No se tiene conocimiento exacto del origen del nombre. Hay quien dice que se llama así porque sus habitantes lo llamaron así sin más.
Otros piensan que proviene del término HIJUELA que en el Real Diccionario de la Lengua Española expresa "camino o vereda que se desvía de un camino principal a un pueblo". Este caso parce más verosímil al estar situado entre la Cañada Real (camino principal de entonces) y Montejo, con el paso del tiempo por corrupción del lenguaje pasó al término HIRUELA.
Gentilicio: Hiruelenses/as - Hirueleños/as - Hiruelanos/as
La Sierra Norte de Madrid presenta vestigios dispersos de ocupación humana desde el Paleolítico, pero estos hallazgos se han concentrado principalmente en cuevas y abrigos rocosos situados en otras áreas de la región. La Hiruela, sin formaciones calcáreas propicias para la conservación de estos restos, no ha ofrecido evidencias directas de asentamientos prehistóricos.
Durante el Neolítico y la Edad de los Metales, los primeros grupos humanos que habitaron la Sierra Norte comenzaron a establecerse en áreas con recursos hídricos y tierras de pasto. Es posible que pequeñas comunidades de cazadores-recolectores transitaran la zona, siguiendo los cauces de ríos y arroyos como el Jarama, aprovechando la fauna local y recolectando frutos silvestres.
En la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, algunos grupos prerromanos, como los carpetanos, ocuparon la región, estableciendo asentamientos dispersos en las llanuras y zonas serranas bajas. En los términos municipales cercanos se han hallado restos de cerámica y estructuras defensivas que sugieren un poblamiento más estable.
La conquista romana de la Meseta Central en el siglo I a.C. trajo consigo la integración de la zona en la red administrativa y económica del Imperio. La Sierra Norte no albergó grandes núcleos urbanos romanos, pero sí infraestructuras secundarias, como calzadas y pequeños enclaves agrícolas y ganaderos. Algunas vías secundarias de comunicación pudieron atravesar el territorio donde hoy se ubica La Hiruela, conectando los valles del Jarama con las grandes calzadas romanas que unían Emérita Augusta (Mérida) con Caesaraugusta (Zaragoza). Es posible que el área de La Hiruela estuviera ocupada por pequeños asentamientos agrícolas dedicados al pastoreo y la explotación forestal.
Tras la caída del Imperio Romano, la región pasó a estar bajo dominio visigodo, aunque sin grandes asentamientos urbanos. En la cercana Buitrago del Lozoya y otros puntos de la Sierra Norte se han documentado restos de poblados y necrópolis visigodas, lo que indica la existencia de comunidades rurales. Es posible que pequeños grupos visigodos ocuparan el territorio de La Hiruela, dedicándose a la agricultura y la ganadería.
Con la invasión musulmana en el siglo VIII, la región pasó a formar parte de la Marca Media de Al-Ándalus, una franja fronteriza entre musulmanes y cristianos que permaneció poco poblada. En los primeros siglos de dominio islámico, la Sierra Norte de Madrid funcionó como una zona de refugio y tránsito, sin que se documente una ocupación estable en el área de La Hiruela.
A principios del siglo X, el avance de los reinos cristianos hacia el sur marca el inicio de la lenta pero inexorable Reconquista. La región donde hoy se asienta La Hiruela es un territorio incierto, una tierra de nadie entre la Marca Media musulmana y las avanzadas castellanas. Los bosques y montañas ofrecen refugio a pastores trashumantes, que recorren estas tierras sin asentarse de manera definitiva. La guerra y la inestabilidad hacen de la Sierra un lugar de paso más que de residencia, pero la riqueza de sus pastos promete un futuro más estable para aquellos dispuestos a arraigar.
En el siglo XI con la caída de Toledo en 1085 a manos de Alfonso VI, la zona queda definitivamente en manos cristianas. La monarquía leonesa y castellana impulsa la repoblación del territorio, atrayendo a familias castellanas y segovianas. Se establecen pequeñas comunidades pastoriles que buscan cobijo en las laderas y valles protegidos. Aún no hay constancia de La Hiruela, pero sus cimientos están siendo trazados por quienes buscan un nuevo hogar en estas tierras aún salvajes y apenas exploradas.
En el siglo XII, la estructura territorial se consolida con la creación de la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago. Dependiente de Sepúlveda, Buitrago se convierte en un núcleo estratégico de control y defensa del puerto de Somosierra. La Hiruela surge en este contexto, vinculada a la necesidad de asegurar el paso entre las dos mesetas y proporcionar nuevos terrenos de pasto para la creciente cabaña ganadera. La nobleza y la iglesia fomentan la colonización con privilegios a los colonos, y la pequeña aldea comienza a tomar forma, con casas de piedra y tejados de madera que desafían los inviernos inclementes.
