El origen del topónimo Griñón no está del todo claro. Algunas teorías lo vinculan con un posible nombre personal o con una raíz prerromana, aunque no existen pruebas concluyentes. También se ha sugerido su relación con una variedad tradicional de melocotón cultivada en la zona, conocida como melocotón de Griñón, aunque es más probable que el fruto tomara su nombre del pueblo y no al contrario.
Genticilio : Griñonenses/as

Aunque durante mucho tiempo se consideró que Griñón era una fundación de época islámica en torno al siglo X, los estudios arqueológicos más recientes permiten remontar la presencia humana en su territorio a épocas mucho más antiguas. La campaña de prospecciones arqueológicas llevada a cabo en 1992 permitió identificar una decena de yacimientos y varios hallazgos aislados, entre ellos útiles paleolíticos (como un unifaz de cuarcita), restos cerámicos de la Edad del Hierro II, un asentamiento romano en un meandro de arroyo, y vestigios de época tardo-medieval. También se localizó un sepulcro trapezoidal de granito, probablemente medieval, reutilizado como pila en la fuente de la Salud. Sin embargo, no existen testimonios suficientes que indiquen un poblamiento estable hasta los siglos posteriores.
Aunque no se conserva documentación directa de Griñón en el Siglo XII, es probable que su origen como núcleo estable se remonte a esta época, en el marco del proceso de repoblación impulsado por la monarquía castellana al sur del Tajo. La zona estaba bajo control de la Comunidad de Villa y Tierra de Madrid, que organizaba sus aldeas en sexmos. Este contexto preparó el terreno para su primera aparición documental a comienzos del siglo siguiente.
En el Siglo XIII, Griñón permanecía como una aldea menor dentro del alfoz de Madrid, probablemente integrada en el sexmo de Villaverde, como se desprende del privilegio otorgado por Alfonso VIII en 1208. El territorio vivió una lenta consolidación tras la victoria cristiana en 1212 en la Batallas de las Navas de Tolosa en 1212, lo que permitió una mayor estabilidad en el sur de la actual Comunidad de Madrid. Aunque no se conservan documentos específicos del lugar en este siglo, su inclusión en listas de aldeas madrileñas sugiere un poblamiento continuo, dependiente de la autoridad concejil de Madrid y de base agrícola.
A lo largo del Siglo XIV, en fecha anterior a 1372, Griñón y Cubas pasaron al dominio del caballero toledano Juan Ramírez de Guzmán. Sin embargo, tras un escándalo financiero en el que Ramírez tuvo que responder como fiador ante la Hacienda Real, sus propiedades fueron subastadas en 1374 y adjudicadas al Concejo de Madrid. A finales de siglo, el antiguo propietario y sus herederos pleitearon por recuperar el señorío, logrando que se les devolviese parcialmente la renta de la martiniega.
Ya en el Siglo XV, Griñón fue definitivamente apartada del alfoz madrileño al ser donada por Juan II a Luis de la Cerda en 1445. Poco después fue vendida al contador mayor del rey, Alfonso Álvarez de Toledo, quien inició una línea señorial que perduraría siglos. Su hijo, Pedro Núñez de Toledo, protagonizó múltiples abusos sobre los vecinos, generando protestas que llegaron hasta los Reyes Católicos. Estos ordenaron en varias ocasiones restituir derechos y bienes a los vecinos, aunque con escaso cumplimiento por parte del señor. En 1499, Pedro desafió las órdenes reales contra los símbolos señoriales y fue obligado a derribar la horca erigida entre Cubas y Griñón.
En el Siglo XVI, el señorío de Griñón estuvo en manos de la familia Mendoza, con frecuentes pleitos sucesorios entre sus miembros. En 1523 se fundó el convento de franciscanas, antecedente del actual convento de las Clarisas. La población era pequeña, con casas pobres salvo la del señor, y una economía basada en el trigo, la cebada, el vino y algo de ganadería. En 1534 se produjo un intento fallido de fundar un nuevo poblado en el Pago de las Mimbreras para escapar del dominio señorial. La Chancillería de Valladolid falló en contra de los vecinos, ordenando la demolición del asentamiento y el pago de una multa.
