Según todos los inicios apuntan a que el nombre de Cabanillas proviene del diminutivo de Cabañas, pequeñas construcciones en el campo de madera o piedra en las que se refugiaban los pastores que en la antigüedad se asentaron en el lugar. De hecho a la entrada del pueblo en la rotonda, se han hecho un grupo de ellas a modo de recordatorio.
Seguramente que con el paso del tiempo y para no tener demasiadas dificultades fonéticas con la eñe y la elle, se cambió la primera por una ene.
Gentilicio: Caballinenses/as - Cabaniñeros/as
Las tierras que hoy conocemos como Cabanillas de la Sierra han sido testigos silenciosos de la historia desde tiempos inmemoriales. Aunque no existen registros arqueológicos concluyentes, se cree que esta zona estuvo habitada desde la prehistoria debido a su ubicación estratégica en la Sierra Norte de Madrid. La proximidad de pasos naturales como el Puerto de Somosierra y las fértiles tierras de los valles facilitaron el asentamiento de comunidades humanas.
Durante la época romana, la región estuvo atravesada por rutas secundarias que conectaban con la calzada principal que unía Segovia y Complutum (actual Alcalá de Henares). Se han encontrado vestigios de esta red viaria en localidades cercanas, lo que hace suponer que el tránsito de personas y mercancías debió ser frecuente. Sin embargo, no se han hallado indicios de un núcleo de población consolidado en la zona en esta época.
Durante el siglo VIII, la invasión musulmana de la península ibérica trajo consigo una transformación en la estructura social y territorial de la región donde hoy se encuentra Cabanillas de la Sierra. Tras la victoria de los musulmanes en 711 en la batalla de Guadalete, la mayor parte del centro de la península quedó bajo dominio andalusí, incluyendo la Sierra Norte de Madrid. La zona pasó a formar parte de la frontera septentrional del emirato omeya de Córdoba, estableciéndose un sistema de vigilancia y control que incluía torres defensivas y atalayas en puntos estratégicos. Es posible que en estos años se construyeran puestos de control en las proximidades de Cabanillas, ya que su localización, en una zona de paso entre la meseta norte y el valle del Tajo, la convertía en un punto importante para la comunicación y la defensa.
Aunque no hay pruebas arqueológicas concluyentes, es probable que durante este período la zona estuviera escasamente poblada, utilizada sobre todo para el pastoreo estacional y como refugio para grupos de resistencia cristiana en las montañas. En cualquier caso, no habría un núcleo urbano consolidado, sino pequeños asentamientos temporales de pastores y soldados.
El siglo IX estuvo marcado por la reorganización del territorio en la Marca Media de Al-Ándalus, una franja fronteriza que se extendía desde Toledo hasta el Sistema Central. Bajo el gobierno de los emires omeyas, se reforzaron las líneas defensivas en esta región, con la construcción de nuevas fortalezas y atalayas para evitar incursiones cristianas desde el norte.
Durante periodo de 852 al 886 bajo el reinado de Muhammad I, se establecieron mecanismos más efectivos de control militar en la Sierra Norte madrileña. Es probable que en esta época se reforzaran algunas de las fortificaciones preexistentes y que los habitantes de la zona tuvieran contacto con los asentamientos islámicos más al sur. Sin embargo, las crónicas también registran la creciente presión de los reinos cristianos del norte, que comenzaban a organizar ataques contra la Marca Media.
Hacia finales del siglo, la debilidad interna del emirato y el avance de los cristianos comenzaron a hacer menos seguros los enclaves musulmanes en la sierra. Esto preparó el terreno para los cambios que vendrían en el siglo siguiente, cuando los reinos cristianos comenzaron a expandirse de manera más sistemática hacia el centro de la península.
En el siglo X, la actual zona de Cabanillas de la Sierra formaba parte de la frontera en constante disputa entre los reinos cristianos del norte y el Califato de Córdoba. Durante este período, el emirato y luego el califato omeya habían consolidado su dominio sobre la mayor parte de la península ibérica, con la ciudad de Toledo como uno de sus principales centros de poder. La sierra madrileña era un área de paso entre los dominios musulmanes y los reinos cristianos del norte. Aunque algunos historiadores sugieren la existencia de asentamientos dispersos en estas tierras, la falta de documentación escrita impide una confirmación definitiva.
