El nombre de BREA parece provenir del vocablo godo (escandinavo) BRIGA que significa Ayuntamiento de gentes sin gobierno ni cabeza o persona a quien obedezcan o respeten, pero que se juntaban en un lugar común y cerca de donde tenían las labores del campo, para defenderse de los que quisieran apropiarse de sus pertenencias y así "abrigarse" los unos con los otros hasta que pasado algún tiempo estas gentes se aglutinasen y formaran ya un cierto núcleo urbano.
Con el paso de los siglos y por deformación del idioma el término "BRIGA" se convirtió en "BREA". Lo que no se entiende bien es el acompañamiento "de Tajo" ya que este río no pasa por la delimitación del municipio, si no a unos cuantos kilómetros del mismo.
Gentilicio: Breanos/as
La ubicación de Brea de Tajo en el valle del Tajo sugiere un alto potencial arqueológico, aunque no hay pruebas documentadas de su fundación. Se cree que los árabes establecieron el asentamiento en el primer tercio de la Reconquista. Tras la conquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI, Brea quedó dentro de la línea defensiva cristiana.
La repoblación posterior llevó a que en 1257 Alfonso X el Sabio incorporara estas tierras a la Corona a cambio de otras posesiones cedidas a la Orden de Calatrava, que había dominado la zona. En 1326, un documento menciona a Brea con un concejo organizado, lo que indica su consolidación como núcleo habitado. Durante el siglo XIV, estuvo ligada a la Mancomunidad de Almoguera y fue escenario de conflictos entre los ganaderos de la Mesta y los concejos locales.
Siglo XV. En 1401, el maestre de la Orden de Calatrava, Gonzalo Núñez de Guzmán, concedió a Brea el título de villa. En 1476, los Reyes Católicos asumieron el control de la Orden de Calatrava y, en 1506, Carlos I integró todas sus propiedades en la Corona de Castilla.
Siglo XVI. En 1538, Carlos I vendió Brea de Tajo a Luis Hurtado de Mendoza, marqués de Mondéjar, por 17.778.156 maravedíes, consolidando su dominio feudal. Los Mendoza dominaron la villa durante siglos y su escudo aún forma parte de la heráldica local. En 1575, gracias a las Relaciones Topográficas de Felipe II, se sabe que Brea era un pueblo de labradores con tierras de secano, con producción de trigo, cebada, avena, viñas, olivos y zumaque (usado en la curtiduría y tintes). Se registraban problemas de agua, ya que los vecinos debían abastecerse en el río Tajo y otros manantiales lejanos. También había una notable presencia de artesanos, como herreros y tejedores.
Siglo XVII. En 1671, se instaló en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción la imagen de la Virgen del Rosario. En 1751, el Catastro de Ensenada reveló que Brea pertenecía directamente a la Corona, aunque el marqués de Mondéjar mantenía privilegios locales. La principal producción era el zumaque, con una cosecha anual de 10.000 arrobas, que se transportaba a fábricas en Madrid y Guadalajara.
En el siglo XVIII, la situación económica de Brea comenzó a mejorar. Según el Catastro del Marqués de la Ensenada (1751), la población era de 220 vecinos, lo que indicaba una leve recuperación demográfica tras las crisis anteriores. Los principales productos agrícolas eran el trigo, la cebada, el centeno, la avena, el aceite, el vino y el zumaque. También había algo de producción de miel y cáñamo. La ganadería se centraba en ovejas y cabras, con una cabaña de aproximadamente 1.700 ovejas y 358 cabras, además de un pequeño número de cerdos y vacas.
El zumaque seguía siendo el producto estrella, alcanzando su máxima producción en esta época con 10.000 arrobas anuales. Era transportado por los arrieros locales a las tenerías y tintes de Madrid, Pastrana y Pozuelo de Alarcón, donde se usaba en la curtiduría de cuero y la tintorería de sedas y lanas. La Mesta continuaba ejerciendo su influencia en la región, facilitando la trashumancia de los rebaños por las cañadas reales.
A nivel urbano, el Catastro de Ensenada señala que Brea contaba con 215 casas, de las cuales 28 estaban en ruinas. Las casas eran de mampostería y ladrillo, con dos plantas, cuadras y pajares, reflejando un modelo agrario tradicional. El documento también menciona la existencia de tres telares de lienzo, indicando la presencia de una modesta industria textil.
Igualmente también se menciona la existencia de tres ermitas extramuros:
San Roque, a unos 100 metros del pueblo. Santa Catalina, en un cerro, que antiguamente pudo haber sido una parroquia y La Concepción de Nuestra Señora.
