Existen diversas versiones acerca del origen del nombre de esta villa:
Primera.- Se cree que en este lugar hubo en tiempos romanos un asentamiento judío al que llamaron Cadalfarum que con el paso del tiempo derivó en Cadalso.
Segunda.- Por encontrarse fortificado en un lugar en alto (significado del Cadalso) de un cruce lo que permitía desde el mismo vislumbrar las tierras colindantes y la presunta presencia de algún enemigo.
En cuanto al apellido de los Vidrios todo lleva a la industria vidriera que dio fama al pueblo a partir del siglo XV, conocida tres siglos después como Real Fábrica de Vidrios Soplados fundada por el rey Carlos III.
Gentilicio: Cadalseños/as

Mucho antes de que los caminos de la Península Ibérica fueran surcados por legiones y caballeros, la tierra que hoy llamamos Cadalso de los Vidrios era el hogar de los celtíberos. Carpetanos y Oretanos se disputaban los valles y bosques, estableciendo pequeños asentamientos donde el río proveía agua y los montes resguardo. Pero fue el ejército romano, más que los colonos, quien trajo consigo el cambio, sometiendo a los guerreros locales y estableciendo una ruta estratégica entre Ávila, Segovia, Toletum y Augustóbriga. La Peña Muñana, ese monolito de roca que domina la llanura, sirvió como atalaya para los pretores romanos, entre ellos Quinto Fulvio Flaco, quien en el año 182 a.C. la utilizó para vigilar el horizonte tras la batalla de Talavera.
Con el avance de los siglos, un pequeño enclave conocido como Las Ventas fue ganando importancia. Su función era clara: servir de refugio y abastecimiento para los viajeros y soldados que cruzaban la Sierra. Desde allí, se dominaba una vasta extensión de terreno, lo que la convirtió en un punto estratégico tanto para comerciantes como para ejércitos en marcha.
En el siglo XI los ecos del choque entre la media luna y la cruz resonaban en toda la península. En el año 712, las tropas de Al-Andalus tomaron posesión del enclave, fortificándolo para resistir las incursiones cristianas. Con la llegada de Abderramán I, el asentamiento creció, extendiéndose a lo largo de la actual calle Real. Su muralla, levantada por manos de cautivos cristianos, formaba un polígono irregular de siete lados, con torres y cuatro puertas principales que cerraban el paso a los invasores del norte.
Pero la resistencia cristiana no se hizo esperar. Alfonso III en el 902, Ramiro II en el 932 y Fernando I más tarde, lanzaron repetidas incursiones contra la fortaleza, destruyéndola una y otra vez. En el año 1082, Alfonso VI logró finalmente tomar Cadalso sin derramamiento de sangre, pues los mozárabes que aún vivían en la villa abrieron las puertas al monarca leonés. Sin embargo, no todos se rindieron: un grupo de musulmanes resistió en la Peña Muñana, refugiándose en una pequeña fortaleza que tardaría aún tiempo en ser sometida.
Para asegurar su dominio, Alfonso VI mandó reconstruir las murallas y concedió un fuero para fomentar la repoblación, asegurando así la convivencia entre los cristianos que llegaban del norte y los musulmanes que habían decidido permanecer.
El siglo XII fue testigo del continuo ir y venir de monarcas y ejércitos. Cadalso se convirtió en un campamento recurrente para los reyes cristianos: Alfonso VII en 1128 y 1144, Alfonso VIII en 1170 e incluso el monarca francés Luis VII pasaron por sus calles de piedra. El enclave, ahora sometido a la jurisdicción de Escalona, recibió en 1181 un privilegio real, delimitando sus tierras y fomentando el establecimiento de un arrabal extramuros en la zona de San Antón.
La villa seguía siendo codiciada por los distintos reinos, y en 1226, Fernando III otorgó nuevos fueros a Escalona, sometiendo formalmente a Cadalso a su jurisdicción. El auge de la villa trajo consigo nuevas edificaciones, entre ellas una iglesia mudéjar, convertida en mezquita en tiempos de dominio musulmán y luego adaptada de nuevo al culto cristiano tras la conquista.
En el siglo XIII el avance cristiano consolidó la importancia de Cadalso como núcleo estratégico y agrícola. Alfonso X confirmó en 1254 su integración en Escalona, aunque permitió cierta independencia en su organización. En 1276, el infante Don Juan Manuel recibió el señorío, dotando a la villa de nuevos privilegios y posiblemente ordenando la mejora de sus murallas. El cultivo del olivo y la vid comenzaron a extenderse, configurando el paisaje que, siglos más tarde, haría famoso a Cadalso de los Vidrios.
