El lugar donde se establecieron los primeros habitantes de este municipio es de tipo pedregoso, aunque próximo a pastos y cerros donde pacer el ganado. De ahí el nombre que pusieron Pedrezuela.
Gentilicio: Pedreceluchos/as - Pedrezolanos/as.

El entorno de Pedrezuela, situado sobre el valle medio del Jarama, conserva vestigios de ocupación humana desde tiempos prehistóricos, con hallazgos aislados de útiles líticos en los alrededores del río. Durante la época romana, la zona formó parte del territorio carpetano integrado en el Conventus Caesaraugustanus (Zaragoza), aunque no se conocen asentamientos permanentes de entidad en el actual término municipal.
Según hallazgos de monedas y sepulturas, la existencia del núcleo se remonta a la época árabe, cuando formaba parte del Iqtim de Talamanca, dependiente del Reino de Toledo. Fue reconquistado por el rey Alfonso VI en el año 1084, integrándose en la frontera septentrional de la Extremadura castellana.
En el siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X el Sabio, se llevó a cabo la repoblación de estos territorios con pastores procedentes de Segovia que se asentaron en un pequeño núcleo ya existente sobre un cerro rodeado de praderas, donde pastaban los rebaños que seguían las cañadas de la Mesta.
En el siglo XIV, el 3 de diciembre de 1331, en la iglesia de San Miguel de Segovia, el Concejo de esta villa redactó la Carta Puebla o Privilegio de Repoblación de la localidad de Pedrezuela. En ella se determinaba que podían repoblarla los vecinos del sexmo de Manzanares, los de la aldea de Casa Ruvios (Segovia) o los de otros lugares fuera de sus términos, careciendo sus franquicias de excepciones y con una duración de diez años. Estos privilegios repoblacionales se concedían cuando existía un gran interés en poblar una determinada zona, o bien por amenazas externas. En el caso de Pedrezuela, el privilegio se otorgó por la despoblación causada por la crisis económica y demográfica de principios del siglo XIV, así como por la guerra declarada entre 1328 y 1330 por Don Juan Manuel a Alfonso XI.
Pedrezuela perteneció a la Corona de Castilla hasta que Pedro I la donó a Don Pedro González de Mendoza. Permaneció en manos de esta familia hasta que, en el siglo XV, el Obispo de Calahorra e hijo del Marqués de Santillana la permutó en 1461, con privilegio real, por El Atazar y otros bienes con Don Diego Arias de Ávila, de quien descienden los Condes de Puñonrostro. Estos mantuvieron el señorío durante los siglos posteriores, aunque entre sus miembros hubo numerosos litigios para determinar la titularidad del condado, que finalmente fue adjudicado a Don Pedro Arias de Ávila por sentencia de la Audiencia de Valladolid, en contra de Don Juan Arias de Ávila, quien lo había recibido anteriormente por los servicios prestados en la guerra de las Comunidades de Castilla.
En el siglo XVI, desde 1540 y durante casi medio siglo, se sucedieron los litigios entre Pedrezuela y la vecina localidad de San Agustín por la propiedad de la dehesa de Moncalvillo. Los elevados costes de los pleitos obligaron a ambos concejos a llegar a un acuerdo: en 1591 se hizo la repartición territorial y en 1602 la jurisdiccional. En esta época, Pedrezuela pasó a pertenecer a la provincia de Madrid.
Durante el siglo XVII, la villa continuó bajo el señorío de los Condes de Puñonrostro, con una economía basada en la agricultura de secano y la ganadería trashumante. Los registros parroquiales mencionan años de malas cosechas y epidemias, como las de 1649 y 1678, comunes en toda la región.
Según el Catastro del Marqués de la Ensenada (1751), en el siglo XVIII, Pedrezuela seguía perteneciendo al condado de Puñonrostro, cuyos señores conservaban el derecho a nombrar justicia y regidores. En esta centuria, el pueblo formó parte del corregimiento de Madrid, pasando tras la reforma territorial de Javier de Burgos (1833) a depender del partido judicial de Colmenar Viejo.
En el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas saquearon e incendiaron parte del pueblo en su camino hacia Madrid. La abolición de los señoríos por las Cortes de Cádiz en 1812 puso fin a la jurisdicción feudal de los Condes de Puñonrostro. Entre 1868 y 1876 se realizaron los deslindes oficiales con las villas vecinas: en 1868 con San Agustín, en 1869 con Guadalix y en 1879 con El Molar.
