El nombre de Navarredonda viene bastante bien descrito en el DRAE en las dos voces que se compone:
Nava, tierra sin árboles y llana, a veces pantanosa, situada generalmente entre montañas.
Redonda, espacio grande que comprende varios lugares, zonas o pueblos. Si se unen ambas voces, daría lugar a una sola, que en este caso es Navarredonda.
En el caso de San Mames el nombre del municipio se hereda de la antigua Ermita existente en el este lugar y dedicada a este Santo
Gentilicio: Navarredondeños/as - Navarreños/as - Navarros/as
En tiempos remotos, cuando la Sierra de Madrid no era más que una vasta extensión de bosques y praderas, grupos de cazadores-recolectores merodeaban estas tierras en busca de alimento. Las cuevas y abrigos naturales servían de refugio en inviernos inclementes, mientras que los ríos y arroyos proporcionaban agua y recursos para la subsistencia. Aunque no se han encontrado restos arqueológicos directos en Navarredonda y San Mamés, los hallazgos en zonas cercanas, como el valle del Lozoya, sugieren que estos primeros habitantes migraban con las estaciones, siguiendo las manadas de ciervos y jabalíes que recorrían la región.
Durante la Edad del Hierro, los vettones, un pueblo de origen celta, ocuparon gran parte de la meseta central, incluyendo la Sierra Norte de Madrid. Estos pobladores construyeron castros, aldeas fortificadas en colinas estratégicas, desde donde defendían sus rebaños de lobos y posibles invasores. Se cree que algunos topónimos de la zona tienen origen celta, lo que indicaría una presencia prolongada de estos pueblos antes de la llegada de los romanos.
La conquista romana de la Península Ibérica trajo consigo una transformación del territorio. Se dice que algunas vías romanas atravesaban las tierras que más tarde ocuparían Navarredonda y San Mamés, permitiendo la comunicación entre Segovia y los valles del Lozoya. Con el auge del Imperio Romano, la explotación de los bosques y pastos se intensificó. Es posible que en estas tierras existieran pequeñas villas rurales, explotaciones agrícolas organizadas en torno a familias que cultivaban cereales y criaban ganado para abastecer a los mercados de ciudades cercanas. La región era conocida por la calidad de su lana, un recurso apreciado en la economía romana.
Posteriormente la crisis del Imperio Romano y las primeras incursiones de pueblos germánicos debilitaron el control sobre estas tierras. Las grandes vías romanas comenzaron a deteriorarse y muchas villas fueron abandonadas. Se cree que en este período los habitantes de la Sierra volvieron a un estilo de vida más autosuficiente, refugiándose en los bosques y valles para escapar de los conflictos.
En los tiempos visigodos durante los siglos VI y VII, cuando la península se fragmentaba en pequeños reinos, la Sierra Norte de Madrid permanecía como un territorio agreste y poco habitado. Sin grandes caminos ni ciudades, esta zona servía como refugio para grupos de pastores que buscaban tierras altas para su ganado. Aunque no hay constancia de asentamientos estables en lo que hoy es Navarredonda y San Mamés, es probable que las rutas de trashumancia cruzaran estos parajes, conectando la meseta con los valles del sur. Con la consolidación del reino visigodo y el avance del cristianismo, la organización territorial comenzó a definirse.
En el siglo VIII con la llegada de los musulmanes a la península en el año 711 supuso un cambio drástico en el control del territorio. La Sierra Norte se convirtió en una franja incierta, un lugar de paso entre los dominios islámicos del sur y los reinos cristianos que resistían en el norte. No hay pruebas de un asentamiento árabe en Navarredonda y San Mamés, pero el dominio musulmán sobre Buitrago y su entorno pudo haber influido en la futura repoblación de la zona.
En los siglos IX y X bajo el emirato de Córdoba, los musulmanes consolidaron su control sobre la península, estableciendo fortalezas y patrullando las sierras para evitar incursiones cristianas. En estos tiempos, la actual comarca de Buitrago era tierra de nadie, con escasa población y dedicada principalmente a la trashumancia. Las primeras ermitas cristianas, si las hubo, habrían sido refugios temporales para pequeños grupos que evitaban los conflictos. El esplendor del califato de Córdoba trajo consigo estabilidad y un auge comercial, pero la Sierra Norte de Madrid continuó siendo un territorio marginal. A pesar de ello, la presencia islámica dejó su huella en la arquitectura posterior, como se observa en el ábside románico-mudéjar de la iglesia de San Mamés, construido siglos más tarde con influencias musulmanas. Se cree que en esta época comenzó la explotación de los bosques para la producción de carbón vegetal, una actividad que perduraría hasta la Edad Moderna.
Con el comienzo del siglo XI, la Reconquista cristiana avanzaba y, en 1085, Alfonso VI conquistó Toledo, asegurando así el control sobre la Sierra Norte. En 1098, el monarca otorgó privilegios a Buitrago, concediéndole amplios territorios para su repoblación. Aunque no hay documentos exactos sobre la fundación de Navarredonda y San Mamés, se cree que los primeros asentamientos aparecieron en este siglo, con pobladores provenientes de Sepúlveda y Segovia, atraídos por los pastos fértiles y la abundancia de agua.
En el siglo XII el asentamiento en la comarca comenzó a consolidarse bajo el dominio de la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, a la que quedó adscrito el territorio de Buitrago y sus aldeas. Durante este siglo, se construyeron las primeras iglesias y se organizaron los caminos de trashumancia que facilitarían la economía ganadera. La iglesia de San Mamés y su ermita anexa sirvieron como núcleo inicial del poblado homónimo.
En el siglo XIII con la creciente importancia de la ganadería, los pobladores segovianos ampliaron su dominio sobre estas tierras, estableciendo normas de pastoreo y delimitando los bosques comunales. Sin embargo, la influencia del Señorío de Buitrago, bajo el dominio de la nobleza castellana, comenzó a imponerse sobre la región, separando gradualmente estos pueblos de la tutela segoviana.
El siglo XIV trajo consigo conflictos territoriales que marcaron esta época. En 1368, Enrique II confirmó la posesión del Señorío de Buitrago a Pedro González de Mendoza, consolidando el poder de esta familia sobre la región. Navarredonda quedó en la frontera occidental del señorío, mientras que San Mamés, con su iglesia románica, siguió siendo el punto de referencia para las aldeas cercanas. Se registran los primeros pleitos entre los pueblos vecinos por el uso de los pastos y las tierras comunales.
En el siglo XV la población judía tuvo presencia en la comarca, como lo demuestra el hecho de que varios bienes en Navarredonda y San Mamés pertenecieran a la comunidad judía de Buitrago antes de su expulsión en 1492. La economía seguía girando en torno a la ganadería, pero la agricultura y la explotación del bosque se convirtieron en actividades complementarias esenciales para la subsistencia.
La documentación del siglo XVI refleja una consolidación de los núcleos urbanos. Navarredonda y San Mamés formaban parte del Cuarto de Braojos, dentro del Común de Villa y Tierra de Buitrago. Se redactaron ordenanzas locales para la gestión de los pastos y los montes comunales. Pinilla de Buitrago se separó de San Mamés en 1573, lo que redujo la población de este último.
Durante el siglo XVII las crisis económicas y las epidemias golpearon la región. En 1599, la peste causó numerosas muertes, reduciendo drásticamente la población. En 1656, solo quedaban 10 vecinos en Navarredonda y 6,5 en San Mamés, y en 1670 estas cifras descendieron aún más. A pesar de ello, la estructura comunal y la ganadería permitieron la supervivencia de los habitantes.
En el siglo XVIII el Catastro de Ensenada de 1751 documenta un crecimiento poblacional tras la crisis del siglo anterior. Navarredonda tenía 27 vecinos y San Mamés, 23. La producción de trigo, centeno y lino, junto con la cría de ovejas merinas y vacas, constituía la base económica. Carlos III concedió 50 fanegas de terreno a San Mamés para la creación de una dehesa boyal, reforzando la ganadería local.
Con la llegada del liberalismo en el siglo XIX trajo consigo grandes cambios administrativos. En 1833, la división territorial de Javier de Burgos incorporó Navarredonda y San Mamés a la provincia de Madrid, dejando atrás su relación histórica con Guadalajara. Las desamortizaciones afectaron a los bienes comunales, y la desaparición de la Mesta y del Común de Villa y Tierra alteró el modelo económico tradicional. A finales de siglo, la población creció hasta los 340 habitantes, con una importante renovación de viviendas en San Mamés.
A principios del siglo XX, la economía siguió siendo agropecuaria, con un fuerte desarrollo del cultivo de patatas y la ganadería. Durante la Guerra Civil, las iglesias fueron dañadas y en 1962 se reconstruyó San Miguel Arcángel en Navarredonda. Sin embargo, el abandono rural hizo que la población se redujera drásticamente a 100 habitantes en 1991.