En el siglo XIV los montes y bosques de Cadalso eran refugio de ciervos y jabalíes, atrayendo a la nobleza y a la realeza. Alfonso XI, que pasó por la villa en diversas ocasiones, utilizó sus tierras como escenario para sus cacerías. Sin embargo, no todo fue placidez cinegética: Enrique II, tras vencer a Pedro I en la guerra civil castellana, entregó el señorío a su aliado, el duque de Escalona.
La villa prosperó y, en 1389, Juan I la confirmó como villa eximida de Escalona, dotándola de mayor autonomía. Pero los tiempos de calma eran efímeros. Con el auge de la Mesta, el crecimiento del pastoreo amenazó los bosques, provocando tensiones con los vecinos que dependían de la madera y la caza.
El siglo XV marcó una nueva era de disputas nobiliarias. Álvaro de Luna, valido de Juan II, recibió el señorío de Cadalso en 1423 y comenzó la construcción de una fortaleza. No obstante, tras su ejecución en 1453, sus bienes pasaron a Juan Pacheco, Marqués de Villena, quien reforzó el control sobre la villa.
En 1468, Isabel la Católica recibió las tierras de Cadalso como parte de su dote, y años más tarde, los Reyes Católicos ordenaron la demolición de muchas fortalezas para debilitar a la nobleza. Así comenzó el lento desmantelamiento de las murallas y castillos cadalseños.
Por otro lado, la villa ya se consolidaba como un centro de producción de vidrio, actividad que alcanzaría su apogeo en los siglos siguientes. La riqueza forestal del entorno proporcionaba la materia prima necesaria para alimentar los hornos donde los artesanos modelaban con destreza delicadas piezas de cristal.
Al iniciar el siglo XVI, la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción se encontraba en su fase final de construcción. Sus muros de piedra, erigidos con la misma que había protegido la villa en tiempos más inciertos, dominaban el paisaje urbano. A su alrededor, las casonas de hidalgos y comerciantes crecían en tamaño y ornamentos, reflejando el auge económico que experimentaba la villa.
La industria del vidrio de Cadalso consolidó su reputación en este siglo, produciendo piezas de gran calidad que rivalizaban con las importadas de Italia. En los hornos situados en el barrio de San Antón, los vidrieros trabajaban sin descanso, alimentando la creciente demanda. El Palacio de Villena, construido por la influyente familia Pacheco, simbolizaba el poder de la nobleza local. No lejos de allí, en 1562, los frailes franciscanos establecieron su convento bajo la advocación de San Juan Bautista, añadiendo un importante centro religioso y cultural a la villa.
Sin embargo, no todo era prosperidad. Las epidemias y las guerras de religión que asolaron Europa también afectaron a Cadalso. A finales del siglo XVI, la población sufrió una leve disminución debido a brotes de enfermedades y hambrunas ocasionales. Pese a todo, la villa cerró el siglo con una estructura económica diversificada y un urbanismo que ya presentaba las características que la definirían en los siglos venideros.
En el siglo XVII el sonido de los martillos resonaba en los talleres de vidrio, donde los artesanos luchaban por mantener la fama de su industria frente a la competencia veneciana. La villa, con más de 400 vecinos en 1646, vivía tiempos de auge, pero la prosperidad no estaba garantizada. Las sombras de la peste y la guerra cayeron sobre Cadalso con brutalidad. En 1647, el eco de los rezos llenaba las iglesias y ermitas, pues la epidemia diezmaba a la población sin distinción de clase. Familias enteras desaparecían, los campos quedaban sin labradores y las calles, una vez bulliciosas, se sumían en el silencio. Para cuando el siglo tocaba a su fin, la villa había perdido casi la mitad de sus habitantes.
Sin embargo, Cadalso se resistía a caer. En la iglesia, el antepecho de piedra de 1607 aún lucía con orgullo, símbolo de la fortaleza de su gente. La industria vidriera, golpeada por la crisis, veía cómo algunos hornos cerraban, pero otros se mantenían con esfuerzo. Los caminos seguían llenos de mercaderes y el palacio de Villena, con su imponente presencia, recordaba que la villa aún tenía un papel importante en la historia de Castilla.
Durante el siglo XVIII el escudo de la villa fue grabado con orgullo en la puerta oriental de la muralla en 1706, recordando el apoyo de Cadalso a Felipe V en la Guerra de Sucesión. Pero los tiempos cambiaban. La vieja muralla que había protegido la villa durante siglos ya no era necesaria y poco a poco sus piedras fueron reutilizadas en nuevas construcciones.
El Palacio de Villena, ahora en manos del Duque de Frías, seguía siendo el símbolo del poder aristocrático, pero el pueblo encontraba su fuerza en la industria. En los hornos de vidrio, más de 100 operarios trabajaban para producir 20.000 docenas de piezas cada año. Carlos III, consciente de la importancia de esta industria, promulgó en 1779 una cédula real para impulsar la producción vidriera en la villa, que entonces competía con la Real Fábrica de La Granja.
En el mercado, se encontraban desde confiteros hasta escribanos, zapateros y sastres, reflejo de una economía diversificada. Mientras tanto, la Cooperativa del Cristo del Humilladero organizaba la producción agrícola, que aún dependía del vino y el aceite. La villa se expandía por sus arrabales, y sus calles se llenaban de comerciantes y viajeros que encontraban en Cadalso un próspero centro de actividad.
La villa se vio sacudida por los cambios que trajo el siglo XIX. En 1833, la nueva división territorial de Javier de Burgos separó a Cadalso de Toledo, integrándola en la provincia de Madrid. Con ello, también llegó la independencia definitiva de Escalona. Pero no todo fueron victorias. La Guerra de la Independencia dejó cicatrices en la villa. La iglesia parroquial fue utilizada como fuerte y la economía se resintió. La desamortización de Mendizábal en 1836 llevó a la ruina al convento franciscano, privando al pueblo de uno de sus símbolos.
Aun así, Cadalso creció: en 1887 alcanzó los 2.200 habitantes, duplicando su población en menos de un siglo. Se construyeron teatros, escuelas y nuevas casas, y la villa se expandió más allá de sus antiguas murallas. La industria vidriera, sin embargo, comenzó a declinar. La llegada del vidrio alemán y la falta de modernización condenaron la que había sido la joya económica del pueblo. Para finales de siglo, los hornos se apagaban lentamente, dejando en el aire el olor amargo del final de una era.
El amanecer del siglo XX trajo consigo esperanza y tragedia. En 1917, un incendio redujo a ruinas el Palacio de Villena, símbolo del poder nobiliario de la villa. Años más tarde, el escultor Juan Cristóbal lo adquiriría y restauraría, intentando devolverle su antiguo esplendor.
La industria vidriera desapareció definitivamente, arrastrada por la competencia extranjera y el aislamiento del pueblo. Sin embargo, la producción de vino tomó su lugar, convirtiéndose en el nuevo motor económico de Cadalso. En la década de 1950, la Cooperativa del Cristo del Humilladero dominaba la producción vinícola, abasteciendo a gran parte de la región.
Mientras tanto, el urbanismo transformaba el pueblo. Nuevas colonias y urbanizaciones como El Piquillo y Entrepinos comenzaron a poblar las afueras, trayendo consigo turistas y segundas residencias. Aunque la villa había cambiado, en su casco antiguo aún persistía el aire de siglos pasados, con sus calles estrechas y casas solariegas que narraban historias de un tiempo glorioso. En 1985, se aprobaron las Normas Subsidiarias de Planeamiento, con el objetivo de proteger el patrimonio histórico de la villa.
En las primera décadas del siglo XXI, El vino sigue siendo la base de la economía, pero el turismo comienza a cobrar relevancia. Se han restaurado espacios históricos como el Palacio de Villena, y se promovieron proyectos culturales como el Centro Turístico Cultural en la Casa de los Salvajes.
Con la llegada de nuevas infraestructuras y la mejora de las comunicaciones, Cadalso de los Vidrios ha encontrado un equilibrio entre la tradición y la modernidad. Su historia sigue viva en sus calles empedradas, en sus antiguas ermitas y en el recuerdo de un tiempo en el que el fuego de sus hornos iluminaba toda Castilla.


Ayuntamiento. Dejamos el coche en la Calle San Antón prolongación de la Calle Real hacia la parte alta del pueblo, apenas a un centenar del edificio del Ayuntamiento. Construido en 1992 sobre la que fue la antigua casa consistorial construida en 1893.
La primera particularidad y quizás la más chocante es que no está ubicado como generalmente sucede en una plaza, sino en la confluencia de dos calles, la Calle Real con la Calle de la Iglesia. La segunda el torreón cilíndrico a modo de faro en la misma esquina, en el que se ubica el consiguiente reloj. El mismo se encuentra coronado con un cono truncado de cristal que soporta una estructura metálica cerrada por media esfera del mismo metal, donde se encuentra una campana.

Casa de los Salvajes. Dejando atrás el Ayuntamiento continuando por la Calle Real pero en este caso hacia la parte baja del pueblo, y en el número 52 de la mencionada calle, nos encontramos con esta casa llamada también como la Casa de Austria.
Se trata de una construcción datada en la segunda mitad del siglo XVI con fachada de cantería y sillares bastante bien labrados, con cornisa igualmente de piedra y un escudo custodiado por dos figuras humanas, con barbas, cubiertos de escamas, con cinturón de trenzas y una especie de bastó en un brazo cada uno de ellos. Este grupo escultórico se encuentra sobre la puerta dórica y la imposta que separa las dos plantas y rodeado a ambos lados por sendos balcones.
Es interesante ver como la simetría de la planta alta se vea rota en la planta baja, al abrirse una única ventana con rejería de hierro con malla de rombos, en la parte derecha de la portada.
En la actualidad y después de una gran reforma, es la sede la Oficina de Turismo de Cadalso de los Vidrios.

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.. Situada en la Calle de la Iglesia a escasos metros del Ayuntamiento en una plaza elevada. Fue empezada a construir en 1498 durante el reinado de los Reyes Católicos y terminada en 1607. Tiene estilo gótico-renacentista y parte de la misma esta construida con piedras de la antigua muralla árabe, a consecuencia de la política de desmantelamiento de fortalezas de los Reyes Católicos.
Se trata de un edificio de una sola nave cubierta con bóveda de cañón con arcos fajones de medio punto que se apoyan en los contrafuertes, y cuatro capillas laterales con bóvedas de crucería como la del presbiterio cuyos nervios descansan en repisas o lampetas renacentistas, que se cruzan en el centro, rodeados por un círculo y terceletes.
Las cuatro capillas mencionadas anteriormente son las siguientes:
Capilla del Santísimo Cristo del Humilladero (Patrono de la localidad) - Capilla de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo - Capilla de la Inmaculada Virgen María - Capilla Bautismal
Una vez en el exterior, nos encontramos con la portada de estilo renacentista y construida en 1547. Esta compuesta por un arco de medio punto en cuya parte superior se encuentra un frontón con otro arco de medio y tres nichos en la actualidad vacíos con media naranja avenerada. La portada se encuentra entre dos columnas de orden jónico sobre pedestales. La portada ase encuentra resguardada por un arco cobijo que soporta una bóveda de terceletes. En el lado del evangelio existía otra portada, en la actualidad cegada, con arco carpanel y estructura porticada.
La torre-campanario de planta cuadrada situada a los pies del templo, se encuentra realizada en sillería conteniendo tres cuerpos separados por impostas, estando ubicados en el último cuatro vanos de medio punto donde se encuentran las campanas. Esta torre fue realizada por Bartolomé de Elorriaga a finales del siglo XVI, que trabajó con Herrera en el Monasterio de El Escorial como maestro cantero.
Durante la Guerra de la Independencia fue convertida en fuerte, abandonada después y en estado lamentable en 1846, por lo que los oficios religiosos se celebraban en el Palacio de Villena. Durante la guerra civil fue expoliada aunque ya anteriormente en 1924 se encontraba casi derruida, siendo restaurada a mediados de los años 50 del siglo XX.

Monumento al Cantero. Continuando hacia adelante por la Calle de la Iglesia, nos encontraremos en la esquina de la Avenida de la Constitución con la M-541 (carretera de Cenicientos) con esta escultura en honor de una de las profesiones más antiguas de la localidad como es El Cantero, que aparte del vidrio tuvo en la antigüedad una gran importancia, si bien es cierto que en la actualidad aún existen varias canteras que se dedican a la extracción del granito de la variedad blanco cristal, siendo casi las únicas y exclusivas que extraen esta variedad.
La escultura en bronce y de tres metros de altura, es obra de la escultora madrileña Eva Montoro que la tituló El Picapedrero.

Casa cuartel de la Guardia Civil. Dejando de frente a la estatua de El Cantero, giramos a nuestra derecha por la Avenida de la Constitución para que en unos metros nos encontremos con esta edificación, construida en 1918 para mejorar las instalaciones y dotar de viviendas a los guardias civiles existentes a finales del siglo XIX, de un puesto y cuartel existente en el pueblo con un efectivo de once hombres.
Predomina en el mismo el estilo neomudéjar por la cantidad de ladrillo utilizado, pero no con formas árabes sino imitando la disposición de los sillares y las dovelas en un edificio renacentista, acentuada por el frontón superior en el centro de la fachada, la disposición de las ventanas o la decoración de las cornisas que evocan a los palacios renacentistas.
El edificio posee dos plantas con dos grupos de viviendas perpendiculares y de menor altura que forman un patio con uno de sus lados abierto. La fachada principal totalmente simétrica dividida en tres cuerpos, pudiéndose ver en el central un gran balcón con frontón curvo rematado por otro frontón triangular. El cuerpo central esta separado de lso dos laterales por encadenados y apilastrados de ladrillo cerámico.
Como se puede observar se encuentra apuntalado con una sensación de abandono total.

Continuando por la Avenida de la Constitución para girar a nuestra izquierda por la Calle del Calvario nos encontramos con una de las entradas al Parque Municipal antiguos Jardines del Palacio de Villena.
Casi nada más penetrar en los mismos, nos encontramos con el Gran Estanque hoy por desgracia sin agua, datado en 1550 que se abastecía por medio de una cañería de barro desde Fuente Techada, que servía aparte de servir como aljibe elevado para regar los jardines por gravedad, también para pesca y espectáculos acuáticos. Se trata de un estanque rectangular rodeado de un paseo perimetral con los dos lados mas largos con parapetos de sillería y los otros dos con barandillas. Tiene dos cenadores con bóvedas de casetones en las esquinas más elevados y bancos avenerados donde se sentaban para admirar el estanque.
Desde aquí mediante unas dobles escalinatas bajamos para recorrer una parte de los jardines y salir de los mismos por la puerta existente en la M-541.

Saliendo de los jardines y cruzando la M-541 se encuentra el Yacimiento arqueológico La Mezquita. Se trata de un conjunto formado por una iglesia de origen románico-mudéjar abandonada a entre finales del siglo XV y principios del XVI, una necrópolis con tumbas desde la época altomedieval hasta la época moderna y un olivar con más de cien años de antigüedad.
Fue en el año 1988 cuando se concedió una licencia urbanística para la construcción de unas viviendas en el solar y como consecuencia de esto fueron demolidos los alzados de la iglesia en el año 1989. Los trabajos para el estudio del yacimiento empiezan en 1993 a partir de las excavaciones para la mencionada construcción de viviendas.
Este yacimiento se encuentra dentro del Plan de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid aunque la gestión y las visitas lo lleva el Ayuntamiento. .

Dejamos atrás el Yacimiento y continuamos por la M-541 ya en dirección al pueblo cuando a los pocos metros cruzando la misma se encuentra el Palacio de Villena construido en el primer tercio del siglo XVI. Levantado como castillo-fortaleza por don Alvaro de Luna con matacanes y elementos militares. Posteriormente después de la muerte de este, pasó a manos de don Juan Fernández Pacheco, Marqués de Villena. Después de varias vicisitudes y avatares los Reyes Católicos lo entregaron como dote al Duque de Frías con motivo de la boda de este con doña Juana de Aragón, hija de Fernando El Católico. La Casa de Frías pasa en 1780 a la Casa de Uceda por falta de descendencia de la primera. En 1880 se vende a varios propietarios sufriendo un daño irreparable. En 1917 sufre un gran incendio causando por ello una gran dispersión de los bienes que se pudieron salvar vendiéndose a diversos compradores.
Entre 1929 y 1931 el escultor Juan Cristóbal compra la casa y el jardín excepto el resto del parque, siendo sus herederos los propietarios. El palacio fue declarado Monumento Nacional por Decreto de 3 de junio de 1931, y los jardines de declaran de interés artístico nacional por Decreto de 20 de marzo de 1955, declarándose Monumento Histórico Artístico al conjunto formado por los jardines colindantes al palacio, las terrazas, escaleras, estanque y fuente gótica mediante el Decreto 560/1976.

Casi enfrente del Palacio de Villena, se encuentra la Plaza Fuente de los Álamos ubicándose en la misma la fuente que lleva su nombre. Se trata de una obra dentro de la ordenación agrícola que hicieron los árabes cuando hicieron una ordenación agrícola del territorio próximo a la zona extramuros sur de Cadalso, donde se inician cultivos y para ello construyen pozos, canalización y buscan fuentes o manantiales para su regadío y de paso para abastecer a la población y ganadería de agua, aunque la hechura arquitectónica vino después.
Para la Fuente de los caños datada en la época tardomedieval (siglos XIII, XIV o XV), se construyó para su protección una cubierta a cuatro aguas rectangular con piedras planas de granito, el agua de la lluvia cae sobre un canalón perimetral del mismo material que desaguan en cuatro gárgolas igualmente de granito. La cubierta se apoya en una estructura de granito con un arco de medio punto en la parte frontal y un arco ojival en cada lado. En el centro de la parte baja del conjunto se encuentra la fuente con un pequeño estanque o pila.

Volvemos hacia la Avda. de la Constitución o M-507 para caminar por ella unos doscientos metros y desviarnos a la derecha por la M-542 o Camino de los Huertos frente a la Calle Hornabajo. No tenemos que andar mas de ochenta metros para encontrarnos aunque vallada con maderas, con una de las llamadas Cuevas del Pilar a nuestra izquierda.
Nos encontramos de pleno en el lugar donde los árabes como se ha dicho anteriormente, instalaron los primeros huertos de Cadalso. Aquí también construyeron una serie de cuevas revestidas de ladrillo y bóveda, aunque también existe la posibilidad de que fuesen de estilo mudéjar por el empleo del ladrillo. Se tiene conocimiento de la existencia de nueve cuevas, aunque ocho se encuentran tapiadas y en fincas particulares, quedando a la vista únicamente la mencionada.
El origen para lo que se emplearon tiene diversas versiones. Unos dicen que servían para comunicarse con el observatorio construido por los árabe en lo alto de Peña Muñana, mientras que otros mantienen que no son del tiempo de los musulmanes sino que fueron excavadas en el siglo XVIII y se emplearon como bodegas por los huecos existentes para tinajas.

Continuamos andando por la carretera citada unos trescientos metros para encontrarnos con la Fuente del Pilar. Atribuida su construcción a los árabes al igual que la Fuente de los Álamos aunque reconstruida en el siglo XVI cuando se adosa a un muro de sillares graníticos, que se dobla en los extremos para cerrarla por tres de sus lados. De la parte baja del muro frontal, sale una especie de caño de piedra abierto con canal por donde discurre el agua que va a parar a un pilón rectangular.
Como curiosidad el cartel existente en el que se indica que es para Uso exclusivo animales y prohibido lavar coches. Con esta visita acaba mi estancia en Cadalso de los Vidrios.

CARNAVAL. Febrero. El sábado de carnaval se realiza la tradicional “Caza de Devotos”, una cacería con subasta popular destinada a financiar los rezos por la salvación de las ánimas. Del sábado al miércoles de ceniza hay bailes de disfraces, cabalgatas, concursos y, para concluir, la fiesta del entierro de la sardina.
SEMANA SANTA. Actos religiosos y procesiones. Romería el Lunes de Pascua en las Eras de Peña Muñana con la degustación del Hornazo acompañado con una banda de música.
SANTÍSIMO CRISTO DEL HUMILLADERO. Del 13 al 18 de septiembre. Fiestas Patronales. Pregón, chupizano y fuegos artificiales. Actuaciones musicales, espectáculos taurinos, actividades deportivas y culturales.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos.
![]() Ayuntamiento
Calle Real, 36 28640 Cadalso de los Vidrios Tfno: 91 864 00 02
Distancia a Madrid: 86 KM Municipios colindantes
Cenicientos EN COCHEPor la A5 hasta salida Boadilla del Monte para enlazar con la M-501 (carretera de Los Pantanos) hasta el desvío por la M-541 que lleva a Cadalso de los Vidrios. ![]() AUTOBUSES545 Madrid (Príncipe Pio)546 Madrid (Príncipe Pio) |
