustado hablar un poco con ellos.
Realmente cuando se sale de España para visitar otros paises, se debe de ser precavido y afrontar que el pagar por cualquier servicio es una norma elemental.
Como he dicho al principio, en el recinto existen 19 molinos unos frente a otros separados por un canal, por lo que si quieres ver de cerca todos tienes que pagar una pequeña excursión fluvial donde se ven primero los de el margen izquierdo y luego los del derecho que fueron los que vimos nosotros durante el paseo de dos kilómetros hasta llegar al último. Igualmente en la recepción existe la posibilidad de alquilar una bicicleta para este recorrido.
Una cómoda caminata de cuatro kilómetros ida y vuelta que te transporta al pasado ademas de apreciar el ingenio de los holandeses para achicar el agua del mar con estas construcciones. Estos fueron construidos entre 1735 y 1740 y entre los diecinueve existe uno montado como Museo que se puede visitar previo pago, cosa que nosotros nos hicimos porque no nos llamó la atención.
Terminada esta visita que consideraría imprescindible si se va a los Paises Bajos, optamos por dirigirnos a GOUDA.