Dado su valor estratégico, es posible que existieran pequeños puestos de vigilancia o atalayas islámicas en las cercanías, similares a las encontradas en otros puntos de la Sierra de Guadarrama. Aunque no hay evidencia directa, es probable que los pastores mozárabes (cristianos que vivían bajo dominio musulmán) utilizaran los valles y prados de la zona para la trashumancia de rebaños, una práctica que se consolidaría más adelante bajo el dominio cristiano.
En este siglo, la expansión territorial estaba en pausa debido al poder del califato omeya, pero las tierras al norte de la sierra, en la cuenca del Duero, ya eran escenario de repoblación cristiana.
El siglo XI marcó un cambio trascendental para la zona con la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085, que significó la incorporación de la región a la Corona de Castilla. Con la caída de Toledo, los cristianos comenzaron a afianzar su dominio sobre los territorios serranos. La Sierra de Guadarrama pasó de ser una línea fronteriza a convertirse en un espacio de colonización y repoblación. Se organizaron nuevas comunidades rurales que dieron lugar a aldeas como Cabanillas de la Sierra.
Para organizar mejor los nuevos territorios, el rey Alfonso VI impulsó la creación de "comunidades de villa y tierra", sistemas de organización que asignaban vastos territorios a una ciudad principal para su repoblación y defensa. En este contexto, la zona de Cabanillas de la Sierra pasó a depender de Sepúlveda, una de las comunidades más importantes de la época, aunque con fuerte influencia también de Segovia. Para asegurar el poblamiento, Alfonso VI y sus sucesores otorgaron cartas de derechos y privilegios, llamados fueros, que incentivaban a los colonos a establecerse en la región. Estos primeros repobladores provenían del norte de la península recibiendo tierras con ciertos beneficios fiscales y acceso a pastos comunales.
Se iniciaron labores de roturación de tierras y construcción de caminos, lo que permitió una incipiente explotación agrícola y ganadera. Los bosques de encinas y robles comenzaron a ser aprovechados para la madera y el carbón, mientras que los valles ofrecían buenas condiciones para el pastoreo de ovejas y cabras. Es posible que algunos de los habitantes mozárabes (cristianos que habían vivido bajo dominio musulmán) se integraran en las nuevas comunidades, aportando técnicas agrícolas y conocimientos en arquitectura e ingeniería hidráulica.
En el siglo XII durante el reinado de Alfonso VII "El Emperador", se organizó la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia, una gran entidad territorial que abarcaba numerosos pueblos. Dentro de esta comunidad se estableció el Sexmo de Lozoya, al que pasó a pertenecer Cabanillas de la Sierra. En este siglo, el principal problema de la región era el conflicto entre Segovia y Madrid por el control de los pastos y bosques de la sierra. En 1208, Alfonso VIII dictó un documento donde fijaba los límites entre ambos territorios, consolidando la influencia segoviana sobre Cabanillas y los pueblos vecinos.
Es en el siglo XIII cuando aparece la primera mención clara de Cabanillas de la Sierra en las ordenanzas del Sexmo de Lozoya de 1260, donde se hace referencia a la aldea como un punto de reunión para el aprovechamiento de los recursos comunales. En este siglo, la aldea comenzó a consolidarse, con la construcción de una ermita primitiva y el trazado de caminos que conectaban con las tierras de pasto y cultivo. La economía de la zona giraba en torno a la ganadería trashumante, ya que el terreno montañoso dificultaba la agricultura. El paso de rebaños de ovejas merinas entre Castilla y Extremadura impulsó la prosperidad de los pueblos serranos, incluida Cabanillas.
A finales del siglo XIV, la aldea se vio afectada por los conflictos derivados de la guerra civil entre Pedro I y su hermano Enrique II de Trastámara. Con la victoria de este último en 1369, el señorío de Buitrago y su Tierra, donde estaba incluida Cabanillas, pasó a manos de la poderosa familia Mendoza, quienes controlarían la región durante los siguientes siglos.