Con la llegada del siglo XIII, la expansión ganadera determina la vida en La Hiruela. El Concejo de Buitrago establece normas para el uso de pastos y bosques, y las cañadas reales se convierten en el eje vertebrador de la economía local. Los habitantes dependen de la trashumancia, guiando sus rebaños a través de los caminos que conectan Castilla con Extremadura. La aldea crece lentamente, con su gente dedicando sus días al ganado, al cultivo de cereales y lino, y a la recogida de frutos de los bosques circundantes.
Las tensiones entre villas y territorios, en siglo XIV provocan fricciones en las fronteras. Para resolver disputas entre Buitrago y Sepúlveda, se establecen las Convenencias, acuerdos de uso compartido de pastos y tierras de labor. La Hiruela, ubicada en una posición estratégica, obtiene reconocimiento en estos tratados. La peste negra y las crisis demográficas afectan la región, pero su aislamiento la protege en parte del azote de la enfermedad.
A mediados del siglo XV, el Duque del Infantado en 1490 otorga el privilegio de Villazgo a La Hiruela, junto a La Puebla y El Atazar. Este reconocimiento le permite cierta autonomía y el derecho a disponer de su propia justicia y administración, aunque sigue dependiendo del señorío de Buitrago. Se establecen ordenanzas que regulan la vida comunal, la defensa de los pastos y la organización del trabajo agrícola. La aldea se consolida con una estructura urbana que apenas cambiará en los siglos venideros.
El siglo XVI es un tiempo de estabilidad y crecimiento. Las Ordenanzas de La Hiruela de 1554 detallan la organización de la villa: se definen las normas de riego, la construcción de casas y la regulación del comercio local. Los vecinos construyen tapias para proteger sus huertos y prados, y la comunidad prospera con una economía mixta de ganadería y agricultura. Se establecen oficios esenciales como el herrero, el molinero y el tejedor. Sin embargo, la dependencia del ganado y la explotación comunal de los recursos siguen siendo la base del sustento.
El siglo XVII es una época de declive. La población se reduce drásticamente: de 46 vecinos en 1554 a solo 17 en 1670. Las causas son múltiples: crisis económicas, malas cosechas, epidemias y la constante presión fiscal del señorío de Buitrago. La Hiruela, sin embargo, resiste, aferrada a su economía tradicional. Se mantienen los derechos sobre pastos y aguas, y la vida sigue girando en torno a la iglesia, el concejo y las reuniones bajo el olmo en la plaza.
Con la llegada del siglo XVIII, la villa experimenta un leve resurgir. El Catastro de Ensenada de 1751 registra un aumento de la población, con 55 vecinos censados. La actividad ganadera sigue siendo predominante, pero la explotación de colmenas y la producción de lino ganan importancia. La Hiruela es un enclave autosuficiente, donde las relaciones comerciales con el exterior son escasas. Se construyen molinos harineros en el río Jarama y se regula el uso del agua mediante una reguera comunal que abastece a los huertos y nogales.
El siglo XIX trae consigo la abolición de los señoríos promulgado por las Corte de Cádiz y por consiguiente el de Buitrago. En 1833 con la división territorial de España llevada a cabo por Javier de Burgos, se produjo la incorporación de La Hiruela a la provincia de Madrid. Las desamortizaciones de Mendizábal en 1936 y de Madoz en 1855, afectan a las tierras comunales, alterando el equilibrio de la economía local. La crisis de la ganadería ovina y el declive de la industria molinera aceleran el empobrecimiento de la villa. En 1889, La Hiruela cuenta con 250 habitantes, pero las difíciles condiciones de vida y la falta de oportunidades provocan una emigración progresiva hacia Madrid y otras ciudades.
A mediados del siglo XX, la despoblación alcanza su punto crítico. De 208 habitantes en 1957, la población se reduce a 80 en 1970 y a solo 33 en 1991. Las nuevas generaciones abandonan la agricultura y la ganadería, dejando atrás una aldea que parece condenada al olvido. Sin embargo, en las últimas décadas del siglo, La Hiruela experimenta una transformación. La declaración de la Sierra del Rincón como Reserva de la Biosfera y el auge del turismo rural devuelven la vida al pueblo. Se rehabilitan antiguas casas, se promueve la conservación de su arquitectura tradicional y se fomenta un modelo de desarrollo sostenible basado en el ecoturismo y la recuperación de actividades tradicionales como la apicultura. Si os gusta la miel, no dudéis en comprarla en cualquiera de las casas particulares que lo anuncian, no tiene nada que envidiar a la famosa de la Alcarria.
Hoy en el siglo XXI, La Hiruela es un tesoro escondido en la Sierra Norte de Madrid, un testimonio vivo de la historia y la resistencia de sus gentes. La aldea ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia. Sus calles empedradas, sus casas de piedra y pizarra y su entorno natural privilegiado la convierten en un destino único para quienes buscan una conexión con la historia y la naturaleza. La Hiruela renace, demostrando que la memoria de los siglos pasados sigue latiendo en sus rincones y en las voces de quienes la habitan.