A nivel administrativo, Brea dependía del Consejo de Castilla y del marqués de Mondéjar, quien tenía la potestad de nombrar los cargos de justicia. La jurisdicción local incluía un alcalde mayor, dos corregidores, un alguacil, un escribano y un procurador.
Hacia finales del siglo XVIII, la población de Brea alcanzó los 260 vecinos, según Tomás López en 1788. Sin embargo, la villa seguía siendo un enclave eminentemente agrícola, con pocas oportunidades de diversificación económica.
Siglo XIX. En 1808, durante la Guerra de la Independencia, Brea fue escenario de enfrentamientos, ya que formaba parte del área de acción del guerrillero Juan Martín "El Empecinado". En 1833, con la reorganización territorial de España, Brea dejó de formar parte de la provincia de Toledo y se integró en la provincia de Madrid, dentro del partido judicial de Chinchón. La Desamortización de Mendizábal (1835) afectó sus propiedades eclesiásticas.
El Diccionario de Madoz (1847) describe a Brea como una villa con 800 habitantes, un territorio árido con montes y cultivos de trigo, cebada, olivos y zumaque. Su economía se basaba en la agricultura y la ganadería ovina y caprina. Se mencionan dos molinos de aceite y una posada. Sin embargo, la población experimentó un descenso a finales del siglo XIX. En 1897, se construyó la ermita de San Isidro. También se levantaron la escuela primaria y la casa consistorial.
Siglo XX. A pesar de la cercanía del frente de la Guerra Civil en Morata de Tajuña, no hay registros de bombardeos en Brea. Sin embargo, la iglesia sufrió daños y perdió parte de su mobiliario litúrgico. En las décadas de 1940-1950, tras la guerra, se realizaron obras de reconstrucción, incluyendo la reforma del ayuntamiento y la construcción del grupo escolar. También se mejoró el suministro de agua con un depósito en 1958.
En 1964, se construyó una clínica con vivienda para el médico. En 1970, se inauguró el nuevo cementerio. Durante estos años, la despoblación se intensificó por la migración a Madrid, aunque se construyeron nuevas viviendas protegidas en el Barrio de San Roque. Entre 1980 y 1990, Brea sufrió un descenso del 13% en su población, con un envejecimiento demográfico progresivo. La actividad agrícola cayó y la ganadería pasó a estar dominada por el sector porcino. Entre las mejoras urbanas destacaron la apertura del Centro de Actividades Juan Carlos I (1993), la construcción de la piscina municipal (1997) y la restauración del antiguo pósito en 1995.
Siglo XXI. Desde los años 2000, Brea ha buscado revitalizarse con inversiones en infraestructura y servicios. En 2000, fue el primer municipio de la Comunidad de Madrid en contar con una helisuperficie sanitaria. En 2003, se integró en la red de abastecimiento del Canal de Isabel II. A pesar de estas mejoras, el desempleo y la despoblación siguen siendo problemas. En 2005, Brea fue catalogado como el tercer municipio más pobre de Madrid, con una renta per cápita de 6.824 euros anuales. Para combatir esta situación, se plantearon proyectos como la promoción del turismo rural y el desarrollo de una zona industrial. En 2007, la construcción de un centro para menores infractores generó nuevos empleos. También se ha promovido la recuperación de elementos patrimoniales, como la iglesia de la Asunción, declarada Bien de Interés Cultural en 1997 y restaurada a partir de 2004.
Actualmente, la población sigue siendo mayoritariamente envejecida y la falta de industria limita la atracción de nuevos habitantes, aunque el desarrollo del turismo rural y la cercanía a Madrid pueden ofrecer oportunidades futuras.
Después del preámbulo vamos a pasar a efectuar una pequeña visita al pueblo, empezando la misma en la Plaza de Felipe VI donde se encuentra ubicado el Ayuntamiento para que después de caminar unos centenares de metros a visitar sin lugar a dudas su "Joya arquitectónica".
La Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Brea de Tajo, constituye sin lugar a dudas una Joya del Neoclásico madrileño declarada monumento por la Comunidad de Madrid el 26 de junio de 1997 y restaurada recientemente.
De dimensiones grandiosas y una luminosidad interior impresionante, proviene de la ampliación de la antigua iglesia del siglo XVI llamada Santa María la Mayor de estilo gótico-renacentista, de la cual solo se conserva la torre de tres cuerpos, el "Baptisterio" situado debajo de la torre con bóveda de crucería con terceletes y la "Pila bautismal". Dentro del mismo igualmente se encuentran dos pinturas de la "Virgen" del mismo siglo y cuyos autores se desconocen, pero sin lugar a dudas la que más atrae es la de la "Virgen dando el pecho", escena escasamente reproducida en los lienzos.