A comienzos del siglo XX, el pueblo experimentó un ligero crecimiento de población, dedicándose principalmente a la agricultura. Sin embargo, la Guerra Civil y la posterior emigración hacia la capital en los años 50 provocaron un acusado descenso demográfico. En los años 60 comenzó una etapa de recuperación gracias a la construcción de segundas residencias por antiguos vecinos y nuevas urbanizaciones que atrajeron a familias madrileñas, consolidando el sector servicios y la construcción como principales actividades económicas.
En el siglo XXI, Pedrezuela forma parte del área metropolitana norte de Madrid, experimentando un notable crecimiento residencial. Su población, cada vez más joven, valora el entorno natural y la cercanía a la capital. El municipio conserva su trazado histórico, la Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel y su vinculación con las antiguas cañadas ganaderas, integrándose en el paisaje característico de la Sierra de Guadarrama y la cuenca media del Jarama.

Iglesia Parroquial de San Miguel. Levantada en el siglo XVI pero con diversas reformas en siglos posteriores. Construida en mampostería de piedra, reforzada en las esquinas con sillería y contrafuertes de construcción reciente en el lado del Evangelio. De planta rectangular, el interior se encuentra formado por dos naves separadas por columnas octogonales con basa y capitel moldurados, de donde arrancan tres arcos de medio punto. Desde la nave principal cubierta por alfarje de madera con tirantes sobre ménsulas renacentistas del siglo XVI, se accede a la cabecera por un arco de medio punto, estando la misma cubierta por una bóveda de cañón y que a su vez se comunica con al sacristía cubierta por una bóveda de crucería. El coro de madera se encuentra en alto a los pies del templo y apoyado sobre dos columnas de piedra de orden toscano. Se pueden ver tres pilas de agua bendita de los siglos XV y XVI, así como una pila bautismal de tradición románica y un reloj de sol de 1685.
Del exterior destaca la portada bajo pórtico en el lado de la Epístola con arco medio punto con siete dovelas de piedra caliza. El pórtico esta compuesto por un tejadillo sujeto por cuatro columnas de piedra de estilo toscanas, apoyadas sobre un banco corrido igualmente de piedra. La puerta es del siglo XVII de madera de cuarterones con herrajes. Adosada al lado del Evangelio se encuentra la torre de planta cuadrada de un solo cuerpo, presenta en lo alto dos vanos de medio punto en los lados norte, sur y este, y uno en el lado oeste.
Antiguas escuelas. Construcción típica de los años cincuenta del siglo XX levantadas después de la guerra civil.
Edifico de planta rectangular levantado en mampostería con refuerzos en as esquinas de sillería, dos plantas y un pequeño jardín al frente. La planta baja presenta las dos entradas habituales en aquella época, una para las niñas y otra para los niños, así como las aulas igualmente diferenciadas por sexo. En la planta alta se encontraban las viviendas de los maestros o maestras.
En la actualidad aquí se encuentra ubicado el Hogar del Jubilado.
Casa con horno. Situada en una de las esquinas de la calle Mayor esquina con la calle Pizarro. Se trata de un horno adosado a una de las casas típicas en las que la cocina constituía la sala de estar más confortable en los duros días de invierno. En las mismas aparte del consabido fuego bajo o bien fogones, se encontraba igualmente en algunas viviendas el horno para cocer el pan o poner las ollas sobre trébedes en su interior.
El horno se encendía de cuando en cuando para hacer el pan correspondiente a una, dos semanas o a veces para periodos más largos. Igualmente se encendía para hacer asados cuando se celebraba alguna festividad especial familiar, ya que el encender el horno se tornaba muy costoso.
Se pudiera dar la circunstancia de que alguna familia no tuviese horno en su vivienda por lo que tenía que pedir el favor a otro vecino que tuviera a cambio de costear la leña necesaria y a veces repartir lo asado.
Desde este último punto subimos hasta la calle de las Eras para continuar por el Paseo de la Ermita y llegar al Parque La Casilla. Nada más adentrarnos en este a nuestra derecha nos encontramos con una réplica de un Casito realizada en 1992 por los vecinos del Hogar del Pensionista de Pedrezuela.
