Día 11 de julio y último en Holanda ya que al siguiente partiríamos hacia Bruselas. La noche anterior después de ver varias opciones para visitar decidimos hacerlo a ZAANSE SCHANS y posteriormente a EDAM, seguramente dos de los lugares más bonitos del país. La distancia desde el camping hasta el primero era de apenas 62 kilómetros por lo que en una hora llegaríamos.
Aquella mañana se presentaba con claros y nubes que no presagiaban lluvia, luego de una ducha y desayunar nos pusimos en camino, llegando a Zaanse Schans alrededor del mediodía después de dejar a un lado Amsterdam.
Dejamos el coche en un parking de pago existente (8 euros por el tiempo que estuvieses), nos dirigimos al recinto cerrado donde se encuentran los molinos de viento. La entrada es libre pero sin embargo existe una especie de torno en la que se colocan unos fotógrafos que intentan hacerte una foto como recuerdo y cuando abandonas el lugar encuentras una caseta con todas colgadas que si quieres las compras y si no las obvias. Por supuesto que al verme colgada la cámara, con nosotros ni lo intentaron.
Andando unos pocos metros lo primero que te encuentras ya que el camino te conduce hasta allí, es una típica casa de madera de alberga un museo de queso donde puedes probar a tu antojo todos los quesos de la región y de paso si quieres comprar alguno mejor para ellos.
Pasando esto y caminando escasos metros llegamos a la zona preciosa de los molinos y frente a ellos al otro lado del río Zaan un conjunto de Casas de madera que llaman poderosamente la atención.
Caminando por nuestro lado del río, llaman la atención los molinos cada cual pintado de un color se dedican aun en día a diferentes labores como por ejemplo para moler especias, pigementos para pintura, aserradero o aceitero. Un fenomenal conjunto digno de visitar. Alguno data de 1762 como Este.
Apenas tardamos dos horas en esta visita en medio de un bochorno increible, teniamos las camisetas totalmente empapadas y tomando de nuevo el coche nos dirigimos al pueblo cercano de Edam.