En el siglo XV, los conflictos territoriales con los municipios vecinos se hicieron frecuentes. En 1445, el Marqués de Santillana recibió la confirmación de sus derechos sobre Miraflores y su territorio, lo que generó disputas con los vecinos de Cabanillas y otras aldeas del Sexmo de Lozoya. Estos conflictos se resolvieron mediante acuerdos que fijaron definitivamente los límites entre los municipios.
El siglo XVI fue una época de crecimiento para Cabanillas de la Sierra. En 1591, los primeros censos modernos registran la existencia de unas 80 familias, lo que equivalía a aproximadamente 400 habitantes. Durante este periodo, Cabanillas se benefició del auge de la Mesta, la poderosa organización ganadera que regulaba la trashumancia en Castilla. La villa tenía derechos sobre pastos y montes, lo que le permitía una economía estable basada en la producción de lana y carne.
El siglo XVII trajo consigo la crisis económica y demográfica que afectó a toda España. Las malas cosechas, las guerras y las epidemias provocaron un descenso de la población. En 1650, Cabanillas apenas contaba con unos 250 habitantes. Además, la decadencia de la Mesta y la pérdida de privilegios afectaron gravemente la economía del municipio, que dependía casi exclusivamente del pastoreo. Muchos vecinos emigraron a Madrid o a pueblos más prósperos.
El siglo XVIII supuso un leve resurgimiento. Las reformas de Carlos III impulsaron el desarrollo agrícola y la mejora de los caminos. En 1752, el Catastro de Ensenada menciona que Cabanillas contaba con unas 300 personas, con una economía basada en la ganadería, el cultivo de trigo y centeno, y algunos oficios como tejedores y herreros. En este siglo, se amplió la iglesia parroquial y se establecieron nuevas normativas sobre el uso de los montes y pastos, lo que mejoró la vida de los vecinos.
El siglo XIX trajo grandes cambios. En 1833, con la reforma de Javier de Burgos, Cabanillas dejó de pertenecer a Segovia y pasó a formar parte de la provincia de Madrid. Durante las desamortizaciones de Mendizábal (1836), muchas tierras comunales fueron vendidas a particulares, lo que afectó a la economía tradicional basada en el uso compartido de los pastos. En 1845, Cabanillas contaba con unos 350 habitantes, y su economía seguía dependiendo del campo y la ganadería.
En el siglo XX, Cabanillas vivió un fuerte éxodo rural. En 1950, tenía 400 habitantes, pero en 1980 la cifra había caído a 250. La mecanización del campo y la emigración hacia Madrid fueron las principales causas.
A finales del siglo XX y en el XXI, el municipio ha resurgido como un destino de turismo rural, gracias a su entorno natural y su cercanía a Madrid. Actualmente, Cabanillas combina su tradición ganadera con el desarrollo del sector turístico, con casas rurales y senderos que atraen a visitantes durante todo el año.
Edificio de el Ayuntamiento. Construido en 1946 en el lugar donde existía un molino harinero donde acudían los vecinos a moler el trigo y la cebada para hacer el pienso y alimentar al ganado.
El edificio presenta dos plantas, la inferior donde se encuentra la entrada es una galería soportada de cinco vanos con arcos de medio punto. La planta superior presenta una pequeña terraza con balaustrada de granito y cinco huecos a modo de ventanas y una puerta, existiendo en la parte izquierda un torreón con cubierta a cuatro aguas donde se encuentran el escudo de la localidad y un reloj.
El lugar donde se encuentra es la llamada Plaza del Ayuntamiento, lugar donde antiguamente se celebraban las diversas fiestas que tenía el pueblo como la gran hoguera en la fiesta de la Iluminaria en la que se quemaban carros de leña, tomillo y jara recogido por los mozos así como los bailes de Nochebuena y el Corpus. Igualmente en este mismo lugar se celebraban los toros en los días de fiesta.
En un lateral de la plaza se encuentra una fuente supuestamente construida en la época del Ayuntamiento con un pequeño pilón rectangular donde vierte el agua el único grifo colocado en un capitel coronado por una bola de granito, existiendo a ambos lados sendos bancos.
Adyacente a la plaza mencionada se encuentra el Antiguo parador o posada. De planta rectangular y dos alturas es el mayor edificio de la localidad.
Antiguamente era uno de los puntos donde paraban los carruajes de viajeros en la ruta Madrid - Burgos para descansar, cambiar de carro y seguir camino, conteniendo espacios para viajeros y caballerías. De igual manera servía para que parasen los carros de mulas y bueyes que llevaban carbón desde la sierra y desde el Valle del Lozoya hasta otros pueblos donde apenas tenían leña no pudiendo hacer su propio carbón teniendo que comprar a otros carboneros de la zona,
La fachada principal es totalmente simétrica con un portalón central y balcón superior. Se encuentra en estado de abandono hasta que el ayuntamiento que es su actual propietario, a través de una consulta popular a los vecinos decida su destino final.
Iglesia Parroquial de San Juan Bautista. Se encuentra en un enclave magnifico. Situada en lo alto de una pequeña loma, es una construcción del siglo XVII en cuyo muro oriental tiene adosado el antiguo cementerio. Aunque habiendo sufrido diversas reformas, sin embargo mantiene en su interior aún los rasgos barrocos en las cúpulas que cubren el crucero y el lado del evangelio, por contra también presenta un cierto estilo gótico en la bóveda del brazo de la construcción actual, presentando dos naves, coro alto, un ábside semicircular y un crucero con los brazos bastante generosos.
En su exterior aparte del cementerio antiguo indicado, sobresalen los fornidos muros y la espadaña con seis vanos a modo de torreón.
Desde este lugar se pueden obtener unas inmejorables vistas panorámicas que se pueden tener de las montañas de Cuerda Larga y sobre todo de La Sierra de La Cabrera, de donde sobresalen los Canchos y el Pico de la Miel.
Centro Cultural. Típica construcción de los años cuarenta dedicada a las escuelas públicas que se pueden ver por toda la geografía de la Comunidad y que hoy acogen al GALISMA (Grupo de Acción Local de la Sierra Norte de Madrid).
Un agradable paseo por su pequeño jardín temático, te debe de invitar a ver la flora que posee la zona serrana y la explicación correspondiente en pequeños paneles. Digo lo de debe invitar porque en las cuatro visitas que he efectuado al Cabanillas siempre me lo he encontrado cerrado.
A unos metros siguiendo por la calle real se encuentra la Plaza de la Fuente llamada así porque obviamente se encuentra en la misma ubicada una fuente que según reza en su frontal fue construida en 1947 en granito que es el material típico de la zona.
La estructura es más o menos la típica de la época de su construcción, es decir después de la guerra civil. Se compone de un frontón de donde en su parte central salen los dos únicos caños que vierten sus aguas en un pilón rectangular.
Continuamos por la calle Real hasta la calle de El Ejido a nuestra derecha para desviarnos por la mima hasta llegar a la Callejuela de las Cuevas y visitar por fuera tres de las cuevas que se encuentran por todo el municipio.
Estas cuevas hace años fueron utilizadas como bodegas toda vez que aprovechando su frescura y estabilidad de temperatura se almacenaba el vino. En la actualidad y como consecuencia de la desaparición del cultivo de la vid, las mismas generalmente se suelen utilizar como almacén.
Desde las cuevas salimos de nuevo a la calle Real para dirigirnos en dirección norte hasta la primera rotonda donde se confluye con la antigua carretera nacionalN1. Desde aquí sale a nuestra izquierda un camino ancho de tierra que caminando por el mismo unos trecientos metros nos encontraremos la Fuente de los Huertos tratándose de la más antigua de Cabanillas de finales del siglo XIX. Su uso principal era la abrevadero para el ganado ovino y caballar, aunque durante bastante tiempo igualmente fue utilizada por los vecinos para abastecer de agua sus hogares. Muy cerca de aquí al oeste se establecieron los huertos por lo que por esta circunstancia se le dio nombre a la fuente.
La fuente ha tenido dos fases de construcción, la primera en 1895 tal como se encuentra escrito en el frente donde se lee "Construida esta a expensas de la Sra. Dª Josefa de Guzmán y García como recuerdo a su pueblo natal y ayuda de vecinos. 1895". Se encontraba compuesta por un sillar rectangular y tres bloques,de piedra caliza labrada, del cual emergen dos caños que vierten el agua sobre un bloque de piedra con dos huecos circulares y un canal que se conecta con el primer pilón.
