El nombre del Valdeolmos proviene del primer núcleo de población situado en un valle lleno de olmos. En cuanto a Alalpardo su nombre ya en 1575 se le conocía como Aldeapardo, aldea por se un núcleo pequeño de labranza y pardo por la tierra donde se ubica es de color oscuro o pardo y por corrupción del idioma se convirtió en Alalpardo.
Gentilicio: Valdeolmeros/as - Valdiolmeros/as - Alapardenses/as - Alalpardeños/as.

Los orígenes de Valdeolmos y Alalpardo se remontan a la época romana. El hallazgo de la Árula de Alalpardo sugiere que en tiempos del Imperio romano existía aquí un punto de parada en la vía Cesaraugusta, que unía Mérida con Zaragoza. Tras la caída del mundo romano y la ocupación musulmana, la zona quedó vinculada al entorno de Talamanca, fortificada por los árabes en el siglo IX para proteger el paso hacia Toledo.
En el siglo XI, tras la reconquista de Toledo por Alfonso VI en 1085, el territorio pasó a la Corona de Castilla. A partir de entonces comenzó la repoblación cristiana con gentes llegadas del norte. En 1127, Alfonso VII donó Talamanca y sus aldeas —entre ellas Valdeolmos y Alalpardo— al Arzobispado de Toledo. Más tarde, en 1140, el monarca cedió el señorío a doña Urraca Fernández, hija de Fernando García de Hita, aunque en 1190 Alfonso VIII restituyó las tierras al arzobispado para reforzar la repoblación de esta zona fronteriza.
En 1197, las incursiones de los almohades arrasaron la comarca, provocando graves daños y despoblación. Poco después, Alfonso VIII recuperó el control del alfoz de Talamanca, y su sucesor Enrique I lo devolvió definitivamente al arzobispo Jiménez de Rada, quien impulsó un nuevo fuero destinado a favorecer el poblamiento y el comercio en la región. Durante los siglos XIV y XV, Talamanca se consolidó como centro económico, y sus aldeas, entre ellas Valdeolmos y Alalpardo, vivieron una etapa de estabilidad. Sin embargo, Valdeolmos sufrió duramente las epidemias del siglo XV, mientras que Alalpardo mantuvo un crecimiento más sostenido.
En el siglo XVI, ambas localidades estaban habitadas por labradores y jornaleros dedicados principalmente al cultivo de cereal y pequeñas viñas, con una ganadería modesta. En 1564, Valdeolmos obtuvo el título de villa, y en 1658 lo consiguió Alalpardo. Los continuos cambios de señorío marcaron esta época, reflejo de las dinámicas políticas y económicas del momento.
Durante el siglo XVII, las prolongadas sequías de 1629, 1630, 1664 y 1699 provocaron graves pérdidas agrícolas en ambos pueblos, dependientes del secano. Aun así, los vecinos de Valdeolmos construyeron su propio molino para no depender de los de las localidades cercanas.
El siglo XVIII, estuvo marcado por las hambrunas y epidemias, y por el dominio señorial. En 1752, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, Alalpardo pertenecía a don Antonio de Pinedo, mientras que Valdeolmos era propiedad de don Félix de Salabert y Aguerri, marqués de Valdeolmos y de la Torrecilla. Ambos señores nombraban alcaldes y cobraban tributos en especie o dinero. En esa época, Alalpardo dependía del corregimiento de Alcalá y Valdeolmos del de Guadalajara.
En el siglo XIX, tras la reorganización municipal impulsada por las reformas liberales, en 1845 Alalpardo se incorporó administrativamente al Ayuntamiento de Valdeolmos, formando un único término municipal.
En el siglo XX, en 1943, la capitalidad del municipio se trasladó de Valdeolmos a Alalpardo, aunque el término continuó llamándose Valdeolmos hasta 1994, cuando adoptó su actual denominación de Valdeolmos-Alalpardo. El progreso llegó lentamente: el teléfono no se instaló hasta 1962, el agua corriente en 1966 y el alcantarillado en 1974. A partir de los años sesenta, el municipio comenzó a crecer gracias a la construcción de urbanizaciones y segundas residencias de madrileños atraídos por la tranquilidad del entorno.
En el siglo XXI, Valdeolmos-Alalpardo mantiene su carácter residencial y tranquilo, pero sin renunciar a su identidad rural. Sus iglesias, la Parroquia de la Inmaculada Concepción en Alalpardo y la Parroquia de San Cristóbal en Valdeolmos, junto con la Ermita de la Soledad, recuerdan la historia de dos pueblos que, unidos en un mismo término, reflejan la evolución de la Cuenca Media del Jarama a lo largo de los siglos.

Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción. Levantada como una ermita junto a la torre mudéjar entre los siglos XIV y XV, en el siglo XVI se ampliaría con la capilla gótica, configurándose como iglesia rural en el siglo XVII, en un principio bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, figurando dos siglos más tarde con el nombre de Nuestra Señora de la Concepción y adosándose en uno de sus laterales el cementerio. Se encuentra construida con muros de cajones de mampostería entre verdugadas y esquinadas de ladrillo.
Se trata de una construcción rectangular con una única nave, teniendo la torre en la cabecera por el lado del Evangelio y una capilla y la sacristía en el lado de la Epístola. La capilla citada en la actualidad se encuentra bajo la advocación del Cristo de la Columna, patrono del pueblo y al que se le dedicó la antigua ermita. El ábside hoy en día destruido se encontraría datado en el siglo XV, según el Marqués de Lozoya y otros autores.
La nave cubierta de cielo raso, se encuentra separada del presbiterio por medio de un arco carpanel, estando el mismo cubierto de escayola que oculta un alfarje sencillo del siglo XVI. Del interior destaca una lápida funeraria visigoda datada en el siglo VII, que forma parte de el altar de la capilla del Santísimo Cristo de la Columna. Así mismo se pueden ver una pilar bautismal de los siglo XV o XVI, una hornacina mudéjar-plateresca de finales del siglo XV, una lauda (cubierta) de Benito Gutiérrez y esposa de 1647, al igual que otra pila bautismal y pilar de agua bendita del siglo XVI.
En el exterior se pueden apreciar unos huecos verticales sobre fondos de ladrillos ciegos, con arcos de medio punto con rosca de ladrillo a sardinel. La torre de tres cuerpos separados por impostas, sigue la misma construcción que el resto del templo, cajones de mampostería entre verdugadas y esquinadas de ladrillo. El último cuerpo presenta dos vanos de medio punto en cada lado donde se alojan las campanas.
Desde la Iglesia Parroquial retrocedemos por la M-123 hasta llegar a la Calle de la Fuente para pasar por delante de la Plaza de Toros y llegar en pocos metros al recinto donde se encuentran el antiguo lavadero y una fuente con abrevadero.
La fuente citada es una reconstrucción de la construida en el siglo XVII, que proporcionaba agua a los habitantes, hasta que se llevó el agua corriente a las casas. Se encuentra constituida por un pilar de ladrillo en el cual se encuentra ubicado el único grifo, cuyas aguas se vierten en un pilón de forma rectangular que en su día hizo de abrevadero.
A escasos metros se encuentra la reconstrucción del antiguo lavadero de principios del siglo XX, llevada a cabo por los Alumnos de la Escuela Taller en el año 2001 en ladrillo de tejar y estilo neomudéjar. De planta rectangular con un único pilar de ladrillo de donde sale el caño cuyo agua se vierte en dos pilones rectangulares consecutivos, siendo en el último donde se enjabonaba para pasar al primero para aclarar.
Se trata de una construcción rectangular con cuatro arcos de medio punto rebajados en los laterales largos, con entrada al recinto por los dos centrales, dos en uno de los cortos y tres en el otro sirviendo el del medio de entrada. Al desmontar el tejado se encontro una viga policromada del siglo XVI que pudo pertenecer a la antigua casa de la capellanía, situada en la calle del Olivar.
Situada a la entrada de Valdeolmos se encuentra la antigua Ermita de la Soledad, reedificada en el siglo XX en el mismo lugar donde se levantó a finales del siglo XVI y principios del XVII la primitiva ermita, también llamada del Cristo de la Columna por una escultura que se encontraba en su interior, según se relata en la Descripción Lorenzana de 1785. La antigua ermita se encontraba totalmente arruinada en el siglo XIX por lo que se levantó la que se ve en la actualidad.
Se trata de una pequeña construcción de planta cuadrada y encalada con cubierta a cuatro aguas. La mencionada cubierta en principio estaba realizada con teja árabe, sustituida en la actualidad por placas de fibrocemento, teniendo en la cúspide una pequeña cruz. Por desgracia y pese a estar incluida en el catálogo de bienes protegidos, aparte de estar rodeada de maleza, se encuentra en estado semi ruinoso, con grietas en su parte trasera.
Arula. Empezamos la visita por el Ayuntamiento de Valdeolmos-Alalpardo proyectado por el arquitecto Juan Fernando Espuelas Cid en 1993, finalizado en 1996 y ampliado en 2003 en estilo modernista. Lo que va a ocupar nuestro interés, es una piedra ubicada en la especie de atrio del edificio.