En el Siglo XVII, a partir de 1612, el señorío pasó a los marqueses de Povar y Malpica, quienes siguieron nombrando a las autoridades locales. En 1619 se obtuvo un privilegio de Felipe III por el cual Griñón y Cubas quedaron exentas de la jurisdicción de los alcaldes de Casa y Corte de Madrid. El siglo fue marcado por la estabilidad señorial, aunque también por retroceso demográfico debido a epidemias. En 1669 se produjo la aparición milagrosa del Cristo Aparecido, que dio origen a la principal devoción local.
A lo largo del Siglo XVIII Griñón conservaba su carácter agrícola y su estructura urbana dispersa. Se cultivaban cereales, hortalizas, viñedo y frutales, destacando los nabos y berzas. La villa contaba con escasos recursos, sin molinos ni industria. A finales de siglo, vecinos de Madrid comenzaron a construir casas de recreo atraídos por la salubridad del lugar y la calidad de sus aguas. En este periodo se consolidó la iglesia parroquial, el convento y algunas viviendas relevantes como la llamada Casa Grande.
En el Siglo XIX, Griñón dejó de ser villa de señorío en 1813, tras la abolición del régimen señorial por las Cortes de Cádiz. Desde 1833 por la división provincial de España, promulgada por Javier de Burgos, pasó a integrarse en la provincia y audiencia de Madrid, dentro del partido judicial de Getafe. La desamortización de Mendizábal afectó menos que en Cubas, aunque se subastaron tierras del clero regular y secular por un total de 644 fanegas. La economía seguía siendo agrícola, con predominio de frutales y moreras. El comercio era escaso, limitado a productos de subsistencia. A lo largo del siglo se produjo un crecimiento demográfico irregular, con periodos de descenso y recuperación.
El Siglo XX comenzó con una población modesta, que se vio afectada por la Guerra Civil. Griñón fue ocupado por las tropas sublevadas en octubre de 1936. El colegio de La Salle se convirtió en hospital de sangre, y se habilitaron varios cementerios, incluido uno musulmán. A partir de 1970 comenzó un fuerte crecimiento demográfico y urbanístico, con urbanizaciones y viviendas unifamiliares que transformaron su fisonomía. Se desarrollaron varios polígonos industriales y se reforzó su papel como cabecera comarcal. Se dotó al municipio de nuevos equipamientos como centro cultural, centro de salud, bibliotecas, residencias y zonas verdes. El convento de Clarisas, la iglesia parroquial y la ermita del Cristo siguen siendo los principales referentes patrimoniales.
En las primeras décadas del Siglo XXI, Griñón ha consolidado su estructura como ciudad residencial, con un urbanismo de baja densidad y amplias zonas verdes. La agricultura ha perdido peso frente al desarrollo industrial y de servicios, aunque aún se cultivan coliflores y frutales. El municipio ha mejorado su planeamiento y red de infraestructuras, y mantiene su crecimiento apoyado en su cercanía a Madrid. La tradición religiosa vinculada al Cristo Aparecido y el convento sigue viva, aunque el entorno urbano ha perdido parte del carácter rural que lo identificaba antaño.


Empezamos nuestra visita a Griñón, dejando el coche en un pequeño aparcamiento gratuito al aire libre, en la confluencia de la Calle Fuente de la Salud y el Paseo de la Cárcava, en la Plaza de las Colifloreras, frente al conjunto escultórico conocido como Homenaje a la Coliflor, obra de Juan Cantero.
