Se dice que en este lugar hubo un gran Prado donde pastaba el ganado del Señorío de Alamín donde solamente existía una casa para los guardeses y una cuantas chozas de pastores. El mencionado señorío tenía como como edificio principal el castillo de Alhamín, cuya situación estratégica con constantes luchas por conseguir su dominio, hizo que parte de sus habitantes se fuese trasladando hacia el Gran Prado mencionado, fundando la que fuese conocida como Aldea del Prado. Mas tarde como consecuencia de que Diego Hurtado de Mendoza, II duque del Infantado, dio al Prado el privilegio de villazgo, pasó a llamarse Villa del Prado.
Gentilicio: Pradeños/as - Praeños/as - Pratenses/as.
En el amplio valle del Alberche, donde se asienta Villa del Prado, se han hallado utensilios de piedra —como cuchillos, lanzas y puntas de flecha— que indican la presencia humana ya desde la primera y segunda Edad de Piedra. Estos vestigios revelan el paso de pueblos muy antiguos por estas tierras, aunque no se ha constatado un asentamiento fijo hasta época más reciente. Algunos cronistas han especulado con un origen romano de la localidad, basándose en monedas, sepulturas o inscripciones, pero los estudios actuales descartan un núcleo consolidado anterior al siglo XI.
En el siglo XI la historia de Villa del Prado comienza a perfilarse con claridad tras la conquista de la zona por Alfonso VI en 1078. Tras la toma del castillo del Alamín —junto con Madrid, Talavera y Toledo—, las tierras del entorno fueron puestas en explotación para pastos y ganado. En uno de estos prados, vinculado al señorío del Alamín, comenzaron a levantarse chozas y albergues para pastores, origen del futuro núcleo de El Prado.
Durante el siglo XII, la política de repoblación impulsada por los monarcas castellanos continuó en este siglo. Alfonso VII mantuvo la colonización de estas tierras, y en 1180, Alfonso VIII donó el castillo del Alamín y sus aldeas, incluido El Prado, al Arzobispado de Toledo. Así, la zona quedó bajo jurisdicción eclesiástica durante casi tres siglos.
En el siglo XIII el rey Fernando III repobló la zona con gentes traídas del norte peninsular en 1236. Concretamente, llegaron vecinos de Medina de Pomar (Burgos), a quienes se asignaron predios en Villa del Prado y Villanueva de Tozara (actual despoblado en Aldea del Fresno). Esta repoblación supuso el asentamiento definitivo y estructurado de Villa del Prado.
Durante el siglo XIV el dominio del Arzobispado sobre estas tierras no estuvo exento de conflictos. La indefinición de los límites provocó numerosos pleitos con localidades vecinas. En 1357, en plena enemistad entre Pedro I el Cruel y el arzobispo, el monarca ordenó la demolición del castillo del Alamín. Pese a ello, el arzobispo Pedro Tenorio lo reconstruyó en 1397, añadiéndole un puente. Por entonces, El Prado era uno de los lugares más poblados del territorio del Alamín, con 111 vecinos, frente a los 18 de Méntrida.
En el siglo XV Álvaro de Luna compró a su hermano en 1436, el arzobispo Juan de Cerezuela, la jurisdicción del Alamín, con lo que Villa del Prado pasó a formar parte de su señorío, junto con Escalona, San Martín de Valdeiglesias y otros lugares. Se construyó un palacio del Condestable, con picota frente a él como símbolo de su poder, y se inició la edificación de la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, en el corazón de la villa. A finales de siglo, junto con Méntrida y La Torre, Villa del Prado adquirió parte de los montes del Alamín en censo perpetuo.
En el siglo XVI, tras la muerte de Álvaro de Luna en 1453, las propiedades pasaron a su hija, esposa de Íñigo López de Mendoza, integrándose en la Casa del Infantado. En 1505, Diego Hurtado de Mendoza fue nombrado III duque del Infantado y recibió en mayorazgo estas tierras. Para evitar desplazamientos al castillo del Alamín, el duque concedió el Privilegio de Villazgo a Villa del Prado. La villa creció notablemente: de 405 vecinos pecheros en 1530 a 616 a finales de siglo. El trazado urbano se desarrolló en forma de abanico desde la plaza Mayor. En 1571, la villa fue empeñada a Diego de Vargas, señor de la Torre de Esteban Hambrán, hasta su recuperación por la Casa del Infantado en 1627.