Iglesia de San Miguel Arcángel se trata de una de construcción barroca de mampostería y piedra del siglo XVII, levantada presumiblemente sobre otra de origen románico. Su interior es de una sola nave con arco triunfal de medio punto y la capilla mayor con bóveda de cañón.
La espadaña levantada a los pies de la nave es de dos cuerpos. El primero y más grande presenta dos vanos donde se alojan sendas campanas, el superior con forma de frontón curvado tiene otro vano mas pequeño que los anteriores e igualmente aloja otra campana. La entrada al igual que la espadaña, se encuentra a los pies de la nave, accediendo al interior mediante una puerta con arco de medio punto precedida por un atrio con tejado a tres aguas soportado por dos columnas cuadradas de granito.
Espaldas a la Iglesia de San Miguel, a mano derecha y siguiendo la calle principal, nos encontramos al cabo de pocos metros con una bifurcación bien señalizada, a la derecha con la senda de las Carboneras y a la izquierda con el camino al Molino Harinero.
El camino al mencionado molino discurre en principio entre huertos con manzanos en sus lindes, sendero encajonado entre tapias de piedras que sepàran los mismos , con una pronunciada pendiente en su fase final hasta llegar a la ribera del rio Jarama, después de una caminata de apenas 15 minutos.
Se tiene que retroceder al año 1.888 para saber que en virtud de las leyes aprobadas durante el reinado de S.M. la Reina Isabel II, se declararon en venta por parte del Estado todos los Predios Rústicos y Urbanos Censos que le pertenecían, con lo cual en 1.888 fue sacado a subasta el mencionado molino junto con la finca en la cantidad de 6.200 reales de vellón y pasó a ser Comunal. La propiedad del mismo estaba dividida en sesenta y cinco partes y se le alquilaba a una persona Molinero en una renta valorada entre 75 o 80 fanegas (3.375-3.600 Kg) a cambio de quedarse el mismo con 2 o 3 kg por fanega 1/2 celemín. El molino se encuentra totalmente restaurado pudiéndose ver en su exterior una antigua muela para moler el grano.
Hoy en día la finca que rodea al molino se ha convertido en un área de recreo con bancos y mesas para poder disfrutar de un descanso y relax impresionantes.
Aparte de la pequeña caminata hasta el molino, igualmente se pueden hacer otras bastante interesantes como:
La Senda de Molino a Molino. Este camino de 4,5 Km. empieza en una pequeña callejuela situada a la izquierda de la parte trasera de la Iglesia. El recorrido de aproximadamente 1 hora, va discurriendo entre un hermoso robledal y en su principio entre las paredes de algunas huertas hoy abandonadas. Este camino era la única vía de comunicación que existía antiguamente entre los municipios de La Hiruela y Cardoso de la Sierra.
Senda por las Carboneras de la Dehesa. Tomando la misma calle en dirección al Molino y a unos pocos metros, se encontrará con una bifurcación con la señalización pertinente.
Por el camino se podrá observar un pequeño bosque de avellanos de gran valor entre los habitantes del municipio, toda vez que sus jóvenes brotes son aprovechados como palos para sujetar las judías. Después de una pequeña pendiente nos encontraremos con la Dehesa propiamente dicha. Se trata del robledal más valioso de la Comunidad de Madrid. La caminata es de aproximadamente de 6 Kms.
FIESTAS PATRONALES Primer fin de semana de Agosto. Actividades culturales y deportivas, caldereta popular, subasta de los palos de la Virgen y música.
FIESTA DE LA RECOLECIÓN DEL PERO. No tiene día fijo pues depende de la maduración de este fruto aunque siempre será un sábado de otoño. Este fruto no es como su nombre pudiera indicar, sino que se trata de una manzana con unas características que solo se dan en la Sierra del Rincón. En este dia se puede degustar platos elaborados con este fruto así como una cata del mismo.
QUEMA DEL JUDAS. Se festeja el sábado de gloria donde se quema en la plaza un muñeco de paja y sacos confeccionado por los vecinos.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos
Distancia a Madrid: 104 KM Municipios colindantes
Puebla de la Sierra EN COCHEExisten dos opciones; Por la N-1 (E5) hasta la salida 76 Buitrago de Lozoya hasta las afueras del pueblo. Desviarse por la M-137 para pasar por Gandullas,Prádena del Rincón, aqui desviarse por la M-130 hasta La Hiruela. Distancia aproximada 104 kilómetros. Existe una 2ª opcion que es la de seguir por la mencionada N-1 (E5)hasta salida 85`para continuar por la M-141 a Horcajo de la Sierra, Horcajuelo, Montejo de la Sierra y de aquí por la M-137 hasta La Hiruela. Esta 2ª opcion significa alrededor de 5 kilómetros más , pero el paisaje merece la pena. ![]() AUTOBUSES191 A Buitrago (Pza. Castilla)911 Desde Buitrago |