El conjunto se encuentra compuesto por dos figuras femeninas de bronce llevando en sus manos sendas coliflores, y ataviadas con los vestidos regionales clásicos. En un lateral se encuentra una noria en movimiento que recoge el agua de una fuente de piedra vertiéndola en unas canaletas de ladrillo, detrás de esto se encuentra una gran tinaja o cuba de barro como símbolo de la vida agrícola del pasado. Hay que tener en cuenta que la coliflor es el cultivo mas representativo del municipio, teniendo una fiesta exclusiva en el mes de marzo.
Desde esta plaza comenzamos a caminar por la Calle Juan Carlos I hasta llegar a la Calle del Calvario, donde giramos a la izquierda hasta encontrarnos con la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción.
El templo actual, al parecer, se encuentra levantado sobre una antigua ermita, probablemente del siglo XIV, de la que se aprovecharon algunos elementos constructivos. A esta época corresponden las partes más antiguas del edificio, como parte de los muros de la nave y el cuerpo bajo de la torre-campanario. La obra se completó en la primera mitad del siglo XVI, realizándose diversas reformas y acondicionamientos durante el siglo XVII.
Se trata de una edificación de fábrica de ladrillo y cajas de mampostería, con cubierta a cuatro aguas y tejas curvas. La planta es basilical, con cuatro capillas en el lado del evangelio y arco triunfal de medio punto. La cubierta es de madera (alfarje) con tirantes, mientras que la capilla mayor y otra situada en la cabecera se cubren con bóvedas de crucería. El coro en alto se sitúa a los pies del templo, apoyado en ménsulas de madera, material empleado también en la balaustrada que lo protege.
El acceso se efectúa mediante dos portadas: una a los pies y otra en el lado de la epístola. La primera, situada a los pies, corresponde a la fachada más interesante, ya que es la que conserva más rasgos mozárabes. Construida, como el resto del edificio, en ladrillo y cajas de mampostería, presenta dos arcos de herradura geminados con alfiz, así como una pequeña saetera en el lado del evangelio. En esta fachada se sitúa también la puerta de acceso, con arco de medio punto. La portada del lado de la epístola presenta un arco ligeramente apuntado, construido en ladrillo, bajo un pórtico bastante más moderno, soportado por pilastras de ladrillo y una reja de hierro forjado.
En el exterior destaca la capilla mayor, de planta poligonal y reforzada por contrafuertes de ladrillo. La torre, adosada por el lado del evangelio, consta de dos cuerpos. El primero presenta, en tres de sus lados, dos ventanas geminadas de medio punto. El segundo cuerpo, de construcción mucho más moderna, tiene un hueco de medio punto en cada lado y está rematado por un chapitel de pizarra, coronado con una veleta y cruz de forja.

Dejamos atrás la iglesia para bajar unos metros por la Calle Calvario y continuar por la Calle de la Iglesia hasta llegar a la Calle Mayor, donde, girando a la derecha y a escasos cincuenta metros, se encuentra la bonita y amplia Plaza Mayor.
La Plaza Mayor de Griñón destaca por su amplitud, simetría y diseño cuidado. Reformada en 1996, se trata de una plaza sin soportales que armoniza tradición y modernidad. Su pavimento combina piedra caliza blanca con paneles de mosaico en cantos rodados blancos y negros, formando motivos geométricos y florales enmarcados por franjas de ladrillo cerámico. Este tratamiento decorativo del suelo confiere al conjunto una estética refinada y singular.
El espacio está jalonado por farolas de cinco brazos en estilo isabelino, fabricadas en hierro fundido y ricamente ornamentadas, que refuerzan el carácter señorial de la plaza. En el centro se ubica un macetero circular de gran tamaño, que actúa como punto focal y rompe visualmente la uniformidad del espacio pavimentado.
Rodeada de edificaciones de baja altura y estilo tradicional, esta plaza constituye el verdadero corazón urbano de Griñón. Por su limpieza visual, proporciones equilibradas y riqueza decorativa, puede considerarse una de las plazas mayores más bellas de la Comunidad de Madrid entre las que carecen de soportales.