Posteriormente y dado que la antigua iglesia se iba quedando pequeña, se encomendó un proyecto de construcción al arquitecto León de Bergara no prosperando el mismo a instancia del entonces párroco del pueblo, se solicitó un nuevo proyecto al Arzobispado, siendo este concedido al arquitecto Ignacio Thomas y las pinturas a Ginés Andrés de Aguirre.
La edificación consta de una "Nave central" con "Capillas laterales" a las que se accede por arcos de medio punto.
En cuanto a las "Pinturas de Ginés de Aguirre" sobresalen las efectuadas en las pechinas de la bóveda en las que se representan a los "Padres de la Iglesia".
Pero lo más valioso y sobresaliente es el "Órgano". Se trata de los restos del órgano más antiguo de la Comunidad de Madrid. En la actualidad se emplea como altar con imágenes donadas por los fieles.
De nuevo en el exterior en el muro de poniente de la torre, cabe destacar un "Vano" de marcado estilo Plateresco.
La restauración de esta iglesia está basada en el proyecto de Juan de Dios de la Hoz y en la misma han intervenido Arquitectos, Aparejadores, Arqueólogos, Restauradores, Historiadores etc., destacando la labor en la restauración de los frescos a Elsa Soria.
La cantidad final destinada para todo esto ha ascendido a 872.745 euros, donados por la Comunidad de Madrid y la Fundación de Caja Madrid.
Continuaremos nuestra visita tomando a la izquierda la calle de la salida lateral de la iglesia en dirección al antiguo cementerio. Llegados a este lugar estaremos ante una de las hermosas que posee Brea como es su "Vega", salpicada de pequeños huertos y árboles frutales, aparte de una pequeña urbanización.
El 25 de julio de 1986 esta vega junto con los pueblos de Carabaña y Estremera, sufrieron una de las peores inundaciones conocidas en la nuestra Comunidad. La situación más calamitosa la tuvieron los habitantes de Brea que vieron con impotencia como el pequeño Arroyo Brea que desemboca en el tajo, se había desbordado y transportaba en sus enloquecidas aguas animales muertos, árboles arrancados, piedra y lodo aislando a dos urbanizaciones, La Vega y El Cagigal. Como consecuencia del corte de carreteras de la zona, los bomberos no podían acceder en un primer momento a este lugar, obligando al Ejército a enviar tres helicópteros para rescatar a unas cuantas personas que se encontraban aisladas en los tejados de sus casas con dos metros de agua bajo sus pies. Afortunadamente no hubo que lamentar desgracias personales.
Dependiendo de la hora concertada para su visita, podemos podemos continuar subiendo por la calle que parte de frente al Ayuntamiento en la PLaza de la Solana s/n y con dirección a la plaza de toros, se encuentra "La Almazara" o "Museo Oleico y de Costumbres" está ubicado en un antiguo molino, donde los vecinos del pueblo después de recoger la aceituna la llevaban allí para que fuese exprimida y así obtener aceite en los primeros meses del año. Hay que tener en cuenta que el "Olivo" era una de sus principales fuentes de riqueza.
El edificio esta recién restaurado y ha sido inaugurado en octubre de 2007 coincidiendo con las fiestas de la Virgen del Rosario. Estuvo en funcionando hasta 1967 año en que se creó "RECESPAÑA" o cooperativa aceitera de la Región Centro de España.
Lo primero que nos encontramos al entrar es un gran salón con numerosos "utensilios de fragua" y de "agricultura". En la misma sala igualmente se pueden ver los depósitos donde se almacenaba el aceite después de ser obtenido de la aceituna.
Pasando por una pequeña puerta llegaremos a la sala noble de edificio "el molino" con sus enormes "muelas de moler" hechas de granito y con un considerable peso cada una de ellas. En este punto cabe resaltar que en un principio y hasta que la electricidad no llegó al pueblo en el año 1928, estas piedras eran movidas por la fuerza de los bueyes como en una noria.
Con la llegada de la fuerza eléctrica se montó un "motor", que por medio de unas poleas hacía girar estas muelas.
Después de ver esta planta, se accede a una segunda que anteriormente no existí, habiéndose construido actualmente en su en su totalidad. Aquí se ubica una pequeña sala de proyecciones y otra para talleres como elaboración de jabón artesanalmente, arte floral, elaboraciones de queso y vino etc.. Desde esta planta se obtiene una excelente visión de la "sala del molino".
Para solicitar día y hora de visita contactar con el Tfno. 91-872-10-13.
Terminada esta visita obligada retornaremos a la Plaza para tomar la Calle Mayor hacia la salida del pueblo en dirección a Estremera y Valdaracete.
Durante este corto trayecto vamos a ir encontrándonos con una gran parte de la historia de Brea. A escasos metros y a mano derecha nos sorprende el "Bar los Escudos". En la fachada que da a la carretera se puede observar un bonito "escudo" labrado en piedra, y a la derecha del bar en la portada de la casa se encuentra el "escudo de San Miguel" situado entre al barroco y el churrigueresco.
Continuando por la derecha nos encontraremos con una "vivienda cueva", en la actualidad sin habitar, sin embargo no puedo evitar el recordar como en los años 58-60 cobijaba a una humilde familia, quizás la más pobre del pueblo.
Continuando por la calle Mayor, esta vez a la izquierda, nos encontramos con las "antiguas escuelas". A un escaso centenar de metros y para finalizar nos encontraremos con la "Ermita de San Roque" del siglo XIX, bastante restaurada pero con un interior muy austero con las paredes de cal y una bonita cúpula.
Con el fin de terminar la visita a este pueblo, volveremos a la plaza para dirigirnos por la última calle a la izquierda de la Plaza para girar a la derecha por la Calle Cervantes hasta la calle Costanilla de los Ángeles donde se puede observar en la fachada de una casa situada a la izquierda el "escudo de la Inquisición".
De nuevo en la plaza nos dirigiremos por la carretera que va hacia Driebes para coger la calle de San Isidro (primera a la izquierda) que nos llevará al nuevo cementerio y a la "Ermita de San Isidro" del siglo XIX. Durante este corto paseo a la ermita se encuentra el "Parque del El Charco" desde donde se puede observar una buena perspectiva de la Iglesia.
Para acabar y como consejo, no os perdáis una maravillosa vista global del pueblo desde los cerros por los que discurre la M-221 en dirección a Driebes, se pierde un poco de tiempo pero merece la pena.
Por último si se va en coche desde Madrid por Valdaracete en la temporada otoñal, se observará como en las cunetas y mezclada con los olivos hay una curiosa planta que en esta época toma un color rojizo grandioso que se llama ZUMAQUE que puede llegar a medir tres metros de altura. Con los taninos de esta planta se hacía un curtiente para pieles de muy alta calidad y su fruto era empleado como tinte negro para la lana y la seda. De esta planta llegó haber plantaciones para su recolecta, teniendo un destacado valor dentro de la economía del pueblo.
LA CANDELARIA. 2 de Febrero. Procesión religiosa.
LOS MAYOS. 30 de Abril. A las 12 de la noche se cantan los típicos MAYOS y jotas en honor de la Virgen. Los Mayos consisten en música y canciones con que en la noche del último día del mes de Abril los mozos obsequian a las solteras.
DOMINGO Y LUNES DE RESURRECCIÓN. Típico hornazo y tortilla. El domingo tiene lugar una procesión al amanecer hasta el cerro de Santa Catalina, efectuándose el encuentro del Santísimo, representado por la Custodia y la Virgen a la que se entrega el niño que lo lleva entre sus brazos hasta el pueblo. Es una de las pocas ocasiones en que se puede observar La Custodia, de la Escuela de Arce y del mismo estilo que la de Toledo. Es del siglo XVII y está formada por tres cuerpos de plata dorada y repujada, con piedras en malaquita con incrustaciones en plata. Es sin dudar uno de los objetos más representativos que tiene Brea de Tajo.
SAN ISIDRO. 15 de Mayo. Romería a la Ermita de San Isidro, donde se celebra la misa y se cantan canciones tradicionales. Aparte de una limonada hecha por las mujeres del pueblo, a una lado están situadas unas parrillas donde se pone carne, chuletas, chorizo y panceta para que se hagan a la leña.
SAN ROQUE. 16 de Agosto. Es costumbre que en ese día se suba con los niños hasta la Ermita para besar el Santo. Se celebra verbena, gymkhanas infantiles y ciclos de cine de verano.
VIRGEN DEL ROSARIO. Primer domingo de Octubre. Se celebran en honor de la Patrona del pueblo y durante una semana hay actuaciones musicales, eventos taurinos, juegos, comidas colectivas y fuegos artificiales.
SANTA CATALINA. 25 de Noviembre. En este día se reparten las CARIDADES. Panecillos con anises que se llevan a los enfermos y a los más necesitados.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos