Según el Real Diccionario el vocablo "Bostar o Boyera", significa corral o establo donde se recogen los bueyeso bien el término "Bustar" que se refiere como lugar donde pastan los bueyes.
De cualquier manera se puede adivinar que era un lugar antiguo (Viejo) donde pastaban o se juntaban los bueyes, de hecho si se observa el escudo, en el mismo aparecen dos de estos animales.
Gentilicio: Bustareños/as - Bustarviejenses/as
El origen de Bustarviejo sigue envuelto en el misterio. No hay vestigios arqueológicos claros que den cuenta de un asentamiento estable en tiempos remotos, pero su localización estratégica sugiere que la zona estuvo habitada desde tiempos antiguos. Se han hallado algunos indicios que sugieren presencia humana en diferentes épocas: un hacha de piedra pulimentada y algunos broches visigodos en la zona de la "fundición", además de una calzada romana que unía Talamanca y Segovia y que cruzaba la actual localidad. También existen referencias a las minas de la zona, que quizás ya fueron explotadas por los romanos o incluso por culturas anteriores.
Las primeras referencias históricas de Bustarviejo pueden rastrearse hasta la época de la ocupación musulmana de la Península Ibérica. Algunas teorías sugieren que la "Torre de la Mina", una estructura defensiva situada en un camino que parte del km 9 de la carretera de Miraflores a Bustarviejo, pudo haber sido una atalaya islámica. Además, la existencia de una necrópolis con tumbas antropomorfas talladas en la roca apunta a un pasado de raíces árabes o medievales tempranas.
Durante estos siglos, la región serrana fue un refugio para los musulmanes en retirada ante el avance cristiano, y algunos historiadores sugieren que los árabes pudieron haber dejado su huella en las fuentes y aljibes que aún abastecen la zona. No obstante, no existen pruebas concluyentes de un asentamiento permanente en Bustarviejo antes de la Reconquista.
En el siglo XI, tras la conquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI, los reinos cristianos emprendieron una progresiva ocupación del centro peninsular. A finales del siglo XI y principios del XII, la repoblación se convirtió en una prioridad estratégica para asegurar el dominio sobre estos territorios, y Bustarviejo se integró dentro del Sexmo de Lozoya, una de las divisiones de la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia.
En el siglo XII durante el reinado de Alfonso VII (1126-1157), la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia quedó formalmente organizada y estableció su influencia sobre una gran parte de la actual Sierra Norte de Madrid. Dentro de esta comunidad, Bustarviejo se consideraba una de las aldeas del Sexmo de Lozoya, lo que implicaba que compartía derechos comunales sobre bosques y pastos con otros pueblos de la zona. En términos jurídicos, Bustarviejo, al igual que el resto del Sexmo de Lozoya, estaba sujeto a las ordenanzas y fueros dictados por Segovia, lo que significaba que las decisiones administrativas y judiciales dependían de la ciudad segoviana. Esto incluía la recaudación de impuestos, la regulación de los pastos y montes, y la resolución de conflictos entre aldeas.
El control segoviano también garantizaba la protección frente a señores feudales. Mientras muchas localidades vecinas, como Miraflores de la Sierra o Buitrago, cayeron bajo el dominio de los Mendoza y otras casas nobiliarias, Bustarviejo permaneció como villa de realengo, es decir, bajo control directo del rey y administrada por los representantes de Segovia. A nivel económico, el siglo XII fue testigo de un aumento en la actividad agropecuaria. La cría de ovejas y cabras era predominante, y se comenzaron a consolidar caminos y cañadas para la trashumancia del ganado. Además, las tierras del valle del Lozoya ofrecían buenas condiciones para la agricultura de subsistencia, especialmente el cultivo de cereales como el centeno y el trigo.
Durante el siglo XIII, la región de Bustarviejo experimentó un progresivo crecimiento demográfico y económico. La seguridad proporcionada por la reconquista permitió que más pobladores llegaran a la zona, y con ello se intensificó la actividad agrícola y ganadera. Uno de los eventos más importantes de este siglo fue la delimitación más clara de los términos municipales. En 1240, ya existían conflictos entre los concejos vecinos sobre el uso de pastos y bosques. Este tipo de disputas era habitual en los territorios de frontera entre comunidades de villa y tierra, así como con los señoríos nobiliarios que empezaban a expandirse en la región.
El conflicto con los Mendoza y otros señores feudales comenzó a tomar forma en este siglo. Aunque Bustarviejo seguía bajo la jurisdicción de Segovia, se encontraba rodeado de posesiones de casas nobles como los Mendoza, que dominaban el Real de Manzanares, y los arzobispos de Toledo, que controlaban Torrelaguna y Talamanca. Esta situación generaba tensiones debido a la competencia por los recursos naturales, especialmente los pastos y montes.
Para hacer frente a estos desafíos, la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia fortaleció sus regulaciones y fueros. En 1258, Alfonso X confirmó los derechos de los habitantes del Sexmo de Lozoya sobre los montes y pastos de la región, garantizando que pudieran seguir usándolos sin interferencias de los señoríos vecinos. Esto resultó crucial para la economía de Bustarviejo, que dependía en gran medida de la trashumancia y la explotación forestal.
Otro aspecto importante del siglo XIII fue el desarrollo de la infraestructura comunal, estableciéndose las primeras regulaciones sobre el uso del agua, garantizando el riego de los cultivos y la distribución equitativa de los recursos hídricos. Los primeros caminos bien definidos, como la antigua ruta que conectaba Bustarviejo con Segovia y Madrid, utilizada tanto para el comercio como para la movilidad del ganado.
A finales del siglo XIII, Bustarviejo se había consolidado como una aldea importante dentro del Sexmo de Lozoya, con una estructura social basada en la autogestión comunal y un modelo económico centrado en la ganadería, la agricultura de subsistencia y la explotación de los recursos forestales.
Durante el siglo XIV, la zona aparece mencionada en el Libro de la Montería de Alfonso XI, donde se describen los montes ricos en caza, incluyendo Valfermoso y el Valle de Albalate. La caza mayor, en particular de jabalíes y osos, era abundante, lo que atrajo el interés de la nobleza castellana.
El siglo XV estuvo marcado por constantes litigios sobre los límites territoriales. En 1443, se fijaron los términos entre Bustarviejo y Porquerizas (hoy Miraflores de la Sierra), delimitación que sería confirmada en 1482. A pesar de esto, las disputas con Canencia continuaron hasta 1564. La importancia estratégica de la localidad se mantuvo, ya que quedaba rodeada por territorios de El Real de Manzanares y el Señorío de Buitrago en manos de los Mendoza y Uceda, Torrelaguna y Talamanca en manos del Arzobispado de Toledo.
En el siglo XVI, Bustarviejo alcanzó un estatus de relevancia económica, principalmente por su producción agropecuaria. El pueblo contaba con una estructura bien definida y en 1591, junto a Valdemanco y Navalafuente, sumaba 370 vecinos y tres curas. Un dato curioso de la época es que las estanterías de la Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial fueron construidas con nogales procedentes de Bustarviejo.
Durante el siglo XVII, en 1626, la villa obtuvo el privilegio de exención de la jurisdicción de Segovia y, en 1650, Felipe IV le concedió la independencia a perpetuidad, aunque a cambio de un pago de 442 maravedíes, que se terminó de liquidar en 1633. Sin embargo, la independencia tuvo un costo: Bustarviejo perdió el derecho al aprovechamiento común de tierras y bienes de la Comunidad de Segovia, lo que llevó a conflictos con Navalafuente y Valdemanco.
Durante el siglo XVIII, en 1734, Navalafuente logró su autonomía, mientras que Valdemanco no la conseguiría hasta 1842. El Catastro del Marqués de la Ensenada en 1752 nos da un retrato detallado de Bustarviejo. El pueblo tenía 365 vecinos y 401 casas, con una economía basada en la agricultura y la ganadería. Se cultivaban centeno, trigo, garbanzos, lino, linaza, hortalizas y frutas. La ganadería incluía vacas, caballos, mulas, cerdos, cabras y ovejas. También se mencionan 47 colmenas. El censo de Floridablanca de 1787 registra 1.470 habitantes, con una estructura social dominada por labradores, jornaleros y pastores. La villa gozaba de categoría propia, diferenciándose de otros pueblos del Sexmo de Lozoya.
El siglo XIX trajo cambios significativos para Bustarviejo. En 1833, con la reforma administrativa de Javier de Burgos, la villa dejó de pertenecer a la provincia de Segovia y se integró en la de Madrid. Además, se segregó Valdemanco, lo que redujo su territorio de casi 100 km² a 56 km². En 1836 la Desamortización de Mendizábal afectó al pueblo, ya que muchas tierras comunales pasaron a manos privadas. Sin embargo, la economía local se mantuvo estable, con el cultivo de patatas y judías ganando prestigio. En 1848, el Diccionario de Madoz describe a Bustarviejo como una localidad con escuela, cinco molinos harineros y dos minas.
En el siglo XX durante la Guerra Civil, Bustarviejo acogió refugiados y unidades militares en retirada. En la posguerra, se estableció una colonia penitenciaria donde los presos trabajaron en la construcción del ferrocarril Madrid-Burgos. A pesar del esfuerzo, la línea nunca se completó y la estación quedó en desuso. En la segunda mitad del siglo XX, la mecanización del campo y la falta de oportunidades provocaron un éxodo rural. En 1960, la población era de 1.433 habitantes, pero en 1970 había caído a 1.090. Sin embargo, a partir de los años 80, el desarrollo de segundas residencias impulsó un leve crecimiento.
Ya en el siglo XXI, Bustarviejo ha visto un resurgimiento parcial gracias al turismo rural y el crecimiento de la segunda residencia. El municipio ha emprendido proyectos de rehabilitación urbana y protección del patrimonio. Sin embargo, el crecimiento urbanístico descontrolado y el impacto ambiental de nuevas infraestructuras, como la autovía Madrid-Irún, han generado debates sobre la sostenibilidad del desarrollo local.
