El pueblo en sus orígenes estuvo en los tiempos de la Reconquista, fue lugar de ayuda para arrieros, herreros, comerciantes y demás`personas que tenían que atravesar el puerto de Somosierra, punto de paso obligatorio entre las dos Castillas.
La posición estratégica del municipio por el que pasaba el Camino Real, hizo que varios monarcas favorecieran la zona y diesen privilegios como la exención de impuestos y cobro a los transeúntes a modo de peaje. Estas exenciones fueron poco a poco desapareciendo a excepción que en el siglo XX los mozos de pueblo pasaron a estar exentos de realizar el servicio militar por su importancia a la hora de realizar los servicios de socorro en el Puerto de Somosierra.
Con la construcción de la nueva carretera en el siglo XIX y el abandono del antiguo Camino Real, el descenso de población que aunque a principios del siglo XX se estabilizó, ha sido constante hasta nuestros días.
Patrimonio Cultural y Arquitectónico
Iglesia Parroquial de Santa Catalina construida en el siglo XVII a pie del Camino Real, cuenta con una torre de planta cuadrada, atrio-mirador semicilíndrico con pórtico de medio punto con dovelas de piedra.
En su interior que consta de tres naves y reparado en 1953, se encuentra una pila bautismal de piedra caliza del siglo XVI. Las dos estrechas naves laterales que se establecen como capillas tienen bóvedas poligonales.
Potro de Herrar era la construcción donde antiguamente se herraba al ganado, siendo muy comunes sobre todo en la zona de la SIERRA NORTE de la Comunidad de Madrid. Constaban de dos hileras paralelas de tres postes cada una que comúnmente eran de granito aunque los más antiguos podrían ser de madera. Los dos pares mas altos estaban unidos por palos de madera o varas metálicas, y estos a su vez con el par más bajo se encontraban unidos de la misma manera.
Entre los postes del segundo par más alto se encontraba el yugo, lugar donde se fijaba la cabeza del animal para inmovilizarlo además de pasarle dos cinchas de cuero por la panza atadas a las varas metálicas o palos de madera. Una vez efectuada la faena del inmovilizado era cuando entraba el herero primero para quitar las viejas herraduras, luego limpiar las pezuñas para terminar poniendo herraduras nuevas.
A pocos metros del potro de herrar se encuentra la antigua fragua en la actualidad convertida en un alojamiento rural. Se trata de una construcción típica de esta zona en piedra de granito y madera de roble aunque totalmente rehabilitada.
En este lugar el herrero aparte de hacer, quitar y poner herraduras a los animales, igualmente reparaba arados, fabricaba clavos, trébedes y cualquier otro utensilio en hierro, siendo considerado como una persona imprescindible en el pueblo.