Los >Casitos eran construcciones de planta circular levantados en piedra cerrados por una falsa cúpula que se cubre de tierra de unos dos metros de diámetro por otros 2 de altura, usados por los pastores para cobijarse de la lluvia, frio y quizás también de las posibles alimañas que pudiera haber. Según estudios, sus orígenes datarían del tercer milenio a.C. en los comienzos del pastoreo, siendo su construcción bastante frecuente tanto en España como en Europa. En cierto modo recuerda a las Pallozas tan habituales por la zona de Los Ancares.
Desde el parque mencionado salimos al Paseo de la Ermita para desviarnos a nuestra izquierda por la Calle Eras de Cabrero y continuar por esta hasta desviarnos a la derecha por la Calle Fuentecilla y continuar por la Calle Fuente Grande, donde a nuestra derecha nos encontraremos con la Antigua Aventadora.
Las aventadoras se empleaban después de trillar el grano con el fin de separar el mismo de la paja, y otras impurezas por medio de corrientes de aire y vibración. Antes de la aparición de esas máquinas allá por los años 50 del siglo XX, lo que se hacia en la misma era donde se trillaba, una vez trillado el grano se utilizar una pala, horca o bieldo todos de madera para cogerlo y con mucha maña tirarlo al aire, de manera que el grano caía y la paja se esparcía a un lado, en una tarea ardua y molesta por los picores que producía la paja al adentrase por todo el cuerpo.
Retrocedemos por la Calle Fuente Grande que continua unos metros más abajo a nuestra derecha formando una ele hasta llegar a la Plaza de la Carta Puebla donde encontraremos el Potro de Herrar.
Era la construcción empleada antiguamente para herrar al ganado, muy común especialmente en los pueblos de la sierra de la Comunidad de Madrid. Constaba de dos hileras paralelas de tres postes cada una, normalmente de granito, aunque los ejemplares más antiguos podían ser de madera.
Los dos pares de postes más altos estaban unidos entre sí por travesaños de madera o barras metálicas, y a su vez se enlazaban con el par más bajo del mismo modo.
Entre los postes del segundo par más alto se situaba el yugo, lugar donde se sujetaba la cabeza del animal para inmovilizarlo. Además, se le pasaban dos cinchas de cuero alrededor del vientre, fijadas a los travesaños o varas metálicas. Una vez inmovilizado, el herrero procedía a retirar las viejas herraduras, limpiar las pezuñas y colocar las nuevas.
A escasos metros del Potro, se encuentra la Plaza del Pilar y en la misma se puede ver el antiguo pilón que hacia las veces de abrevadero, lavadero y fuente para abastecer de agua las casas antes que la misma llegase a ellas.
El conjunto consta de tres pilones de granito colocados a diferentes alturas y comunicados entre sí por`pequeñas hendiduras hechas en la propia piedra. En el de arriba se ubica el pilón más grande con una pilastra en uno de sus laterales de donde emergen dos caños que vierten sus aguas al mismo. En este mismo lateral aún se pueden apreciar las marcas hechas en la piedra por los cántaros u otras vasijas donde los lugareños recogían el agua. Este mismo pilón servía a su vez de abrevadero para la ganadería.
En el pilón del medio y más pequeño servia para aclarar la ropa después de lavarla en el pilón más bajo y grande. Este lugar servía para reunir a las mujeres del pueblo y comentar las cosas que iban surgiendo en el mismo.
Despedimos la visita a Pedrezuela cogiendo el coche y dirigiéndonos al Embalse de El Vellon, conocido en la actualidad como Embalse de Pedrezuela. Construido por el Canal de Isabel II en 1967 como represa del rio Guadalix-Miraflores con superficie inundada de 393 hectáreas.
Para llegar a el nos dirigiremos por la carretera M-627 hasta el desvío a nuestra izquierda de una carretera asfaltada con la indicación embalse de Pedrezuela. A principio de la misma existe un pequeño espacio para aparcar el coche, ya que unos metros más adelante te encuentras con una señal de prohibido el paso. Desde aquí hasta la propia presa es un grato paseo de unos 2,5 kilómetros, lugar que da para hacer una bonitas fotografías. Por supuesto si se quiere caminar se puede hacer por una senda que circula alrededor del embalse, por cierto muy frecuentada por pescadores.

Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos
