El nombre pudiera sobrevenir de la situación geográfica del pueblo, asentado en el centro de cuatro cerros casi simétricos, lo cual se asemeja al dibujo de una muela, es decir de una pieza bucal llamada MOLAR. En la actualidad debido a la erosión aquellos cuatro cerros han suavizado su altura.
Gentilicio: Molarenses/as - Molareños/as.
En tiempos remotos, cuando la meseta castellana era un vasto territorio de pastos y colinas, los primeros pobladores de lo que hoy conocemos como El Molar dejaron apenas un rastro de su existencia. A diferencia de otras regiones cercanas, en este término los vestigios de culturas antiguas son escasos, quizá por la falta de exploraciones arqueológicas, aunque la presencia humana debió de ser constante desde tiempos inmemoriales.
Los primeros testimonios tangibles de ocupación corresponden a la Edad Media, cuando la frontera entre cristianos y musulmanes fluctuaba al ritmo de la guerra y la diplomacia. Durante la época emiral, una atalaya se alzaba en el camino que hoy conecta El Molar con el Canal de Isabel II. Como tantas otras fortificaciones de la Marca Media del Tajo, su función era vigilar los valles y alertar sobre posibles incursiones enemigas. Pero con el paso de los siglos, la torre cayó en el olvido y finalmente fue destruida para dar paso a un punto geodésico, borrando así otro fragmento del pasado.
Los musulmanes dejaron su huella en la zona. La población mudéjar, dedicada al cultivo de la tierra, persistió incluso tras la conquista cristiana. Su presencia se constata en los registros del Conde de Salazar, quien, tras el decreto de expulsión de 1609, contabilizó 48 moriscos provenientes de El Molar camino al exilio.
La Reconquista trajo consigo una nueva era. En 1085, Alfonso VI arrebató Toledo a los musulmanes, dando inicio a un largo proceso de repoblación. En 1188, Alfonso VIII cedió la villa de Talamanca, junto con sus aldeas y alfoces, al Arzobispado de Toledo, una decisión que incluyó a El Molar en la órbita eclesiástica de la poderosa sede toledana. Durante estos años, la toponimia del lugar cambió, y el nombre de "Mola" comenzó a ser utilizado para referirse al enclave, haciendo alusión a la forma del terreno.
Hasta el siglo XVI El Molar dependió de Talamanca, ya que hasta que en 1564 el rey Felipe II le concedió el título de villa, a cambio del pago de 7,500 maravedíes por cada vecino. Este privilegio no significó una independencia absoluta, pues la villa siguió formando parte del Común de Pastos de Talamanca hasta la Desamortización Civil. La villa quedó bajo el señorío de Antonio de Equino y Zubiarre y su esposa Catalina Zubiarre, quienes adquirieron la jurisdicción por compra directa a la Corona. Tres años después, en 1577, se realizó el deslinde de los términos entre El Molar, El Vellón, Valdetorres y Talamanca, consolidando los límites municipales.
No hay muchas referencias sobre la vida en El Molar durante el siglo XVII, lo que sugiere una continuidad en la vida rural. Los habitantes se dedicaban a la agricultura y la ganadería, con los cereales como principal cultivo y un importante número de rebaños de ganado lanar y vacuno, que aprovechaban los amplios pastos de la zona.
En el siglo XVIII, según el Catastro de Ensenada de 1753, El Molar pertenecía a la Vicaría de Alcalá de Henares, dentro de la provincia de Guadalajara, y estaba bajo el señorío de los Veroiz, vecinos de San Sebastián de los Pasajes. El urbanismo de la villa comenzó a definirse en torno a la plaza principal, donde se alzaba la iglesia parroquial, construida entre finales del siglo XV y principios del XVI. En sus alrededores se levantaban casas de piedra, muchas de las cuales han llegado hasta nuestros días. Eran edificaciones de dos plantas, con la inferior destinada a tiendas o almacenes y la superior como vivienda.
Un elemento peculiar de la zona eran las Cuevas del Vino, excavadas en la roca y utilizadas como bodegas ya en el siglo XVIII. También se menciona la existencia de un pequeño hospital con una sola cama para pobres transeúntes. En las afueras del pueblo, en la ribera del Jarama, se encontraba la ermita de Nuestra Señora del Remolino, rodeada de viñedos desde 1734. La tradición cuenta que estos viñedos nunca fueron dañados por las heladas, lo que fue considerado un milagro de la Virgen.
También en este siglo, comenzó a ganar fama un manantial de aguas medicinales conocido como la Fuente del Toro, del que se decía que fue descubierto por un toro enfermo que, al bañarse en sus aguas, sanó completamente.
A comienzos del siglo XIX, El Molar pertenecía al partido judicial de Alcalá de Henares y al Arzobispado de Toledo, pero a mediados del siglo pasó a formar parte del partido judicial de Colmenar Viejo. La economía siguió siendo agrícola y ganadera, con cultivos de cereales y legumbres. En 1826, la población era de 1,115 habitantes, cifra que creció hasta 1,616 en 1888. Durante este siglo, El Molar fue adquiriendo un aire más urbano. Se construyeron el ayuntamiento, la cárcel y la escuela de primeras letras, además de posadas y fondas para viajeros.
Sin embargo, el mayor cambio fue la construcción del balneario de la Fuente del Toro en 1846. Este establecimiento se convirtió en un punto de referencia y atrajo visitantes de toda España en busca de los beneficios de sus aguas medicinales. En 1894, el Marqués de Linares y su esposa Ramona Goicoechea realizaron reformas en el balneario, consolidándolo como un centro de salud y bienestar.
A finales del siglo, se iniciaron las construcciones del Canal de Isabel II, atravesando el municipio con una red de acueductos, sifones y almenaras, ejemplo de la ingeniería hidráulica de la época.
En el siglo XX, El Molar experimentó un periodo de estabilidad hasta la llegada de la Guerra Civil, cuando la ermita de San Isidro fue utilizada como observatorio militar, sufriendo graves daños. El balneario, que había sido un centro de actividad, comenzó a decaer y finalmente cerró en la década de 1940, tras un incendio. En 1946, se construyó un grupo escolar siguiendo los modelos de la arquitectura rural de la época. También se introdujo la electricidad y algunos servicios básicos como telégrafos y correos. A mediados del siglo, El Molar comenzó a atraer población de segunda residencia. Se crearon urbanizaciones, como Vista Sierra, que transformaron el perfil del municipio. La expansión superó incluso la barrera de la carretera Nacional I, que había sido una frontera física durante siglos.
En el siglo XXI El Molar es un municipio en crecimiento, con una población de más de 10.000 habitantes (año 2024). La economía ha cambiado radicalmente: la agricultura solo emplea al 10% de la población, mientras que la mayoría trabaja en industrias cercanas o en Madrid. El casco antiguo aún conserva el trazado original, con su iglesia y sus tradicionales cuevas del vino, testigos silenciosos de una historia que se remonta a la Edad Media. El pasado de El Molar sigue vivo en sus calles, en sus antiguas construcciones y en sus tradiciones, recordando a cada paso la evolución de una villa que supo adaptarse a los tiempos sin perder su esencia.
La economía actual esta basada principalmente en la construcción y en el sector servicios.
Iglesia de la Asunción. Levantada a finales del siglo XV y principios del XVI en estilo gótico-renacentista y construida en mampostería con esquinas reforzadas con cadenas de sillares excepto en el pórtico que es de sillería completamente.
El interior consta de tres naves y cabecera cuadrada. Las naves se encuentran separadas por dos arcos de medio punto apoyados en pilares cilíndricos, decorados con baquetones y florones, en el lado de la Epístola, y pilares octogonales en el del Evangelio. La nave central se cubre con techumbre de madera con tirantes dobles sobre zapatas renacentistas. La Capilla Mayor situada en la cabecera, se encuentra cubierta por una bóveda de crucería sobre columnas adosadas a las esquinas, encontrándose separada de la nave por un arco triunfal apuntado.
Por el lado del Evangelio la Capilla Mayor se comunica con una capilla adosada por medio de un arco escarzano, accediendo desde esta a la nave lateral por medio de un arco de medio punto. Desde la Capilla Mayor igualmente se accede a la sacristía que al igual que la capilla lateral se encuentran cubiertas por bóvedas de crucería. El coro en alto se encuentra a los pies del templo, apoyado sobre dos vigas con zapatas decoradas con casetones.
Din duda alguna, el elemento más sobresaliente de la edificación es el Pórtico. Está datado en el segundo tercio del siglo XVI constando de cinco arcos carpanales, sobre columnas con capiteles decorados y techumbre con vigas de madera. La portada se encuentra realizada a base de sillares con un arco apuntado con tres arquivoltas, enmarcado por un alfiz ornado con hojas de cardo y animales.
En el lado norte se levanta la torre de un solo cuerpo en cuya parte superior se encuentran dos vanos de medio punto en cada uno de los frentes donde se ubican las campanas. Se encuentra cubierta por un chapitel de época moderna.
En el frente de la iglesia y recorriendo el mismo, se encuentra un poyo levantado en 1800.
Ermita de la Soledad. Se trata de la ermita más antigua de El Molar, siendo construida en el siglo XVI en estilo gótico en fábrica de ladrillo con cajas de mampostería con planta cuadrada de reducidas dimensiones.
Debido a la epidemia de Cólera Morbo sufrida en España y por supuesto en El Molar en el siglo XIX, el cementerio ubicado hasta entonces en la calle San Roque, se traslado siendo anexionado a la citada ermita, conteniendo la misma en su interior las tumbas más antiguas.
La entrada se tiene que hacer por el interior del cementerio y se efectúa a través de una portada de arco de medio punto con arcada de ladrillo. En su tiempo según se puede apreciar, existió otra entrada por el exterior que seguramente fue la original.
Se encuentra al final de la calle La Fuente y principio de la carretera Vieja del Canal.
Atalaya. La reconstruida Atalaya de El Molar, era una de las siete atalayas defensivas árabes de Mayrit y su importancia como las otras era la de encontrarse en un alto desde donde se podía vigilar gran parte del territorio. Estas atalayas se construyeron durante el emirato de Muhamed I de Córdoba en el siglo IX, y en la época de Abd al-Rahman III en el siglo X.
Este conjunto de atalayas formaba parte de un sistema defensivo de un territorio que durante el emirato y califato cordobés constituyó la frontera entre árabes y cristianos y que conocemos por la historia como Marca media del Al-Andalus. Esta atalaya derruida y en la actualidad restaurada por el Ayuntamiento de El Molar, formaba parte de una línea integrada por las atalayas de El Berrueco, Arrebatacapas, Venturada y El Vellón. Se cuenta por los mas viejos del lugar que en El Molar existieron dos atalayas árabes, teniendo un cierto conocimiento que una de ellas se levantaba donde hoy se encuentra el vértice geodésico.
Se encuentra en la Carretera Vieja del Canal que parte del cementerio municipal.
Ermita de San Isidro. Construida a finales del siglo XIX o principios del siglo XX en el llamado Cerro de la Corneja en estilo neogótico-mudéjar con muros de ladrillo y cajas de mampostería de una sola nave y planta rectangular.
Levantada por el arquitecto de origen alemán Joaquín Kremel, que pasaba largas temporadas en el balneario de la Fuente del Toro, y sufragada por la vizcondesa Ramona Goicochea, con la condición de que en la misma se acogiese a la Virgen del Remolino que se encontraba en otra más alejada de la villa. Tres años después la ermita sufrió un incendio que supuestamente fue provocado por los detractores a que se acogiese en la misma a la mencionada virgen. Posteriormente en 1911 se procedió a su reconstrucción por parte del Sindicato y la Junta de labradores, cambiando el nombre a la ermita por el de San Isidro.
Durante la guerra civil por su emplazamiento fue usada como observatorio y polvorín, siendo arrasada durante la contienda, permaneciendo en ruinas hasta 1999 que se acordó su reconstrucción mediante acuerdo del Ayuntamiento y al Comunidad de Madrid.
Se encuentra ubicada en la calle Fuente del Toro 32 dentro del parque forestal
Coordenadas: 40º44'16"N 03º34'31"W
Gooogle Maps: 40.737778, -3.575278.
Ermita Nuestra Señora del Remolino.Cuenta la historia que hacia el año 1300 se encontraban unos pastores con su ganado cerca del Río Jarama, notando extraños comportamientos en los animales. De repente un fuerte viento golpeó la zona, levantó polvo, asustó a hombres y animales y les cegó momentáneamente. Cuando el viento paró, vieron ante ellos una pequeña talla de la Virgen María. La llevaron a la parroquia más cercana, pero la imagen desapareció esa noche. Volvieron a encontrarla en el lugar donde la habían visto por primera vez, junto al río. Entendieron que quería ser venerada allá y edificaron una ermita cerca del río pero a cierta distancia para evitar inundaciones y crecidas.
Permaneciendo durante muchos años en estado de abandono y casi en ruinas, fue reedificada por suscripción popular a semejanza a la Ermita de San Isidro y bendecida en al año 1957 por el obispo auxiliar de Madrid, Don Juan Ricote.
Se trata de una edificación de planta rectangular de estilo neogótico-mudéjar con fábrica de ladrillo y cajas de mampostería. La entrada se efectúa mediante portada con arco apuntado teniendo en su parte superior una especie de ventana cegada con arco de medio punto cercada de ladrillos y en su centro un panel de mosaicos con la representación de la Virgen. Esta fachada se encuentra culminada por un frontón truncado en cuyo centro se levanta una pequeña espadaña con un vano ciego con arco de medio punto.
La ermita se encuentra a unos 7,5 kilómetros del centro urbano en plena campiña del rio Jarama. Se puede llegar perfectamente en coche ya que se trata de una pista asfaltada llamada Camino Viejo de Madrid a Torrelaguna y luego Camino Viejo Madrid - Burgos, que al ser un poco estrecha hay que circular con cuidado.
Coordenadas : 40°41'50.0"N 3°33'05.0"W
Google Maps : 40.697222, -3.551389
SANTA ÁGUEDA. 6 de febrero. Fiesta de actividades protagonizadas y dirigidas por y para las mujeres. En este día se elige a la Alcaldesa cuyo mandato solo durará ese día. Misa y procesión.
VIRGEN DEL REMOLINO. Fiestas Patronales. El preludio de esta fiesta comienza el Domingo de Pascua, cuando se sube a la Virgen desde su ermita hasta el pueblo y ponerla en la iglesia, haciendo en el trayecto un reparto de caridad de pan y queso. El Jueves de la Ascensión cuarenta días después se celebra misa y procesión con fuegos artificiales. Durante los días siguientes se celebran actuaciones musicales, eventos taurinos,concursos etc., terminando el domingo siguiente con la bajada en romería de la Virgen a su ermita, conocida como Romería del Taral. En este lugar se celebra una comida campestre, concursos y bailes.
SAN ISIDRO. 15 de mayo. Procesión con reparto por parte de los labradores de bollos y limonada.
FERIA GANADERA Y AGROPECUARIA. Primer fin de semana de septiembre. Reunión voluntaria de todos los comerciantes y artesanos de la comarca con la consiguiente venta y degustación de los productos autóctonos comarcales y otros venidos de toda España.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos
![]() Ayuntamiento
Plaza Mayor, 1 28710 El Molar Tfno: 91 841 00 09
Distancia a Madrid: 49,9 KM Municipios colindantes
Algete EN COCHEPor la A1 hasta salida 41 dirección El Molar. ![]() AUTOBUSES191 Madrid (Plaza de Castilla)193 Madrid (Plaza de Castilla) 194 Madrid (Plaza de Castilla 195 Madrid (Plaza de Castilla) 196 Madrid (Plaza de Castilla) N-104 Madrid (Plaza de Castilla) |