La villa sufrió una epidemia de peste en 1599, pero la actividad constructiva no se detuvo. Se levantaron casas en calles próximas a la plaza Mayor, y el crecimiento urbano se dirigió hacia el norte.
En el siglo XVII, el concejo adquirió la villa en 1649 mediante retrovendendo, liberándola brevemente del señorío, aunque en 1669 la nobleza volvió a ejercer el control. La actividad económica se diversificó, con talleres textiles, tenerías y molinos, y se construyeron varias ermitas (Santa Lucía, Cristo de la Sangre, y la ya desaparecida San Lázaro). El auge económico se vio frenado tras la Guerra de Sucesión y los conflictos con la Corona, que reclamaba las alcabalas a la Casa del Infantado. La población osciló por epidemias y malas cosechas, aunque alcanzó 650 vecinos en 1786.
El siglo XVIII comenzó con retrocesos demográficos, pero la villa se recuperó gracias a la agricultura (vid, trigo, cebada, lino) y la ganadería. En 1752 había 483 casas, múltiples infraestructuras y servicios públicos, así como actividad artesana e industrial destacada. Se llevaron a cabo mejoras urbanas: organización de plazas, nuevas casas, molinos, escuelas, hospital, fuentes y alcantarillas. La trama urbana se consolidó entre los ejes norte-sur (San Martín-Alamín) y este-oeste (Cadalso-Aldea del Fresno). Las nuevas construcciones se adaptaron al estilo local, con balconadas, rejerías y escudos nobiliarios.
En el siglo XIX con la abolición de los señoríos por las Cortes de Cádiz en 1811,se abolió el mismo en Villa del Prado quedando incorporada a la nación como municipio independiente. Durante la Guerra de la Independencia fue saqueada por tropas francesas, viéndose obligada a vender tierras y proporcionar víveres y alojamiento.
Con la reforma territorial de 1833, impulsada por Javier de Burgos, Villa del Prado paso a pertenecer a la provincia de Madrid, incluyéndose en el partido judicial de San Martín de Valdeiglesias en el cual perteneció hasta principios del siglo XX, fecha desde la cual pasó al partido judicial de Navalcarnero.
En 1838, durante la I Guerra Carlista, sufrió un ataque que destruyó varias casas. Las epidemias (cólera, paludismo) y malas cosechas provocaron un descenso demográfico, alcanzando el mínimo de 2.096 habitantes en 1865. A finales de siglo, la villa se recuperó y creció hasta superar los 2.400 habitantes. En 1891 se inauguró el ferrocarril Madrid-Almorox, con estación en Villa del Prado, lo que impulsó su desarrollo urbano hacia el sureste.
El siglo XX comenzó con fuerte crecimiento. En 1930 la villa contaba con casi 2.800 habitantes. Tras el parón de la Guerra Civil —que destruyó la picota de Álvaro de Luna y numerosas viviendas—, se realizaron obras de reconstrucción y mejora urbana. La actividad vinícola se convirtió en la principal industria, con bodegas como la de J. Espada. El ferrocarril, activo hasta 1965, fue un eje clave del crecimiento. A partir de los años 50, se construyeron escuelas, viviendas, el cuartel de la Guardia Civil, y se consolidó la red urbana. En 1987 se aprobaron las Normas Subsidiarias, con catálogo de edificios protegidos. La década de los 80 vio una expansión con nuevas urbanizaciones y crecimiento controlado. La villa fue una excepción al fenómeno migratorio rural, y en 1995 superaba los 3.700 habitantes.
En el siglo XXI, Villa del Prado mantiene su identidad agrícola y hortofrutícola. Se ha convertido en el segundo mayor productor vinícola del suroeste de Madrid, con importante presencia de invernaderos, especialmente junto al río Alberche. El fenómeno de la segunda residencia ha generado nuevas urbanizaciones como El Encinar del Alberche. La política urbanística ha apostado por la protección del patrimonio histórico y arquitectónico, la mejora de espacios públicos como la Plaza Mayor, y la ampliación de dotaciones públicas. Villa del Prado ha sabido crecer conservando su trazado histórico y su carácter rural, consolidando su papel dentro de la comarca.
Edificio del Ayuntamiento. La primera noticia escrita sobre el edificio se tiene en el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752, albergando en su interior cárcel, pósito y despacho para los escribanos, llevándose la primera reconstrucción en 1850 instalándose el reloj de la torre. En la década de 1950-60 se llevó a cabo la última reforma importante del edificio en la que seguramente se crea la galería superior.
En la actualidad el edificio se encuentra formado por dos plantas en forma de L, con el ángulo de la Plaza Mayor abierto con una galería de madera, en ambas plantas, que recorre toda la fachada principal y la esquina que limita con el edificio contiguo. La galería es soportada en su parte inferior por columnas graníticas y la superior con pies derechos de madera bajo zapatas y estructuras de mismo material, siendo la cubierta de esta galería más baja que la general descansando sobre canecillos de madera. Sin lugar a dudas se trata de la parte más bonita del edificio.
Sobre la cubierta y como remate a la fachada principal, se levanta un pequeño torreón con reloj que soporta una estructura metálica. En la rehabilitación de 1992 se cambió la situación de la escalera que sube a la planta alta y se traslado la entrada principal a la fachada sur.
Biblioteca Pública Municipal- Nuestra Señora de la Poveda. Antiguas escuelas construidas en los años 40 del siglo XX. El edificio se encuentra formado por tres cuerpos, uno central más ancho y de dos plantas y anexadas al mismo dos alas que sobresalen de el anterior con porches de tres arcos de medio punto cada uno que dan lugar al acceso al interior. Estas dos entradas constituían la costumbre de aquella época para dar entrada por una a las niñas y por la otra a los niños.
El edifico ha sido restaurado en 1991, ubicándose en el mismo el Hogar del Pensionista y Biblioteca Pública Municipal.
Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol. Levantada entre los siglos XV y XVI en principio en estilo gótico aunque presenta otros estilos arquitectónicos debido a las ampliaciones llevadas a cabo hasta su finalización. Es conocida como la Capilla Sixtina de la Comunidad de Madrid, declarada en 1980 Bien de Interés Cultural. Se trata de un edificio construido en mampostería concertada de granito con esquinas reforzadas con sillares.
Su interior presenta una única nave más ancha que alta distribuida en cinco tramos con capillas laterales entre los contrafuertes, que se abren a la nave mediante arcos de medio punto, que a su vez queda cubierta con bóvedas con nervios y terceletes. En la cabecera se encuentra un ábside poligonal que se cubre con bóveda de crucería apoyada sobre pilastras circulares. En la primera mitad del siglo XVI se levanta el coro sobre tres arcos rebajados con yeserías isabelinas y bóvedas de crucería, donde se encuentra la pila bautismal.
El retablo mayor se encuentra dedicado a San Pedro Apóstol, siendo construido en 1706 por José Machín, arquitecto de la ciudad de Toledo. Posee dos cuerpos laterales en los que se encuentran las imágenes de San Antonio de Padua y San Diego de Alcalá, encontrándose en el centro el tabernáculo. El órgano situado en el centro del coro con caja de madera tallada y dorada fue construida en 1751.
Durante la restauración llevada a cabo en la última década de los años 90 del siglo XX, ponen al descubierto en las bóvedas, nave central, ábside y muros del sotocoro elementos histórico-artísticos desconocidos y cubiertos por los diferentes encalados de la Iglesia en el siglo XIX. Los frescos con motivos sacros y civiles, la yesería gótica tras el retablo mayor, las pinturas de dragones del siglo XV en los nervios de las bóvedas o los restos históricos como las bulas papales de los siglos XV y XVI, en perfecto estado de conservación, son algunos de los hallazgos más destacados, que en la mayoría de los casos constituyen ejemplos únicos en el patrimonio histórico-artístico madrileño.
Del exterior caben destacar las dos portadas laterales situada en las caras norte y sur situadas en el segundo tramo de la nave, así como la torre campanario. La portada sur presenta un alfiz convertido en arco cobijo flanqueado por pilastras coronadas por pináculos y la puerta con arco conopial, mientras que la portada norte presenta igualmente un alfiz convertido en arco cobijo rebajado y la puerta con arco carpanel, siendo esta última portada la más decorada de las dos, aunque en ambas se puede observar cierto cariz musulmán.
La construcción de la torre de sillares con planta cuadrada se inicia en 1544 constando de tres cuerpos separados por impostas y chapitel. El primer cuerpo fue realizado por Juan Campero el Joven y su colega Ochoa de Muniategui sobre zócalo doble, con dos ventanas, una abocinada, rematada en arco de medio punto y otra adintelada, con decoración plateresca. En la construcción de la torre además de los citados, intervienen Hernán González de Lara, Pedro de Tolosa que fallece antes de terminar la obra que la prosigue un tal maestro Lorenzo. El tercer cuerpo alberga dos huecos de medio punto por cada lado, coronados por un alero rematado en balaustrada con bolas y pináculos. Sobre este tercer cuerpo se levanta un templete octogonal rematado por un chapitel, concluyéndose la obra de la torre en 1653.
En la cara sur del templo se encuentra otra torre de mampostería bastante más baja que la anterior de planta rectangular y dos cuerpos, en este caso el superior que alberga arcos de medio punto acogiendo a las campanas, tiene la particularidad de sobresalir respecto al primero.
Centro cultural Pedro de Tolosa y Centro de Mayores. Se encuentra situado en la Plaza de Santiago frente a un lateral de la iglesia parroquial. Levantada en el solar que dejo una casa al desplomarse del siglo XVIII, procurando mantener algunas de las partes del antiguo edificio. Como se ha escrito anteriormente, se encuentra dividida en la parte dedicada al Centro de mayores con bar y salones para la lectura, televisión y juegos. La otra parte se dedica al uso cultural, con salón de actos y sala de usos múltiples.
Del edificio destaca el dintel de la puerta de entrada con la siguiente inscripción:
Arco del Palacio de Don Álvaro de Luna. Apenas 350 metros caminando por la calle Nuestra Señora de la Poveda desde la Plaza Mayor, nos lleva a la Plaza Palacio donde se encuentra el arco mencionado, único vestigio existente del que fue el Palacio de Don Álvaro de Luna, a la sazón Condestable de Castilla y Señor de Villa del Prado. Se trata de un arco de medio punto de sillares almohadillados y enmarcado por un alfiz.
Desde el centro del núcleo urbano nos trasladamos a la calle Cristo de la Sangre esquina con el Camino San Martin donde se encuentra la Ermita Cristo de la Sangre. Se desconoce la fecha exacta de su construcción levantada en mampostería de planta rectangular sin ningún hueco en los paños laterales y trasero. Ha sufrido diversas modificaciones a lo largo del tiempo mas que nada por el derrumbe sufrido por la cubierta y la parte alta de los muros.
La cubierta a cuatro aguas presenta un pequeño resalte con un pequeño alero encima de la puerta de entrada, soportado por dos ménsulas de madera. Sobre este resalte se levantaba la espadaña ya desaparecida, de pequeñas dimensiones ejecutada en ladrillo, constado de un arco de medio punto para soporte de la campana y remate cúbico superior, coronado por cruz metálica.
El único elemento original conservado, es la portada renacentista de arcos de medio punto con dovelas rematadas por una hilera de bolas isabelinas y un resalte o alfiz descargado sobre ménsulas en forma de concha, que semejan pilas de agua bendita.
Frente a la fachada principal de la ermita, se levanta un crucero de piedra sobre un basamento formado por tres escalones de sillares y una peana paralelepipédica, tallada con bajo relieve de rectángulo. Sobre la misma, la columna cilíndrica que soporta la cruz, de brazos circulares, y un pequeño y sencillo cristo.
Ermita de Santa Lucia. se encuentra adjunta al Cementerio Municipal del cual en la actualidad forma parte, ya que se trataba de una ermita aislada a la cual se adosó el nuevo cementerio construido en el siglo XIX, después de la prohibición de inhumar en iglesias y en lugares poco ventilados y próximos a poblaciones.
Se trata de una construcción que se debió levantar en la última década del siglo XVI o principios del XVII, según consta en un escudo policromado existente encima de la portada de acceso con la inscripción Salve 1601. De planta rectangular y ábside cuadrado, se encuentra construida en aparejo toledano con cubierta a cuatro aguas en la nave, mientras en el ábside existe otra cubierta a menor altura que la anterior con pendiente única. Probablemente en el siglo XIX con motivo del traslado del cementerio, se adosó un pórtico anterior a la portada de entrada con el mismo aparejo que el resto del edificio, con cubierta de teja curva a tres aguas. En la actualidad sirve como acceso al resto del recinto del cementerio.
Ermita de Nuestra Señora de la Poveda. Situada junto a la orilla del rio Alberche, casi lindando con el término municipal de Aldea del Fresno a unos 6 kilómetros del núcleo urbano de Villa del Prado. En este lugar según dicen apareció la imagen de la Virgen levantándose un antiguo santuario, lugar `por cierto poblado de numeroso álamos blancos llamados también pobos, dando lugar al nombre de Poveda. Este viejo santuario se empezó a demoler en 1641 con licencia del Cardenal de Toledo bajo el reinado de Felipe IV, para levantar el actual edificio.
La nueva construcción presenta una única nave con hornacinas de planta rectangular, realizada por el maestro de obras madrileño Jerónimo Lázaro en fábrica de ladrillo, con cúpula sobre el crucero que descansa en pechinas entre las dos capilla laterales. Tanto la nave, coo la capilla mayor y las laterales, se cubren con bóveda de cañón y arcos fajones, situándose a los pies el coro sobre bóveda rebajada. Del interior igualmente destacar el retablo mayor barroco realizado en el siglo XVII constando de tres calles y tres cuerpos. La verja barroca que separa la nave del crucero, es realizada hacia 1770 por Martín de Zorriaga vecino de Vitoria.
La portada principal es de tipo adintelado con pilastras laterales coronadas por un frontón semicircular partido, encontrándose en el centro una cruz con peana, sobre el mismo siguiendo la verticalidad de las pilastras, se encuentran dos florones. La fecha de su construcción pudiera ser alrededor de 1693 y obra del arquitecto Melchor de Bruxas.
Posteriormente ya en el siglo XVIII se aperturó una puerta lateral igualmente barroca como la anterior, que sin embargo carece del remate del frontón semicircular de la principal, que probablemente se destruyó en la ampliación llevada a cabo en ese siglo. En la ampliación mencionada, se creo un espacio entre esta portada y la exterior.
En el año 2012 se inaugura por parte del Ayuntamiento la llamada ruta de la fuentes algunas de las cuales trataré de mostrar.
Fuente de Hierro fundido. Situada frente a la Iglesia Parroquial de Santiago Apóstol se encuentra constituida por un pilón circular del cual emerge un conjunto de hierro fundido, compuesto por un pilar rectangular con dos caños enfrentados que vierten sus aguas en dos pequeños vasos que vierten su sobrante en el pilón circular anteriormente mencionado. Del pilar donde se encuentran los caños se eleva otro de menor diámetro con un remate en forma de bellota en su parte superior.
Fuente de Los Caños. Situada casi en el centro del pueblo en la calle Nuestra Señora de la Poveda, se trata de una fuente mural levantada en granito con dos caños en forma de cabeza de león que depositan sus aguas en un gran pilón rectangular.
La construcción de la fuente se han llevado diversas reformas. En primer lugar se instalaron las cañerías en 1724, posteriormente en 1862 se llevan a cabo diversas obras hasta que en 1862 adquiere su aspecto actual, según inscripción existente en el centro de la misma que dice:
Fuente El Liseo. Situada a pocos metros de la Ermita de el Cristo de la Sangre, en la calle del mismo nombre. Se trata de una fuente situada a bajo nivel respecto a la superficie, debido a lo cual hay que bajar unos peldaños de escalera para llegar hasta su caño que vierte su agua en un pequeño pilón rectangular, que a su vez tiene su desagüe a través de un canalillo. Posee a derecha e izquierda sendos pequeños bancos de piedra donde seguramente se descansaría antiguamente antes de partir con los cántaros llenos de agua.
Esta fuente fue muy utilizada cuando no había agua corriente en las casas. En la actualidad cuenta con una reja rodeándola para evitar posibles caídas fortuitas.
Fuente de la Reguera. Situada detrás de la Ermita del Cristo de la Sangre, al final de la calle del mismo nombre. Construida alrededor de 1750 con la forma similar a un dolmen formada por losas de granito, teniendo una abertura en forma de arco ovalado de aproximadamente 1 metro de altura por la que se accede al agua que mana de su interior.
Fuente de la Poveda. Situada frente a la ermita del mismo nombre. En un principio los vecinos sacaban agua de un pozo en los días de fiestas como en la romería que se celebra el día de la patrona , dicho pozo se encuentra ubicado a escasos metros de la mencionada fuente
La fuente se construyó durante las obras de restauración de la ermita, facilitando el acceso al agua a la gran cantidad de personas que visitan el lugar. Se encuentra construida en el estilo de fuentes murales, con dos caños y un pilón rectangular de buen tamaño.
Fuente de El Rehoyo. Se encuentra a unos 1,8 kilómetros del centro del pueblo siguiendo por el camino asfaltado de La Poveda, teniendo que dejar el coche aparcado si se ha utilizado, al principio del tercer camino de tierra que sale a la derecha si se va desde el pueblo, y desde aquí caminar unos doscientos metros.
Hasta hace algunas décadas, el agua de esta fuente fue de la más utilizada por su buen sabor. Con la llegada del agua corriente a las casas, esta fuente como tantas otras, se dejó de utilizar motivando que parte de su estructura se derrumbase. Fue en el año 2010 cuando esta fuente se restauró completamente aunque con agua no tratada, en mi visita estaba completamente seca.
La fuente se encuentra bajo ras del suelo, llegando al hueco cuadrangular donde en teoría se recoge el agua, mediante dos escaleras laterales existentes. En la pared frontal existe una inscripción en la que figura la fecha de 1908 con la iniciales E.V., no sabiendo a ciencia cierta si fue el año de su construcción o de alguna reforma que tuvo.
Como ejemplo de su popularidad existe una antigua coplilla pradeña que la menciona (web ayuntamiento):
En su entorno se ha querido preservar la antigüedad del lugar con mesas y banco de piedra a modo de área recreativa y un pequeño pilón que no se muy bien si ya existía en la antigüedad como lavadero o abrevadero.
Fuente de El Picañejo. Se dice que es la fuente más antigua de la localidad, asociándola a tiempos romanos, siendo cierto que es anterior a la fundación de Villa del Prado. ESta fuente tenía la norma de no se podía coger agua con caballería, siendo que se podía llevar solamente la que cada persona pudiera portar en un cántaro, botijo o cualquier otro envase en cada mano.
Se trata de una fuente mural con el caño sobre una plataforma de piedra donde se colocaba el envase para transportar el agua, el mismo se puede observar como se ha ido rebajando de tanto apoyar los mencionados envases. El agua sobrante se desagua en un pilón rectangular. Por desgracia e igualmente en mi visita como se puede ver, la poca agua estaba cubierta por cianobacterias que dan el característico color verde al agua estancada.
Esta fuente se encuentra junto a uno de los muros del llamado Castillo de Picañejo (propiedad particular). Para llegar a la misma dejar el coche en la esquina de las calles Picañejo y Severo Ochoa, y desde aquí caminar por pista de tierra unos cuatrocientos metros.
Según la página WEB del Ayuntamiento, existen unas marca efectuadas por el cantero en las piedras de la cornisa superior de la fuente, particularmente por más que me he esforzado no las he podido ver.
Fuente de El Gurugú. Se encuentra situada a la entrada del Parque Forestal Recreativo El Gurugú, siendo la única fuente con agua potable tratada. Se trata de una construcción de frente mural totalmente de piedra de un solo caño que desagua en un pequeño pilón rectangular.
Dentro del mismo parque siguiendo la senda que parte a la derecha de la entrada, a cabo de unos doscientos metros se llega a un aljibe circular y unos metros arriba a su izquierda se encuentra la fuente del Tío Alicáncano. Se trata de la única fuente que no era pública, sino que era de uso particular del guarda de la finca para el riego del huerto de su propiedad. El agua sobrante se recogía en el aljibe mostrado anteriormente.
El mencionado parque consta de 9,40 hectáreas de superficie acondicionado en 1977, cuenta con diversas sendas señalizadas, así como bancos, mesas y juegos infantiles.
NUESTRA SEÑORA DE LA POVEDA. Fiestas Patronales del 7 al 13 de septiembre. El día 7 de noche se produce ‘La Pólvora’ y Descenso de la Imagen de la Virgen desde la torre de la iglesia, y el día 8 se da una romería a la Ermita de la Virgen de la Poveda. Del día 9 al 13 se realizan diversas clases de juegos tanto para niños/as como para mayores, verbenas, baile con orquesta, encierros y corridas de toros.
LUNES DE PASCUA. Día de la Caridad con misa, castillos humanos, romería y entrega de pan bendito con la imagen de la virgen.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT Paneles explicativos.
![]() Ayuntamiento
Plaza Mayor, 1 28630 - Villa del Prado Tfno: 91 862 00 02
Distancia a Madrid: 66 KM Municipios colindantes
Aldea del Fresno EN COCHE1.- Por la A5 salida 32 Aldea del Fresno para tomar la M-507 hasta Villa del Prado. 66 Kms. ![]() AUTOBUSES545 Madrid (Príncipe Pio)546 Madrid (Príncipe Pio) 547 Madrid (Príncipe Pio) |