Comenzamos nuestra visita a Bustarviejo dejando aparcado el coche al final de la Calle de San Andrés a las afueras del pueblo, con el fin de aprovechar el frescor de la primera hora de la mañana. El objetivo a cumplir era la visita al antiguo destacamento penal, conocido también como antiguo penal de Bustarviejo, y aunque la distancia no es mucha y sin dificultad alguna, apenas 1,8 kilómetros desde aquí y terreno casi llano, la visita se llevó a cabo a finales de agosto con temperaturas un tanto elevadas.
Desde este punto parte una pista de tierra, llamada Camino de las Viñas, que se adentra en la Dehesa vieja, una de las dehesas boyales de Bustarviejo, siendo su origen bastante antiguo, estando documentada en el siglo XIV
A escasos metros del principio, nos encontramos con el primer pilón-abrevadero para el ganado.
La estructura principal de este pilón-abrevadero, está formada por un depósito rectangular de piedra, adosado a un murete trasero de cemento revocado, que actúa como respaldo y posiblemente como contención del terreno. En la parte derecha, ligeramente elevada sobre el nivel del pilón, se aprecia un caño lateral añadido, por el que fluye el agua hacia el abrevadero. Esta disposición sugiere que el manantial o conducción se encuentra algo más arriba, y que el caño se integró en un momento posterior o como solución funcional para canalizar el agua de forma más eficiente.
El conjunto está parcialmente encajado en la roca natural del terreno, lo que refuerza su integración paisajística y funcionalidad. Aunque desgastada, en la parte superior del murete se conserva una inscripción que parece indicar la fecha de construcción: 1876.
Este tipo de infraestructuras eran habituales en la sierra madrileña durante el siglo XIX, cumpliendo una doble función: dar de beber al ganado y servir de punto de abastecimiento para los vecinos antes de la llegada del agua corriente.
La pista ancha pero llena de piedras pequeñas que a veces te hace dar algún que otro patinazo, es totalmente apta para personas que usen silla de ruedas siempre que vayan acompañados, con un pequeñísimo declive a la hora de ir y con apenas dos o tres pequeñas sombras donde refugiarse.
Por fin a nuestra vista nos encontramos cara a cara con el penal, no en estado ruinoso pero si bastante deteriorado y sin posibilidad de acceder a su interior. De los edificios más representativos que se exponen en el panel explicativo, excepto las garitas de vigilancias, los demás están semiderruidos o derruidos del todo.
El antiguo penal de Bustarviejo formaba parte de los destacamentos penales utilizados por el franquismo tras la Guerra Civil. A continuación se reproduce el contenido literal del panel informativo situado junto a las ruinas:
El Destacamento
Entre 1944 y 1952 se instaló en estos parajes uno de los nueve destacamentos penales con los que el Régimen dictatorial del General Francisco Franco finalizó la obra del ferrocarril Directo Madrid-Burgos. La construcción de esta línea fue una aspiración estatal desde el año 1864, pero no se iniciaron los trabajos hasta 1926, bajo la dictadura de Miguel Primo de Rivera. En esta primera fase se construyó el tramo entre Burgos y el viaducto de Taboada, en el término de Gargantilla del Lozoya. A partir de 1939, el régimen franquista construyó el tramo final, entre Garganta de los Montes y Chamartín de la Rosa.
Estos destacamentos pertenecían al Patronato para la Redención de Penas por el Trabajo y albergaron sobre todo a presos políticos. El objetivo principal de esta institución fue la reducción de pena por parte de los reclusos a través del trabajo en obras de interés nacional, dando solución al problema que suponía la gran cantidad de población presa existente tras la Guerra Civil y la depuración franquista de posguerra. Por otra parte, el Régimen pretendía además incidir sobre la ideología y la conducta de los vencidos, con el fin de reeducarlos para la vida en la Nueva España. El Patronato, además, fomentó la instalación de las familias de los presos, incluyéndolas en su proyecto de reeducación ideológica. En este sentido los destacamentos penales fueron un laboratorio para el ambicioso proyecto de ingeniería social totalitaria franquista.
A lo largo de los itinerarios trazados se pueden ver algunos de los edificios más representativos del destacamento penal: los barracones de los presos, la casa del Teniente de la Policía Armada, las garitas de vigilancia, la celda de castigo, los establos de los animales de tiro o la casa del Director del penal son algunos de los restos que se han conservado hasta nuestros días.
En las cercanías del penal se conservan todavía algunos pilones de cemento, estructuras sencillas pero de gran utilidad en su tiempo. Estos depósitos rectangulares, de notable longitud, servían como abrevaderos para el ganado de labor y como punto de agua para los animales que se empleaban en las tareas de construcción y transporte vinculadas al destacamento penal.