En las últimas décadas y principios del siglo XXI, el regreso de antiguos habitantes en periodos vacacionales y la aparición de urbanizaciones han revitalizado el municipio. La ganadería ha sido apoyada con nuevas infraestructuras, aunque el turismo rural comienza a tomar fuerza como alternativa económica.
Edificio del Ayuntamiento. Ubicado en la Plaza de la Constitución, se trata de una construcción levantada después de la guerra civil por la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones, que presenta una planta totalmente irregular con su fachada principal porticada con cuatro arcos de medio punto y planta alta con balconada.
A un lado se encuentra un torreón con fábrica de mampostería y sillares en las esquinas para reforzarlas. En su fachada frontal se encuentra un reloj y un escudo de origen desconocido. El citado torreón está culminado con un pináculo donde se apoya una veleta y cuatro bolas de granito sobre pináculos del mismo material en cada una de sus esquinas.
Fuente. Situada en un lateral de la plaza siendo otra construcción de la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones, seguramente para abastecer de agua potable a los habitantes toda vez que por aquel entonces las casas no disponían de agua corriente dentro de las mismas.
Se encuentra compuesta por un murete central curvado de piedra granítica, en cuyo centro se levanta un monolito adosado al murete de donde emerge un caño que vierte sus aguas en un pequeño pilón en alto apoyado sobre otro monolito teniendo en ambos lados sendos bancos. A ambos lados del murete central se encuentran dos pilares que en su parte superior, al igual que en la parte central, se encuentran bolas de igual material apoyadas cuadrados escalonados.
Tras bajar una pequeñas escaleras situadas a ambos lados, se encuentra la parte trasera de la misma con idéntica estructura que la parte delantera.
Las antiguas escuelas, situadas frente al Ayuntamiento al otro lado de la plaza, se trata de la típica construcción escolar efectuada después de la guerra civil por la mencionada Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones, presentando en este caso la curiosa diferencia con otras de tener un único acceso para niñas y niños.
Como en el caso del Ayuntamiento se encuentra realizada en mampostería con refuerzo de sillería en las esquinas. El citado acceso se efectúa a través de un arco de medio punto con dovelas de granito. En su frente se encuentra una especie de patio descubierto rodeado de un pretil de piedra granítica.
Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel. Aunque su construcción es bastante actual por haber sido destrozada la anterior durante la guerra civil, se cree que esta levantada sobre los restos de otra románica. Se trata de un cuerpo con una sola nave con capillas laterales. Cabe destacar la Espadaña con tres campanas.
De la antigua iglesia solo se conserva el ábside circular encalado y contrafuertes de ladrillo.
Desde la parte trasera de la iglesia caminamos por la calle Peña la Raya hasta encontrarnos con el reloj o piedra de las veces.
En la época medieval existían las llamadas Comunidades de Regantes, que estaban formadas por aquellos vecinos que poseían huertos y prados con derecho al agua de una reguera común.
Al tener las Comunidades mencionadas sus propias ordenanzas, tenían al frente una única autoridad que era el Alcalde de Reguera del que dependían el Guardia Aguador, el Escribano que a la vez era el que repartía el tiempo de riego entre los que tenían derecho al agua de la reguera, abriendo o cerrando las bifurcaciones existentes.
Para medir este tiempo se recurría a una especie de reloj de sol, una estaca alta clavada en el centro de una piedra circular, que en lugar de tener talladas las horas lo que se hacía era grabar tantas marcas como regantes existieran. A esta piedra se la llamaba "Reloj o Piedra de las Veces" o "Reloj o Piedra de las Partes".
Pilón. Bajando desde la Plaza por la calle real, se encuentra esta fuente-pilón de planta rectangular construido de mampostería y bordes del pilón de piedra. En su frente se alza un murete igualmente de mampostería y esquinas de piedra, del cual emergen tres caños que vierten sus aguas en el mencionado pilón.
Su utilidad pudiera haber sido tanto como abrevadero, unicamente fuente o hasta lavadero.
A escasos metros del pilón anteriormente mencionado, se encuentra este monolito con el escudo de Navarredonda - San Mamés y la inscripción NAVARREDONDA / FUERZA-RAIZ / CORAJE.
El escudo presenta los símbolos de una hoja de roble y un horno de carbón vegetal, señalando la importancia que en su día tuvo los bosques de roble de su entorno.