En la segunda fase se agregó un segundo pilón conectado al primero pero en esta ocasión de cemento y no de granito. En los años 2012 y 2019 han tenido lugar importantes rehabilitaciones y operaciones de limpieza, quedando como se la ve en la actualidad.
Casi al lado de la fuente se encuentra el Potro de herrar que era la construcción donde antiguamente se herraba al ganado, siendo muy comunes sobre todo en la zona de la SIERRA NORTE de la Comunidad de Madrid. Constaban de dos hileras paralelas de tres postes cada una que comúnmente eran de granito aunque los más antiguos podrían ser de madera. Los dos pares más altos estaban unidos por palos de madera o varas metálicas, y estos a su vez con el par más bajo se encontraban unidos de la misma manera.
Entre los postes del segundo par más alto se encontraba el yugo, lugar donde se fijaba la cabeza del animal para inmovilizarlo además de pasarle dos cinchas de cuero por la panza atadas a las varas metálicas o palos de madera.
Una vez efectuada la faena del inmovilizado era cuando entraba el herrero primero para quitar las viejas herraduras, luego limpiar las pezuñas para terminar poniendo herraduras nuevas.
En el caso concreto de el Cabanillas el mismo pertenecía al herrero y los ganaderos pagaban al mismo en dinero o bien mediante una iguala de grano dos veces al año con derecho a herrar a los animales cuantas veces fuera necesario.
El último herrero fue alrededor de 1980 siendo el herrero José Peña Guzmán, cuyos hijos cedieron el potro al Ayuntamiento el cual lo restauró en 2012 conservándose del original los cuatro postes de granito.
EL MAYO. Noche del 30 de Abril al 1 de Mayo). Esa noche, los mozos ponen un enorme árbol que le llaman MAYO, colocando en su copa comida y bebida que será el premio para quien consiga llegar a las mismas.
LA CRUZ DE MAYO.3 de Mayo. Creación de una cruz de flores por parte de las niñas del pueblo que recorren casa por casa para pedir dinero para la cruz y con lo obtenido celebran una gran merienda.
EL CORPUS. Primer domingo después del Corpus. Procesión, verbenas y bailes populares, gigantes y cabezudos, eventos deportivos, juegos infantiles, fiesta del toro, gran paella y la tradicional caldereta.
FIESTA DEL VERANEANTE. Julio. Fiesta para hermanar a los residentes y a los veraneantes. Gran aperitivo de "callos a la madrileña" regados con mejor vino y cerveza. Concursos, juegos y por la noche celebración del Festival "Majuelo Rock".
LOS PUCHES. 31 de octubre. Al atardecer, los jóvenes del pueblo encienden una hoguera en el campo y alrededor se comen Los Puches, postres elaborados a base de harina, aceite, azúcar, leche y anises.
LA INMACULADA. 8 de Diciembre. Esta fiesta es protagonizada por los mozos. Ese mismo día o en anteriores, se dedican a recoger tomillo de campo para organizar una gran hoguera que la llaman LA ILUMINARIA. Alrededor de la misma se baila a son de una charanga y se toma chocolate calentito. Más tarde se empezará a comer las patatas asadas en la misma lumbre. Así mismo se celebra la procesión de la Patrona del pueblo "La Virgen de la Inmaculada" y se subastan las varas. El dinero obtenido por ello, se empleará en la organización de las fiestas del año venidero.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos
![]() Ayuntamiento
Plaza del Ayuntamiento, 1 28721 - Cabanillas de la Sierra Tfno: 91-843-90-03
Distancia a Madrid: 57.8 KM Municipios colindantes
Redueña EN COCHEPor la A1 (E5) hasta la salida 50, girar y tomar la M-668 dirección Venturada, pasar este y al cabo de 2,5 kilómetros se encuentra Cabanillas. Otra opción seria tomar la M-607 hasta Colmenar Viejo de aquí por la M-625hasta Guadalix de la Sierra y desde este último municipio a Cabanillas. ![]() AUTOBUSES191 Madrid (Pza. Castilla)194 Madrid (Pza. Castilla) 195 Madrid (Pza. Castilla) 196 Madrid (Pza. Castilla) |