Fabricados con hormigón y canto rodado, presentan una tipología muy funcional: muros bajos y alargados que permitían abrevar a varias reses al mismo tiempo. En ocasiones, se alimentaban de pequeños manantiales canalizados o de conducciones auxiliares. En este caso concreto existe un caño en el frontón ondulado existente en uno de los lados cortos.
Aunque hoy se encuentran en estado de abandono, estos pilones forman parte del paisaje histórico asociado al penal, recordando la importancia que tuvieron los animales de tiro en el día a día del trabajo forzado y en el sustento de quienes habitaban el entorno.
Existe también una segunda manera de acceder al antiguo penal y a su entorno. El recorrido parte de la antigua estación de ferrocarril Bustarviejo-Valdemanco, desde donde se avanza por las vías en dirección este. Tras cruzar un puente, el camino obliga a atravesar un túnel de unos doscientos metros de longitud, cuya penumbra puede impresionar a más de uno. Al salir, una pequeña valla casi derruida marca la entrada al recinto, y a los pocos metros comienzan a aparecer las primeras construcciones ligadas al penal.
Se trata de una ruta breve, de apenas un kilómetro, pero no recomendable para quienes sufran claustrofobia, vértigo o tengan alguna dificultad para caminar.
De vuelta del la visita al antiguo penal nos dirigimos para ver la Fuente del Berro, que aunque Google Maps la tiene ubicada en la Calle San Andrés 30-32, realmente se encuentra bastante escondida en la Calle del Berro detrás del pequeño edificio de la policía municipal.
Esta fuente presenta una configuración tradicional de pilón-abrevadero tallado en granito, de planta rectangular y borde superior suavemente moldurado. En uno de los extremos se alza un pilar de sección cuadrada rematado por un pináculo cónico, que alberga en su cara frontal un caño metálico (actualmente seco).
Frente al surtidor se disponen unos muretes bajos de piedra que probablemente sirvieron como apoyo para facilitar el llenado de cántaros, lo que sugiere un uso doméstico. Como detalle constructivo destacan cuatro grapas metálicas, visibles en la parte superior e inferior del pilón, utilizadas para reforzar la unión entre los bloques de granito y mantener la estabilidad del conjunto. Aunque no consta inscripción visible, su diseño recuerda al de otras fuentes públicas construidas en la primera mitad del siglo XX.
Dejamos atrás la Fuente del Berro para continuar por la Calle de San Andrés hasta llegar a la Carretera de Cabanillas donde giraremos a la derecha. Caminando alrededor de veinte metros y situada en una pequeña hondonada con escaleras en un lateral y rampa en el otro, se encuentra la Fuente de los Cuernos.
Esta fuente se encuentra parcialmente encajada en un muro de contención construido en mampostería de granito irregular, perfectamente integrado en el desnivel del terreno. El conjunto presenta una estructura sencilla pero sobria: un arco de medio punto formado por dovelas bien trabajadas da paso a una pequeña hornacina revestida también en granito, donde se ubica el caño central.
La pila baja situada a los pies recoge el agua, aunque actualmente está cubierta por una lámina verde de vegetación acuática, signo de escaso mantenimiento o caudal mínimo. A ambos lados de la hondonada se conservan bancos de piedra que, junto con la accesibilidad por escalera y rampa, muestran un diseño pensado para la comodidad del vecino. El entorno, resguardado y fresco, sugiere un uso tradicional más vecinal que ganadero. No se observa inscripción visible ni decoración, pero su disposición y técnicas constructivas apuntan a una ejecución de principios o mediados del siglo XX.
Una vez terminada la visita a la Fuente de los cuernos volvemos al coche para dirigirnos hacia la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad. Su construcción coincide con los planos existentes de 1879, aunque se desconoce si es la misma que existía en el siglo XVII, siendo el interior de planta rectangular con cubierta a dos aguas, accediendo al mismo por un atrio con tejado a tres aguas y verja de hierro al frente del mismo.
En la actualidad sus muros encalados cubren la estructura originaria de mampostería irregular, con refuerzo de sillería en las esquinas. En su frente aparte una bonita cruz de granito de 1940, existen dos pilares de piedra que están destinados a aguantar las andas durante el rezo de las oraciones.
Localización M-610 (Carretera de Valdemanco).
Coordenadas : 40°51'37"N 3°42'03"W
Enfrente a la Ermita cruzando la carretera, se encuentra el Calvario o final del Vía Crucis, que discurre desde la Iglesia Parroquial siguiendo la carretera de Valdemanco. Esta formado por tres de granito con una principal central delantera y las otras dos acompañando a esta. Las dos piedras que se pueden observar a la entrada de la ermita pudieran provenir del antiguo Via Crucis existente hacia el año 1625, en las mismas se aprecian unas inscripciones que traducidas serían "Aquí desnudaron al Señor" y "Aquí clavaron al Señor en la Cruz".
Situada en la carretera de Valdemanco y un poco antes de la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad, se encuentra esta pequeña pero rica área dedicada a explicar la Cañada Real Segoviana en su tramo dentro de la Comunidad de Madrid, con ejemplos de árboles, arbustos y plantas que acompañan su largo recorrido por el municipio.
La Cañada Real Segoviana es una de las grandes vías pecuarias de la península ibérica, con un recorrido de unos 500 km. Parte de la Sierra de Neila (Burgos), atraviesa Segovia, Madrid y Toledo, y llega hasta Granja de San Juan (Ciudad Real). Nació en la Edad Media como ruta para la trashumancia de rebaños merinos, reconocida y protegida por el Honrado Concejo de la Mesta desde el siglo XIII. Su anchura legal es de 75 metros, lo que la convierte en un auténtico corredor natural.
Hoy en día, aunque ha perdido su función original, se conserva como patrimonio histórico y ambiental, siendo utilizada para senderismo, ciclismo y en algunos tramos todavía para el paso de ganado.
En mi opinión, se trata de una iniciativa muy interesante y que merece la pena visitar con calma.
Desde estos últimos lugares, tenemos tres opciones, dejar el coche aparcado por allí, intentar encontrar aparcamiento por el centro, o continuar la visita caminando. En esta ocasión decidimos continuar caminando unos 550 metros y dirigirnos a visitar la Ermita o Humilladero del Santísimo Cristo de la Peña.
Situada en la Calle Real 87 esquina con la Calle de los Grillos, es una pequeña construcción horadada en una roca con planta rectangular, con unas medidas aproximadas de dos por tres metros, con acceso por un gran hueco cuadrado enmarcado por dinteles y jambas enterizos, estando protegido por losas de piedra a modo de alero, la reja que protege el interior se colocó en 1964. La cruz colocada en la parte superior forma parte del viacrucis.
El año de su construcción según inscripción en el dintel de entrada no da lugar a dudas: HIÇO ESTA OBRA FRCO BZA ACABOSE AÑO 1625
Interpretación: “Hizo esta obra Francisco Baonza. Acabose año 1625”
(Confirmado por fuentes del COAM y el Ayuntamiento de Bustarviejo)
En la jamba izquierda se encuentra otra inscripción un tanto borrosa: AQUA SACRO CALLO LATI LADO GROSA CVLTA PEÑA
Según interpretación del COAM: “Aquí alzaron y cayó la cruz y la pusieron sobre la peña”
En la misma Calle Real a unos cincuenta metros en dirección al centro del pueblo, se encuentra la llamada Fuente Nueva, construida en 1794. Se trata de una fuente tradicional de granito tallado que presenta un pilón rectangular de generosas dimensiones, rematado en un frontal vertical con remates ondulados que aportan un aire decorativo sobrio pero elegante. El caño de metal central, ligeramente sobresaliente, vierte el agua en el pilón mencionado. A ambos lados, la fuente se apoya sobre formas trapezoidales que la integran armónicamente en el entorno.
El desgaste visible en algunas zonas revela su prolongado uso a lo largo de décadas, y es probable que haya servido tanto para abastecimiento vecinal como para abrevar animales, como tantas otras fuentes de granito en la Sierra Norte. El entorno empedrado y las construcciones cercanas le dan un carácter auténtico, muy propio de los pueblos serranos.
Continuamos por la Calle Real unos cien metros hasta encontrarnos con la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción. Llamada antiguamente de Santa María, data del siglo XV. El interior presenta planta de cruz latina con tres naves separadas por arcos de medio punto de dovelas de granito y pilares de planta cuadrada del mismo material. El crucero se separa de la nave central por un arco toral de dovelas de piedra, rematado por un ábside semicircular de ladrillo, construido posteriormente. En el brazo derecho del crucero se halla una pequeña capilla. El atrio, datado entre 1601 y 1617, posee siete columnas con arquitrabe de madera, en el que se abre la portada de acceso con arco de medio punto y dovelas de granito.
La torre se levantó a finales del siglo XV o principios del XVI, siendo presumiblemente el elemento más antiguo del conjunto. Está construida en mampostería con refuerzos de sillares acodados en las esquinas. Los vanos del campanario son de medio punto con jambas y dovelas de sillares de granito. A lo largo de los siglos, el templo ha sufrido diversas reformas, aunque conserva la sobriedad y robustez propias de las iglesias serranas de granito.
Localización: C/ Federico Elvira, 1 esquina C/ Real
Casi adyacente a la iglesia se abre la Plaza de la Constitución, donde se ubica el Edificio del Ayuntamiento. Se trata de una sólida construcción de piedra granítica que responde a los cánones arquitectónicos tradicionales de la Sierra Norte de Madrid. Su aspecto actual corresponde al modelo de casa consistorial de época moderna, levantado a finales del siglo XVIII y restaurado en 1991 para salvarlo de la ruina, asegurando así su conservación como símbolo institucional del municipio.
La edificación presenta planta rectangular y dos alturas, organizada simétricamente en su fachada principal. Dispone de una doble arquería de cinco arcos de medio punto cada una: la planta baja conforma un pórtico sustentado por columnas toscanas de granito, mientras que la superior mantiene la misma disposición, con arcos cerrados en forma de balcones que permiten una vista privilegiada de la plaza.
Desde estos balcones, el alcalde asiste tradicionalmente a los festejos taurinos que se celebran en la plaza, reforzando el valor simbólico y comunitario del inmueble. A un lateral se conservan unas gradas de granito, construidas en 1940 para acoger al vecindario durante dichos festejos, lo que constituye un elemento curioso y representativo del carácter local.
El edificio se corona con una cubierta a dos aguas de teja curva y alero de madera. En el eje central de la fachada se sitúa el balcón principal, decorado habitualmente con las banderas de España, la Comunidad de Madrid y el municipio. Bajo él se abre la puerta principal, reforzando la simetría y el equilibrio visual del conjunto.
Esta arquitectura no solo cumple una función administrativa, sino también representativa y social, actuando como símbolo del poder local y punto neurálgico de la vida comunitaria.
Desde la iglesia nos trasladamos a la Calle de la Feria 8, a la izquierda del Ayuntamiento, donde se ubica el actual Centro Cultural de Bustarviejo instalado en el edificio de las antiguas escuelas del municipio, una sólida construcción de piedra granítica levantada en el año 1930 y concebida inicialmente como escuela pública. Se trata de un inmueble de aspecto sobrio pero equilibrado, que sigue los principios de la arquitectura escolar de la Segunda República y los años previos, cuando se empezaron a levantar escuelas en pueblos pequeños con criterios de salubridad, ventilación y separación por sexos.
El edificio es de volumen compacto y planta rectangular, distribuido en dos alturas. La fachada principal, perfectamente simétrica, presenta un cuerpo central levemente resaltado, con un balcón con balaustrada sobre la puerta de entrada. Las ventanas están ordenadas de forma regular, y los materiales de fábrica en piedra vista le otorgan un carácter institucional y resistente, típico de las construcciones educativas de principios del siglo XX. La cubierta es a dos aguas, con alero sencillo y teja cerámica.
En su origen, albergaba dos aulas situadas en la planta superior, una destinada a niñas y otra a niños, con accesos separados incluso en la escalera, lo que refleja el modelo educativo segregado imperante hasta bien avanzado el siglo XX. Esta función como escuela se mantuvo hasta 1981.
En la actualidad, el edificio se ha reconvertido en Centro Cultural, manteniendo su uso público y educativo, pero adaptado a nuevas necesidades. La planta superior acoge la biblioteca municipal, mientras que el resto del inmueble se destina a cursos, exposiciones y distintas actividades culturales. Además, en él tiene su sede el Grupo Escolar Rodolfo Baonza Lázaro, cuyo nombre se ha extendido al conjunto. Todo ello contribuye a que siga siendo un punto de encuentro fundamental para la vida social y cultural del municipio, conservando su valor histórico como símbolo de la educación pública rural del siglo XX.
Frente al edifico anterior se encuentra el antiguo Potro de Herrar. Era la construcción donde antiguamente se herraba al ganado, siendo muy comunes sobre todo en la zona de la SIERRA NORTE de la Comunidad de Madrid. Constaban de dos hileras paralelas de tres postes cada una que comúnmente eran de granito aunque los más antiguos podrían ser de madera. Los dos pares mas altos estaban unidos por palos de madera o varas metálicas, y estos a su vez con el par más bajo se encontraban unidos de la misma manera.
Entre los postes del segundo par más alto se encontraba el yugo, lugar donde se fijaba la cabeza del animal para inmovilizarlo además de pasarle dos cinchas de cuero por la panza atadas a las varas metálicas o palos de madera. Una vez efectuada la faena del inmovilizado era cuando entraba el herrero primero para quitar las viejas herraduras, luego limpiar las pezuñas para terminar poniendo herraduras nuevas.
Localización : Calle de la Feria, 8.
Desde este último punto nos encaminamos por la Calle de la Cerca para continuar por la Calle de la Parra, saliendo a la Calle de la Cañada y desembocar en la Calle de la Fuente Grande, en cuyo número dos se ubica la fuente que lleva el nombre de la calle, es decir, la Fuente Grande.
Es una fuente de granito adosada a un muro, de traza geométrica sencilla pero armónica. Su frontal, enmarcado por un cuerpo octogonal incompleto, se compone de sillares bien escuadrados que confieren solidez al conjunto. En el centro destaca un motivo romboidal en relieve del que mana el caño principal, mientras que a ambos lados se disponen otros dos caños metálicos. El agua que brota de los laterales es potable, mientras que el caño central vierte agua sin tratar. Todo ello se recoge en un pilón trapezoidal de piedra de una sola pieza, que completa la simetría del conjunto.
El uso del granito, característico de Bustarviejo, asegura su durabilidad y refuerza su integración en el entorno urbano tradicional, mientras que las placas actuales sobre los caños informan al visitante de la calidad del agua, manteniendo viva la función histórica de la fuente como punto de abastecimiento vecinal.
Fue construida en el año 1930 y remodelada en el año 1982.
Continuamos la visita bajando por la Calle de la Fuente Grande hasta el comienzo de la Calle de la Cañita, donde a la izquierda y medio oculta por una pared, se encuentra la Fuente de la Cañita.
Esta fuente, de factura sencilla y aspecto funcional quizás construida antes del siglo XX y después rehabilitada, se encuentra encajada en un pequeño retranqueo de la acera, delimitado por muros y pavimento de granito con bandas de ladrillo visto. El cuerpo principal se compone de un frontón de granito formado por piezas encajadas en forma de arco rebajado, con un diseño algo más reciente que otras fuentes del municipio.
El caño metálico central vierte el agua directamente sobre una pequeña pila rectangular embutida en el suelo. La disposición del entorno —con banco de piedra adosado, rampa y peldaños amplios— parece obedecer a una reforma urbana pensada para facilitar el acceso. Aunque no presenta elementos ornamentales ni inscripción visible, su integración en el entorno muestra un esfuerzo por preservar su función original dentro de un espacio urbano renovado.
Dejando atrás la Fuente de la Cañita, continuamos caminando por la Calle Mayor unos 450 metros hasta llegar a la Calle del Cristo, por la que bajaremos hasta llegar a la Calle de Maruste, para girar a la izquierda y encontrarnos con la Fuente de Maruste.
Esta fuente, de pequeñas dimensiones y completamente encajada en un muro de mampostería de granito, presenta una sencilla hornacina rematada por un arco de medio punto compuesto por dovelas irregulares. El conjunto, hoy seco y sin caño visible, se conserva en estado funcionalmente inactivo, aunque mantiene su estructura original.
La fuente se encuentra ligeramente deprimida con respecto al nivel del pavimento adoquinado moderno que la rodea, lo que obliga a agacharse para acceder a su interior. No presenta inscripción ni ornamentación alguna, pero su forma y técnica constructiva sugieren una ejecución popular de carácter utilitario, posiblemente anterior al siglo XX, adaptada al entorno residencial. La discreción de su presencia, apenas visible en el muro, refuerza su carácter humilde y vecinal.
Terminada esta visita nos toca subir la cuesta de la Calle del Cristo, que aunque corta, es bastante potente. Ya de nuevo en la Calle Mayor caminaremos unos 130 metros hasta su confluencia con la Calle Real, donde se encuentra en un pequeñísimo jardín la Fuente de la Cerca.
Esta fuente, perfectamente enmarcada en un pequeño jardín con muretes de granito y barandilla metálica, presenta un diseño simétrico y robusto. El cuerpo principal, de sillería bien labrada, forma una estructura triangular escalonada que se estrecha hacia la parte superior, coronada por una losa horizontal. El caño metálico central vierte el agua sobre una pila de granito rectangular ligeramente volada, empotrada en el cuerpo de la fuente y elevada respecto al nivel del suelo.
Aunque no presenta inscripción ni elementos ornamentales, su traza limpia y su construcción sólida permiten suponer un origen anterior al siglo XX, con posteriores reformas o consolidaciones. Su ubicación en la confluencia de dos calles históricas refuerza su valor como elemento tradicional dentro del casco urbano de Bustarviejo.
Desde el anterior punto, nos dirigimos por la Calle Real hasta el lugar donde se encontraba aparcado el coche cerca del Viacrucis, para dirigirnos a visitar la antigua estación de ferrocarril de Bustarviejo-Valdemanco situada a unos 3,4 kilómetros del Ayuntamiento de Bustarviejo por la carretera M-631 dirección Cabanillas de la Sierra a la salida de una rotonda.
La estación fue construida por presos republicanos entre 1944 y 1952 e inaugurada el 4 de julio de 1968 dentro de la línea Madrid-Burgos. Fue eliminada como parada comercial por falta de viajeros que resultase exitosa, no obstante desde el 2011 después del derrumbe en el túnel de Somosierra, esta linea solo cubre el trayecto Madrid. Colmenar Viejo.
El edificio consta de dos plantas, de las cuales la baja y dedicada a viajeros se encuentra soportada, mientras que en la planta superior se encuentran las oficinas de la Traductores del Viento, asociación sin ánimo de lucro compuesta por creadores y artistas independientes dentro del mundo de las artes, el pensamiento, la cultura, la salud, la educación, la ciudadanía y el voluntariado, estando constituida en 2018. Respecto a la estación mencionada la asociación se ha encargado de rehabilitarla para llevar a cabo en la misma la creación artística y distintos eventos culturales.
En el exterior de la estación junto a la vías, se encuentra una escultura de Juan Ramón Martín titulada Siroco II, realizada durante las Residencias para Artistas en agosto de 2021 en Traductores del Viento con sede en esta antigua estación de tren, con la colaboración de Fundación Talgo y DFG Natural Stone.
Terminada la visita a la Antigua Estación, volvemos al coche para dirigirnos de nuevo al centro urbano y allí coger la M-610 dirección Miraflores de la Sierra. En esta carretera a unos cuatrocientos metros después de pasar el Campo de Futbol y a nuestra izquierda se encuentra un parking señalizado. Dejando el coche en el mismo, accedemos a un bar-restaurante con terraza en la que se encuentra la Fuente del Collado que ya era citada en el siglo XIV, y cuyo acceso es totalmente público aunque se encuentre dentro del recinto.
Se trata de una fuente de planta decagonal con pilón perimetral de piedra granítica, destinada originalmente al abastecimiento de vecinos y ganado. En el centro se levanta un cuerpo prismático vertical, también de granito, del que sobresalen cinco caños metálicos que vierten el agua hacia la pila. Su configuración recuerda a las fuentes públicas tradicionales de la Sierra Norte, combinando funcionalidad y sencillez constructiva. Pese a las huellas del paso del tiempo, conserva su carácter popular y el valor histórico de ser mencionada ya en documentos del siglo XIV como se ha mencionado antes.
Cooordenadas: 40º51'19"N 3º43'49"W
Desde este último punto, continuamos por la M-610 dirección Miraflores de la Sierra alrededor de ochocientos cincuenta o novecientos metros hasta ver un pequeño camino a nuestra derecha que conduce a la entrada de una propiedad privada, aunque unos metros antes de esa entrada, existe un buen espacio para dejar aparcado el coche y visitar el Puente de la Mina.
Coordenadas: 40°51'28.0"N 3°44'20.6"W
Existe una segunda posibilidad para aparcar el coche mientras se hace la visita. A unos setecientos metros desde la fuente mencionada anteriormente y siguiendo la misma carretera, existe a la izquierda otro camino que lleva a la entrada de otros chalets donde se puede aparcar respetando la posible salida de otros vehículos. Caminando hasta el final de este camino, solo queda cruzar la carretera y caminar por el camino que se ha mencionado en la primera opción.
Coordenadas: 40°51'26.0"N 3°44'16.0"W
Los estudios de este puente sitúan su construcción entre 1908 y 1912, coincidiendo con la carretera de tercer orden Miraflores de la Sierra–Bustarviejo. Su nombre podría relacionarse con el cercano arroyo de las Minas. La tipología del puente corresponde a la fábrica de la España de la segunda mitad del siglo XIX: bóvedas de ladrillo de cañón o escarzanas, con embocaduras de sillería sobre pilas también de sillería, provistas de tajamares semicilíndricos y rematados por sombreretes semicónicos. El puente presenta proporciones muy regulares, adaptadas al sistema métrico decimal, con tres metros de luz constante en cada una de sus cuatro bóvedas de ladrillo.
Según he leído, existen diversas rutas para efectuarlas tanto a pie como en mountain bike, exigiendo todas ellas una buena preparación física. Entre ellas destaca la subida a la Torre de la Mina. Esta ruta, de unos cuatro kilómetros ida y vuelta, parte del Campo de Fútbol Municipal pasando por el manantial de la Gregoria. A partir de aquí, la pista ancha se estrecha y los últimos cien o ciento cincuenta metros se convierten en una pendiente bastante pronunciada con abundantes piedras pequeñas sueltas, lo que conlleva peligro de resbalones y caídas. Dada mi condición física, no es que solamente no la haya hecho, sino que nunca la haré. Mi única intención es mostrar su existencia, dejando para caminantes experimentados su realización.
La llamada Torre de la Mina forma parte de los restos de la antigua explotación de plata que existió en Bustarviejo, recordando la importancia minera que tuvo la zona en el pasado.
Fiestas patronales en honor al Santísimo Cristo de los Remedios. Se celebran a mediados de septiembre (en torno al 14 de septiembre), con procesiones, actos religiosos, juegos populares, conciertos, caldereta, encierros, actividades infantiles y fuegos artificiales. Constituyen las fiestas grandes del municipio.
Festivos locales oficiales. El Ayuntamiento establece como días festivos el 15 de mayo y el 14 de septiembre, según el calendario laboral de la Comunidad de Madrid.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos
![]() Ayuntamiento
Pza. de la Constitución, 1 28720 - Bustarviejo Tfno: 91-848-20-04
Distancia a Madrid: 68,4 KM Municipios colindantes
Canencia EN COCHELa manera más corta de llegar a Bustarviejo es la de tomar la A1(E5) hasta la salida 50, en la rotonda girar a la izquierda para seguir por la M-611 durante unos cien metros donde tomaremos a la derecha la antigua N-1 dirección Venturada y Cabanillas de la Sierra, desde es último pueblo a la izquierda sale la M-631 hasta Bustarviejo (64,9 Kms). Si por descuido nos pasamos este cruce seguiremos un poco más hacia delante e igualmente a la izquierda tomaremos el desvio M-633 a Valdemanco y de aquí a Bustarviejo. Otra opción consiste en dirigirnos por la M-607 hasta Colmenar Viejo y desde aquí por la M-609 a Soto del Real para continuar por M-611 a Miraflores de la Sierra para enlazar con la M-610 a Bustarviejo (66,4 Kms). Esta última es la opción que sigue el actual Autobus Interurbano. ![]() AUTOBUSES725 Madrid (Pza. Castilla) |