Una pequeña placa situada en la parte baja del monolito se encuentra grabada con el año de su ejecución 18 de noviembre de 2013 y el nombre del autor Paulino Miguel González Álvarez.
Regresamos a la Plaza de la Iglesia para tomar a nuestra izquierda la Calle de las Eras y encontrarnos en su número 16 con el Potro de herrar. Era la construcción donde antiguamente se herraba al ganado, siendo muy comunes sobre todo en la zona de la sierra de la Comunidad de Madrid. Constaban de dos hileras paralelas de tres postes cada una que comúnmente eran de granito aunque los más antiguos podrían ser de madera. Los dos pares más altos estaban unidos por palos de madera o varas metálicas, y estos a su vez con el par más bajo se encontraban unidos de la misma manera.
Entre los postes del segundo par más alto se encontraba el yugo, lugar donde se fijaba la cabeza del animal para inmovilizarlo además de pasarle dos cinchas de cuero por la panza atadas a las varas metálicas o palos de madera.
Una vez efectuada la faena del inmovilizado era cuando entraba el herrero primero para quitar las viejas herraduras, luego limpiar las pezuñas para terminar poniendo herraduras nuevas.
Continuamos por la Calle de de las Eras para desviarnos por la Calle Pezuela y ver la Fuente Vieja.
Se encuentra dentro de una espacio enmarcado rectangular al que se accede bajando unos escalones y al lado de una área de recreativa. La fuente se encuentra compuesta por dos pilas de piedra situadas a diferente altura, la inferior abierta por sus parte inferior. Esta fuente era lugar de avituallamiento de agua para la población hasta la llegada del agua corriente a las casas alrededor de la década de los años 50-60 del siglo XX.
Empezamos nuestra visita a San Mames dejando el coche en un pequeño parking público adyacente a las Antiguas escuelas.
Se trata de una construcción de planta rectangular levantada después de la guerra civil en los años 50-60 del siglo XX. Los muros son de ladrillo remozados de yeso blanqueado y con refuerzo de sillares en las esquinas con cubierta a cuatro aguas. La entrada al edificio se efectúa por un porche situado en una de las esquinas con dos vanos de medio punto, a los que se accede mediante una pequeña escalinata situada en cada uno con pretiles decorados con bolas graníticas. En la parte delantera tienen un pequeño jardín con césped y bancos con mesas de madera.
Desde las escuelas cruzamos la M-634 para dirigirnos a la Calle del Potro y en su número 7 encontrarnos con el potro de herrar. Se trata de una construcción donde antiguamente se herraba al ganado, siendo muy comunes sobre todo en la zona de la sierra de la Comunidad de Madrid. Constaban de dos hileras paralelas de tres postes cada una que comúnmente eran de granito aunque los más antiguos podrían ser de madera. Los dos pares más altos estaban unidos por palos de madera o varas metálicas, y estos a su vez con el par más bajo se encontraban unidos de la misma manera.
Entre los postes del segundo par más alto se encontraba el yugo, lugar donde se fijaba la cabeza del animal para inmovilizarlo además de pasarle dos cinchas de cuero por la panza atadas a las varas metálicas o palos de madera. Una vez efectuada la faena del inmovilizado era cuando entraba el herrero primero para quitar las viejas herraduras, luego limpiar las pezuñas para terminar poniendo herraduras nuevas.
Retrocedemos para cruzar el puente sobre el Arroyo del Chorro y encontrarnos a los pocos metros a nuestra izquierda con el antiguo abrevadero.
Se trata de un pilón rectangular de mampostería adosado a un muro de igual material, saliendo del mismo tres caños que depositan sus aguas en el pilón citado. Los lados y la parte superior adornada en sus esquinas por dos pequeñas pirámides, son de piedra pulida.
Continuamos a nuestra izquierda por la Calle del Rio y ver uno de los restos más antiguos se pueden ver en San Mamés, como es el caso de la fragua en la foto. Pequeño edificio de planta rectangular con muros de mampostería y cubierta a dos aguas. En este lugar era donde se fabricaban las herraduras para las caballerías así como los callos para la vacas, afilaban las rejas del arado, los picos y demás herramientas de hierro.
En su interior se podía ver la lumbre con grandes fuelles para atizarla, la bigornia (yunque con dos puntas opuestas) sobre una gran madera, la pila para enfriar y templar el hierro, la piedra de afilar y algún otro utensilio válido para manejar el hierro como martillo, tenazas etc. Para la lumbre se usaba básicamente carbón de brezo que fabricaba el propio herrero que cobraba sus trabajos a los vecinos mediante una iguala que generalmente era en especie.
Desde la Fragua nos dirigimos por detrás de la misma por el Camino del Chorro hasta llegar a la Calle de la Fuente. Frente al número 13 de esta calle se encuentra la Fuente Celta.
La fuente o manantial se encuentra hundida en un muro bastante difícil de ver por sus pequeñas dimensiones. Se trata de una oquedad delimitada por el muro antes mencionado, dos piedras a modo de laterales y una cubierta igualmente de piedra a modo de dolmen.
Retrocedemos por la Calle de la Fuente hasta llegar a la Plaza Mayor y encontrarnos con al fuente típica levantada en la década de los 50 del siglo XX por la Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones.
La fuente se encuentra compuesta por una pilastra de mampostería rematada por un cuerpo escalonado rematado por la típica bola de granito. De la pilastra emerge un caño cuyas aguas va cayendo a una pequeña pila cuadrangular. La pilastra se encuentra rodeada por tres de sus lados por un banco corrido de piedra.
Desde la Plaza Mayor caminamos unos 300 metros para encontrarnos con la Iglesia de San Mamés, que como ya se ha indicado antes, el origen de la fue una antigua ermita. De esta época se conserva un precioso ábside románico-mudéjar. Durante la guerra civil aparte de perder imágenes y retablos, se descubrió restos del Pantocrator original románico.
En el interior y debido a la reforma que tuvo que sufrir se modificó el cuerpo principal pero no así su perímetro y distribución. Se instaló un retablo moderno que en 1970 fue sustituido por pinturas murales neorrománicas que reinterpretan la decoración original.
Chorrera de San Mamés. Se trata con sus casi 30 metros de altura de una de las mayores caídas de agua de toda la Comunidad de Madrid.
Para llegar hasta la misma se debe de tomar la pista que sale enfrente a la iglesia de San Mamés y que lleva a una quesería a unos setecientos metros del punto de salida.
La caminata hasta el pie de la chorrera es de aproximadamente de unos cuatro kilómetros con un desnivel de unos 300 metros, con algunos repechos bastante fuertes, la mayor parte por pista forestal. Después de haber caminado alrededor de dos kilómetros nos encontraremos al inicio de la parte con pinos, con la Casa del Leñador. Al terminar la parte del pinar llega la parte que para personas con alguna dificultad para andar se tienen que quedar. Desde aquí hasta el pie de la chorrera es un continuo subir entre peñas que exige aparte de una buena forma física, muy buena habilidad para encaramarte entre las mismas.
SAN ILDEFONSO Realmente debería ser el 23 de Enero, pero en la actualidad y para que acuda mas público se celebra el sábado más próximo con comida, cena y baile a La Vaquilla.
SAN MAMÉS Se celebran del 17 al 19 de Agosto.
FIESTAS DE VERANO DE NAVARREDONDA Último fin de semana de agosto.
SAN MIGUEL ARCÁNGEL 29 de Septiembre.
FIESTA DE LA RETAMA Se celebra el día de San Pedro o el fin de semana anterior.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos
![]() Ayuntamiento Plaza de la Constitución, 1 28739 - Navarredonda Tfno: 91-869-51-28
Distancia a Madrid: 89,1 KM Municipios colindantes
Lozoya EN COCHEPor la N-1 (E5) hasta la salida 75 y continuar por la M-634 a Villavieja de Lozoya. Pasado este municipio a 3,6 Km. se encuentra San Mames y a 1,5 km. más se llega a Navarredonda con un total de 89 kms. Existe una segunda opción que seria igualmente por la N1 hasta la salida 69 para dirigirse por la M-604 dirección Rascafría hasta el Puente de Taboada. desde aquí por la M-634 llegar a Gargantilla del Lozoya para continuar desde aqui por la M-635 hasta el cruce nuevamente con la M-634. Desde este cruce a la izquierda llegaremos a Navarredodnda y a la derecha a San Mamés. Con esta segunda opción recorremos 1,5 kms. menos pero a cambio tendremos menos recorrido por autovia. ![]() AUTOBUSES195 Madrid (Pza. Castilla)191 A Buitrago (Pza. Castilla) 195A Desde Buitrago 195B Desde Buitrago |