Sin duda es la reliquia más antigua del municipio, datada en el siglo I d.C.. Se trata de una piedra que hizo de altar a los dioses como plegaria pidiendo salud para el emperador Julio César, que por aquel entonces se encontraba enfermo, y la victoria de su ejército frente a Pompeyo. Sus dimensiones son: siete pies de longitud, 2,5 de altura y 1,5 de grosor, con forma de pilar, es una sola pieza de color blanco con una abertura por encima del mesto donde leemos una inscripción latina:
Esta piedra o altar, estuvo durante centenares de años junto a los muros de la iglesia de Alalpardo.
Iglesia Parroquial de San Cristóbal. En esta misma ubicación, estuvo levantado en el siglo XIV otro templo igualmente bajo la advocación de San Cristóbal, el cual a su vez se levantó por exigencias de aumento de población, sobre una supuesta basílica romana. De este templo destruido en un incendio en 1879 del que únicamente sobrevivió la torre, ha quedado referencias del mismo en la Descripción Lorenzana de finales del siglo XVIII, en la cual se detalla la descripción bastante completa del citado templo.
La iglesia desaparecida estaba construida con muros de mampostería de canto rodado, ladrillo y yeso, estando cubierta por un artesonado de madera y cielo raso. De planta basilical, constaba de tres naves de las que la central era más alta y doble de ancha que las laterales, estando las tres sustentadas sobre arcos de medio punto rebajados apoyados sobre pilares de sección cuadrada. La cabecera o capilla mayor era cuadrada, añadiéndose en el siglo XVII la sacristía por el sur. El coro en alto datado en el siglo XVI estaba situado a los pies.
Sobre el ingreso se levantaba la torre-campanario, por encima de un arco apuntado de ladrillo, que enmarcaba un segundo arco de medio punto y por el que se accedía a un pequeño atrio por el el que se entraba al templo. Se trata de una torre con planta rectangular levantada con cajones de mampostería entre verdugadas y esquinales de ladrillo, dividida en tres cuerpos escalonados de anchura decreciente. El primero contiene el arco apuntado de entrada, el segundo contiene la escalera y el tercero presenta cubierta de madera con dos vanos de arco de medio punto en sus lados más largos y uno vano en cada uno de los más estrechos, ubicándose en cada uno de los seis sendas campanas.
Entre 1875 y 1890 el templo según el plano levantado del pueblo por Nicolás Aquino para la Junta General de Estadística, se encontraba totalmente en estado ruinoso, encontrándose solo habilitado para el culto el ángulo que delimitaba la fachada de los pies y el muro del evangelio. Su rehabilitación se le encargó al arquitecto abulense D. Enrique María Ripullés y Vargas, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el cual se comprometió a la práctica neo-mudéjar de la torre que se había conservado. Durante la Guerra Civil el templo se mantuvo cerrado, lo cual no supuso que no tuviese saqueos y destrucciones que hicieron desaparecer todas las imágenes, los cuadros, las campanas, así como la mayor parte del archivo parroquial.
Entre 1950 y 1960 se produjo la rehabilitación con la nueva pavimentación y la habilitación del baptisterio como capilla de los Santos Patronos, con un nuevo arco de entrada y una nueva ventana, convirtiendo el antiguo ábside en un frente plano, ciego y rectangular. Los tres ventanales de la nave central, tres a cada lado, que después de la reconstrucción llevada a cabo por D. Enrique se encontraban cegados al exterior, formando seis hornacinas, presentan en la actualidad seis huecos estrechos y rectangulares enrejados, con arcos de medio punto en los paños de mampostería entre verdugadas y rellenos de fábrica de ladrillos.
Retrocedemos hasta la Calle Alcalá donde pasando el edificio del Ayuntamiento y una pequeña rotonda, nos encontramos con el Parque de los Adobes de 10.265 m² cruzado por el lado derecho del Arroyo Paeque e inaugurado en octubre de 2004.
Destaca a simple vista la la puerta neo-mudéjar de la entrada, realizada en ladrillo de tejar por los alumnos de la Escuela Taller Dehesa Paeque con cubierta de madera y elementos decorativos de forja.
En el lado izquierdo del arroyo y ya fuera de las lindes del parque mencionado, se encuentra la coqueta Plaza de Toros y anexo a la misma el Patio de Caballos
Saliendo del Parque de los Adobes cruzando la Calle Alcalá, se encuentra el Parque Nuestra Señora de Rosario. Cruzado por el arroyo Paeque cuenta con una extensión de 10.265m², siendo inaugurado en 1988.
Además de contar con una parte dedicada a parque infantil, en su interior se ubica la Sala Al-Artis en lo que anteriormente fue un depósito de grano levantado en 1955. El edifico fue rehabilitado en 2003 para albergar la sala citada de 250m², además de almacenes, despacho, guardarropa y hall de entrada. Frente a la entrada de esta por el interior del parque, se encuentra la escultura de un piano realizado en forja por los alumnos de la Escuela Taller Dehesa Paeque.
Igualmente en el interior del parque se establecen todas las construcciones y demás ornamentos para el Belén Viviente que cada año se celebra en el pueblo.
Frente a la puerta principal del Parque de Nuestra del Rosario cruzando la M-123 o Calle San Sebastián, se encuentra el lugar donde se levantaba el abrevadero de ganado de principios del siglo XX, también conocido como la Fuente Nueva.
En 1988 se levantó en este lugar en sustitución del antiguo abrevadero, una nueva fuente llamada Fuente de San Sebastián o también Barbacana de San Sebastián. El pequeño espacio es una pequeña placita en semicírculo con arbolado, en cuyo frente se alza un muro de mampostería con una pequeña fuente de un solo caño en su parte baja, la cual parte en dos un banco corrido que va de lado a lado del muro. En la parte superior de la fuente se encuentra un mosaico con la imagen de San Sebastián.
Retrocediendo por la M-123 hacia el centro, nos desviamos a nuestra derecha por la Calle Calvo Sotelo para llegar a la Ermita de la Soledad, cuyo origen se encuentra en la antigua ermita del mismo nombre que entorno a la cual se realizaron los primeros enterramientos en el siglo XIX. Esta ermita desapareció y el cementerio en 1956 se acoto, para ampliarlo después en 1986.
Con la citada ampliación se levantó una nueva ermita adosada a uno de los muros del cementerio, totalmente con sus paredes encaladas. Su acceso se efectúa mediante una pequeña escalinata que a su vez sirve de entrada al campo santo. Se encuentra construida en mampostería y ladrillo con cierto estilo neomudéjar. La fachada principal presenta una puerta con arco de medio punto y una pequeña ventana en cada lado igualmente con el arco de medio punto. Del arco de la puerta parte una espadaña que en su parte inferior se encuentra un mosaico representando la VI estación del viacrucis, con una hornacina más arriba, en la que se ve la imagen de la Virgen con el Niño en su brazo izquierdo. La espada se culmina con un tejadillo a dos aguas y una cruz metálica en su cúspide.
Por último vamos a visitar algunas de las esculturas repartidas por todo el pueblo.
Desde la ermita citado, nos dirigimos por la Calle Ronda Norte hasta la glorieta donde confluye la Carretera de Fuente el Saz, para encontrarnos con al escultura A los Hombres del campo.
Se trata de una escultura de dos metros de altura, realizada en hierro forjado, obra de la artista local María Sol Ruipérez, realizada en 1995 en los talleres del artesano local Abel de Diego, representando un agricultor con una horca en las manos.
Desde el punto anterior bajamos por la M-112 dirección al pueblo para encontrarnos en la rotonda donde confluye con la M-123 carretera de Algete. En el centro de la misma rodeado de vegetación se encuentra la escultura A las labores agrícolas.
Se trata de una escultura en bronce que representa a tamaño natural, un agricultor arando la tierra con una yunta de mulas. Es obra del afamado escultor leones Arturo Nogueira. Instalada en abril de 2004, patrocinada por la empresa Le Fleure Dunort, dentro del convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Valdeolmos-Alalpardo.
Continuamos caminando por la M-123 hasta el Ayuntamiento, donde nos desviamos a nuestra izquierda para dirigirnos por la Calle Calvo Sotelo y visitar la escultura Homenaje al Caballo colocada en enero de 2015.
Es obra del escultor Nacho Martín, en la que, según placa colocada al respecto, ha intentado reflejar el homenaje al caballo por parte de las gentes de Alalpardo, que durante siglos sirvió para labrar sus campos, tirar de sus carros, mover sus norias, correr sus galgos, llenar sus ratos de ocio, facilitando, compartiendo y alegrando sus vidas.
Para terminar nuestra visita a Alalpardo, nos dirigimos de nuevo a la Plaza de Toros, a pocos metros donde aparcamos el coche, para ver la escultura Al Toro de lidia.
Obra del escultor taurino José Pablo Puente de Jerez. Fue instalada en marzo de 2003, patrocinada por la empresa Izagra, dentro del convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Valdeolmos-Alalpardo. La escultura de bronce en tamaño natural, representa a un toro bravo saliendo de los toriles.

Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos
![]() Ayuntamiento
Alcalá, 4 28130 Alalpardo Tfno: 91 620 21 53
Distancia a Madrid: 43,6 Km Municipios colindantes
Algete EN COCHEPor la A1 hasta salida 23 dirección Cobeña por la M-100, en la primera glorieta desviarse por la M-106 dirección Algete, desde aquí por la M-123 hasta Alalpardo. ![]() AUTOBUSES182 Madrid (Plaza de Castilla)254 Alcalá de Henares |