En uno de sus extremos se encuentra una fuente ornamental de piedra, obra de Juan Cantero, de formato rectangular y rematada por bolas esféricas sobre pilastras laterales. En su cuerpo central se insertan dos caños que emergen de cabezas demoníacas o grotescas, talladas con expresión fiera o burlona, enmarcando el escudo de la villa central. El agua caía antiguamente en un pilón rectangular, hoy en desuso. A su izquierda se ubica una escultura de bronce de una aguadora, que sostiene un cántaro, evocando el antiguo uso cotidiano del agua. El conjunto, ubicado en un entorno adoquinado y ajardinado, forma parte del mobiliario histórico de la plaza central de Griñón.
Detrás de la fuente descrita se encuentra una escultura de bronce, obra de Juan Cantero, que representa a un anciano sentado en un banco, apoyado en un bastón con ambas manos y de mirada serena. La figura, de tamaño realista y aspecto entrañable, luce boina y ropas sencillas, evocando la imagen popular del abuelo tradicional.

En la misma Plaza Mayor se encuentra el Edificio del Ayuntamiento, construido en los años cincuenta del siglo XX, aunque rehabilitado y ampliado en 1996.
Se trata de una construcción de dos plantas, con cubierta a dos aguas y teja curva. En la parte central se sitúa un cuerpo adelantado respecto al resto de la fachada, que alberga un pórtico con cinco arcos de medio punto, bajo el cual se encuentra el acceso principal. Sobre este pórtico, se dispone una terraza con tres balcones y barandilla metálica, flanqueada a ambos lados por sendas terrazas similares.
Rematando el edificio, se alza una torreta con cubierta a cuatro aguas y un gran reloj centrado en su cuerpo frontal. Destaca el recercado de todos los huecos, pintado en color ocre, que aporta contraste y ritmo visual a la fachada.

Salimos de la Plaza Mayor por el lateral de la estatua del abuelo para situarnos en la Calle de la Inmaculada e intentar ver el Convento de las Clarisas de la Encarnación, pero, como era de esperar, al ser de clausura no tuvimos suerte. Según consta en el archivo del convento, fue fundado en 1523 por el doctor Rodrigo de Vivar, un clérigo que llegó a ser canónigo de Zamora.
Se trata de un edificio de planta irregular, construido con fábrica de ladrillo y cajones de tapial, salvo en la fachada de la espadaña de la iglesia, donde se utilizaron cajones de mampostería, como se puede observar en la fotografía. Aunque las fachadas apenas presentan huecos, en la principal se aprecia una hilera de ventanas con arcos de medio punto, situadas casi al nivel del alero, y una puerta de acceso con arco de medio punto de ladrillo.
Sin embargo, no todo iba a ser negativo, ya que tuvimos la suerte de coincidir con un día especial en el que se podía visitar la iglesia del convento. Esta presenta a sus pies una espadaña de ladrillo con dos vanos mayores en paralelo y uno superior más pequeño, todos ellos de medio punto, donde se alojan las campanas. El acceso se realiza a través de una portada adintelada, protegida por un tejadillo a tres aguas cubierto con teja árabe. La puerta es de madera, con cuarterones y herrajes.
La iglesia, de planta basilical, cuenta con una sola nave, cubierta por una bóveda falsa apeinazada con lunetos, mientras que la capilla mayor se cubre con un alfarje octogonal decorado con motivos geométricos. El coro alto se sitúa a los pies, en la zona de clausura, cerrado con una celosía; el coro bajo, donde rezan las monjas, está separado por una verja de forja.
No obstante, lo más destacado y valioso de la iglesia es su retablo, realizado por el sobrino del fundador, Juan Correa de Vivar, entre 1533 y 1536. Está compuesto por tres calles de estilo plateresco en las que se representan escenas de la vida de Jesús.

Desde aquí volvemos a la Calle de la Inmaculada hasta su número 11 donde se encuentra el Colegio La Salle.El origen del Colegio La Salle de Griñón se remonta a principios del siglo XX, cuando la congregación de los Hermanos de La Salle, tras comprobar que su casa de noviciado en Bujedo había alcanzado el límite de su capacidad, inició la búsqueda de un nuevo terreno en las cercanías de Madrid. En 1915, un corredor de fincas les ofreció una propiedad de más de ocho hectáreas en Griñón, perteneciente a la condesa de Campo Alange. La finca incluía la residencia de la condesa, una huerta y dos olivares. Tras un informe favorable de una comisión de hermanos, la compra se formalizó el 6 de enero de 1916 por 53.447 pesetas, y la comunidad se instaló en octubre de ese mismo año.
Durante los primeros años, la congregación se alojó en la propia casa de la condesa, una vivienda de una sola planta que se adaptó para acoger los espacios esenciales. Posteriormente, se levantó una segunda planta para ubicar las aulas y dormitorios del noviciado menor. Las primeras construcciones propias comenzaron en 1918 con dos pabellones paralelos a la actual calle de la Inmaculada, una capilla provisional y la tapia perimetral. La obra avanzaba con lentitud, por lo que la dirección fue asumida por el hermano Rogelio, arquitecto de la congregación. El noviciado se inauguró finalmente en octubre de 1919.
En los años siguientes, se añadieron nuevas edificaciones auxiliares como cuadras, palomar y pocilgas, se reorganizó la huerta y se adquirió la finca Las Eras para su uso como patio de recreo. En 1926, el arquitecto Plácido Francés presentó el proyecto definitivo de la Casa de Formación. Aunque inicialmente su coste se estimó en 850.000 pesetas, se redujo a 650.000 al encargarse solo de la estructura. Las obras comenzaron ese mismo año, y en 1928 se inauguraron las naves del noviciado y escolasticado. También se construyó en esa época la casa del capellán y diversos cobertizos.
Gracias a un legado de 500.000 pesetas donado por José Manuel Espelius, se proyectó una nueva iglesia, cuyo diseño fue obra de los ingenieros Fernando Pedroso y Luis Cubillo. Las obras comenzaron en 1928 y el templo fue inaugurado el 14 de agosto de 1930.
Durante la Guerra Civil, el edificio fue confiscado y convertido en hospital de sangre. Se instaló incluso un tramo de vía férrea hasta la entrada de la iglesia para facilitar el traslado de heridos desde el frente. Recuperado por la congregación en 1939, el conjunto siguió creciendo: en 1942 se inauguró un cementerio para los hermanos asesinados en 1936, más tarde ampliado; en 1944 se adquirió un campo de deportes, y en 1953 se añadió un estanque en el jardín de la Sagrada Familia. A finales de los años sesenta se demolieron algunas construcciones antiguas para edificar nuevos pabellones residenciales. En 1994, el coro alto de la iglesia se habilitó como capilla para uso de la comunidad.
El conjunto actual, que ha ido creciendo y adaptándose a lo largo de las décadas, mantiene una notable unidad visual gracias al uso sistemático del ladrillo visto, las cubiertas de teja curva y una disposición funcional de los volúmenes en torno a patios. Los pabellones del noviciado y escolasticado, construidos según el proyecto de Plácido Francés, se organizan en tres naves de tres plantas que originalmente adoptaban forma de F, cerrada más tarde en forma de P al añadir la iglesia.
Características arquitectónicas del conjunto
Estas edificaciones presentan una fábrica de ladrillo visto, cubiertas a cuatro aguas y una cuidada composición de huecos. Las ventanas de la planta baja son de medio punto, mientras que las superiores están adinteladas y enmarcadas con detalles de ladrillo y piedra. Las impostas de piedra y los dientes de sierra marcan los forjados y aportan ritmo visual.
La decoración geométrica y los rectángulos de piedra bajo las ventanas refuerzan la sobriedad y equilibrio del conjunto. Las fachadas principales se coronan con cornisas de ladrillo en forma de triángulo invertido, y los cuerpos centrales, destacados por pilastras rematadas con jarrones, aportan verticalidad y simetría.
La iglesia, de estilo ecléctico con inspiración románica, se construyó en ladrillo dispuesto en bandas horizontales, con cubiertas de teja y contrafuertes de piedra rematados en triángulo. A lo largo de sus fachadas se disponen ventanales de medio punto enmarcados con piedra, y una cornisa pétrea que recorre todo el perímetro. El acceso principal, concebido como un decorado teatral, consta de dos cuerpos: el inferior, adelantado, forma un atrio con terraza y alberga una puerta de medio punto con tímpano esculpido, columnas y un hueco trilobulado en el remate. A ambos lados se sitúan ventanas bajo arcos de medio punto. El cuerpo superior está dividido en tres calles por pilastras; la central, más alta, incluye un rosetón, una placa conmemorativa y un reloj. El conjunto se corona con un frontón y una cruz en el vértice.
Completan el conjunto la nave auxiliar de 1920, de dos plantas y composición simétrica, y los pabellones residenciales construidos a finales de los años sesenta, también en ladrillo, con ventanales horizontales y un lenguaje más funcional. Así, el Colegio La Salle de Griñón ofrece una imagen arquitectónica coherente y austera, que resume la evolución de un espacio concebido para la formación y la vida religiosa durante más de un siglo.

En la Calle de la Inmaculada, en el número 74 a escasos metros del Colegio La Salle, se encuentra la conocida Casa del Cura, un edificio centenario vinculado históricamente a la congregación de los Hermanos de La Salle. Se trata de una construcción tradicional que formó parte del patrimonio religioso de Griñón y que fue catalogada como bien protegido en 1994.
El edificio es de una sola planta, de apariencia sobria y funcional, edificada íntegramente en ladrillo visto rojo sobre un zócalo de granito gris que recorre todo el perímetro. La fachada está ordenada mediante una secuencia regular de vanos rectangulares, enmarcados por recercados de ladrillo en resalte, con detalles de aparejo en arco plano y dintel a sardinel. Las rejas de forja en las ventanas refuerzan el carácter austero y tradicional del conjunto. La cubierta es de teja curva a dos aguas, con alero sencillo, lo que, unido a la horizontalidad del edificio, transmite una imagen de equilibrio y contención propia de la arquitectura popular de la zona. La reciente rehabilitación ha respetado estos elementos, permitiendo recuperar el valor histórico y constructivo del edificio sin alterar su esencia.
Tras un proceso de rehabilitación impulsado por el Ayuntamiento y con el apoyo de la Comunidad de Madrid, la Casa del Cura ha recuperado su presencia en la vida del municipio. Hoy en día funciona como espacio polivalente: alberga plenos municipales, exposiciones, actos culturales y actividades educativas. Esta transformación no solo ha devuelto la vida a un edificio histórico, sino que lo ha convertido en un nuevo punto de encuentro para la comunidad.
Una vez efectuado el recorrido por el núcleo antiguo de Griñón, nos dirigimos hacia la Calle Mayor para caminar por ella hasta la Calle Fuente de la Salud, donde giraremos a la izquierda para llegar al aparcamiento donde teníamos el coche, y con el mismo dirigirnos a la Ermita del Santísimo Cristo Aparecido, situada en la bifurcación del Camino Antiguo de Toledo y el Camino Moralejita.
Se trata de una pequeña edificación construida en el siglo XX, de planta cuadrada y fábrica de ladrillo encalada, cubierta de pizarra sobre armadura de madera y con zócalo de granito. El acceso al interior se efectúa mediante un porche con armadura de madera sustentada por dos pilastras de piedra. En su parte superior, una pequeña espadaña alberga una campana.
En este caso, no es que el templo estuviera cerrado, sino que la construcción se encuentra dentro de un recinto cercado con malla metálica y una puerta con candado. Lo curioso del caso es que el recinto contiene unos bancos para descansar.
Coordenadas: 40°13'20"N 3°51'14"W / 40.222222, -3.853889

Desde la ermita continuamos en coche hacia la antigua estación de ferrocarril, situada en la Avenida de Portugal nº 28. Fue construida en 1913 y formaba parte de la línea férrea Madrid–Valencia de Alcántara, que dejó de usarse en los años ochenta del siglo XX.
Se trata de un conjunto de edificios compuesto por el edificio de pasajeros, servicios y uno de mercancías. El edificio de pasajeros, aunque en lamentable estado, presenta dos plantas con fábrica de mampostería y ladrillo visto, material que también se emplea en la imposta que separa las plantas, el recercado de los huecos, el refuerzo de las esquinas, el alero y la cornisa.
En una alambrada se puede ver un cartel con la siguiente inscripción: ESTA ESTACIÓN ES / PATRIMONIO HISTÓRICO DE / RENFE / ROGAMOS / MANTENGAN LIMPIAS LAS / INSTALACIONES.

Continuamos con el coche para dirigirnos al Pinar del Carraperal situado en el paseo del mismo nombre, para ver laFuente del Carraperal, situada en el punto más bajo del parque, esta fuente constituye uno de los elementos históricos más singulares del entorno natural de Griñón. Construida en 1892, se accede a ella mediante un pequeño tramo de escaleras empedradas, flanqueadas por muretes laterales de ladrillo visto que descienden en ángulo hasta la base del caño.
La fuente presenta una estructura simétrica y semicircular, en cuyo centro se encuentra el cuerpo principal, compuesto por una fábrica mixta de mampostería enlucida y ladrillo visto. Destaca la hornacina con arco de medio punto, rematada con una clave central y molduras también de ladrillo, sobre la que figura una inscripción con el nombre de la fuente y su fecha de construcción.
El frontal se prolonga lateralmente mediante dos pequeños muros curvos que delimitan la zona de recogida del agua, actualmente sin uso funcional. El conjunto se apoya en un entorno empedrado con piedra irregular, combinada con piezas rectangulares que delimitan la zona pavimentada.
En su momento, esta fuente abastecía a los vecinos y labradores del entorno, y aún hoy se conserva como testimonio del patrimonio hidráulico tradicional. A pesar de su estado de semiabandono, se aprecian los elementos originales en su totalidad, lo que permite imaginar su aspecto original y su funcionalidad dentro del paisaje agrícola de finales del siglo XIX.
Coordenadas : 40°12'45"N 3°50'29"W / 40.212500, -3.841389

Fiestas Patronales en honor al Santísimo Cristo Aparecido (junio): celebradas durante varios días del mes de junio, estas fiestas incluyen procesiones, encierros, actuaciones musicales, eventos deportivos y actividades para todas las edades. Constituyen el principal acontecimiento festivo del calendario local.
Fiesta de la Coliflor (marzo): evento popular centrado en este producto típico de la huerta local, con degustaciones, propuestas culturales y actividades para el público familiar.
Los Veranos de la Plaza (julio y agosto): ciclo de conciertos al aire libre en la Plaza del Ayuntamiento con actuaciones de copla, flamenco, tango y música popular.
Navidad y Cabalgata de Reyes (diciembre – enero): programación navideña con teatro infantil, música en directo, pasacalles, la visita de Papá Noel y la tradicional cabalgata del 5 de enero.
Fiesta de Nochevieja (31 de diciembre): macrofiesta organizada por el Ayuntamiento para despedir el año en el polideportivo municipal.
Algunas de estas celebraciones pueden variar en fechas y formato cada año. Para más información actualizada, se recomienda consultar la web oficial del Ayuntamiento de Griñón.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos
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Plaza Mayor, 1 28971 - Griñón Tfno: 91 814 00 14
Distancia a Madrid: 31,7 KM Municipios colindantes
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