Como en otras ocasiones, el nombre de Colmenar viene dado por la cantidad de colmenas existentes en este lugar. En cuanto al apellido del Arroyoserá debido a que por el pueblo pasan tres arroyos, que aunque los tres tienen su nombre no se sabe a cual se debe.
Gentilicio: Colmenarejos/as - Colmenareños/as.
El origen de Colmenar del Arroyo se pierde en la bruma del tiempo. Aunque las fuentes arqueológicas son escasas, la tierra conserva susurros del pasado. En los parajes de Los Becerriles, Los Cebadales o la Dehesa han aparecido sepulturas de lajas y tumbas antropomorfas excavadas en la roca, posibles vestigios de tiempos visigodos o altomedievales. También se han hallado fragmentos de cerámica y tejas en El Pradillo y Matazorras, señales mudas de antiguos despoblados de los que nada más se sabe. En estos parajes silenciosos, los primeros pastores debieron levantar chozas junto al arroyo, trazando con sus pasos las primeras sendas del asentamiento.
Durante el siglo XI, el paisaje del actual término de Colmenar era dominio de pastores y cazadores. En enclaves como Pajar Viejo, al oeste del municipio, se establecieron pequeños grupos que, aprovechando los recursos del entorno, vivían entre cañadas y pastizales. Aún no existía un núcleo urbano definido, pero las bases de un futuro poblado ya se estaban gestando entre las colinas.
En el siglo XII, el avance cristiano hacia el sur tras la reconquista de Toledo en 1085 por Alfonso VI, propició la organización del territorio entre los ríos Alberche y Guadarrama. Aunque todavía no existía un núcleo urbano consolidado en Colmenar del Arroyo, los primeros signos de ocupación estable comienzan a dibujarse en este periodo. La Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia, una de las más activas en la repoblación, extendió su influencia por esta zona, buscando consolidar la frontera y garantizar el aprovechamiento ganadero de sus vastos pastizales. En 1152, Alfonso VII otorgó al concejo de Segovia amplios derechos sobre estas tierras, integrándolas en el Sexmo de Casarrubios, lo que marcó el comienzo de una relación administrativa y económica que perduraría siglos.
Durante el siglo XIII, esta expansión repobladora se intensificó. En 1208, Alfonso VIII confirmó y amplió los límites meridionales del territorio segoviano, afianzando así la presencia cristiana en la comarca. Fue en este contexto cuando surgieron los primeros núcleos ganaderos organizados, y Colmenar aparece mencionado como una de las quadrillas de la Comunidad segoviana, lo que indica que ya había un asentamiento reconocido y activo. Estas quadrillas recibían parcelas en zonas como La Jara para repartir entre sus miembros, favoreciendo el asentamiento de familias. Aunque aún no existía un pueblo como tal, los primeros colmenareños —pastores y labradores— ya comenzaban a levantar chozas junto al arroyo, en lugares como Navazás o Prado del Conde, bajo la protección de la ermita de San Vicente Mártir, que se convertiría en el primer centro espiritual de la comunidad.
En el siglo XIV, el Libro de la Montería de Alfonso XI, hacia 1350, constituye una de las primeras menciones escritas del lugar. En sus páginas, el propio rey describe los montes cercanos a Colmenar como cotos de caza excepcionales, donde abatió dos osos en un solo día. La toponimia local —Tejoneras, Peña Ocaña, Prado de las Grajas— aún refleja esta antigua vocación cinegética.
Durante el siglo XV, el núcleo poblacional se consolidó definitivamente en su actual emplazamiento. El entorno, regado por el arroyo y con buenos pastos, atrajo a más vecinos. La ermita de San Vicente Mártir, hoy cementerio, actuaba como centro espiritual de una comunidad que incluía a Chapinería y al despoblado de Becerriles. Aunque el caserío era humilde y disperso, la vida se organizaba ya en torno a una comunidad estable.
En el siglo XVI, Colmenar del Arroyo era cabeza de su concejo, aunque sin ayuntamiento, y las decisiones se tomaban bajo la sombra de un gran olmo en la plaza. La actividad económica giraba en torno a la ganadería y al cultivo de cereales. En 1589 se inició la construcción de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, más céntrica que la anterior, cuyo deterioro la hacía impracticable. El nuevo templo marcó el comienzo de una etapa de crecimiento urbano y religioso.
Durante el siglo XVII, por Real Cédula de Felipe IV de 1626, Colmenar obtuvo el título de villa, separándose de Segovia mediante el pago de 15.000 maravedíes por vecino. Esta emancipación administrativa fue aprovechada por Chapinería para lograr también su independencia, lo que dio lugar a disputas y pleitos que durarían años. Sin embargo, la carga fiscal derivada de la villazgo llevó al concejo a subastar el señorío, que acabó en manos de Don Alonso Carnero en 1692, y al año siguiente en poder del Duque de Noblejas. Este, como nuevo señor, asumió la recaudación de tributos y el nombramiento de autoridades. La población, sin embargo, empezó a declinar, y en 1637 ya solo quedaban unos 130 vecinos.
El siglo XVIII se caracterizó por una acusada recesión demográfica. En 1752, el Catastro de Ensenada documenta apenas 71 vecinos. Las malas condiciones sanitarias, las epidemias y el estancamiento económico lastraron el crecimiento. La agricultura se centraba en cereales y lino; la ganadería, sobre todo porcina, era fundamental. Existían molinos harineros y algunos telares domésticos. El núcleo urbano seguía siendo modesto, con viviendas de fábrica sencilla y pocas calles empedradas. El señorío del Duque de Noblejas seguía vigente, y el pueblo compartía aún con Chapinería algunos cotos privativos. La plaza de España, con su olmo centenario, era el verdadero centro civil.
Durante el siglo XIX, la abolición de los señoríos en 1811 Por las Cortes de Cádiz, puso fin al dominio del Duque de Noblejas, aunque este pleiteó durante años por una compensación. En 1833, la nueva división territorial promulgada por Javier de Burgos integró a Colmenar del Arroyo en la provincia de Madrid, dejando atrás su pertenencia a Segovia. Las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz, eclesiástica y civil respectivamente de mediados de siglo supusieron la venta de casi 1.000 hectáreas de tierras, transformando el paisaje rural y favoreciendo la concentración de la propiedad. La economía continuó girando en torno a la agricultura, la ganadería y los molinos. A finales de siglo, se explotaban minas de plomo argentífero como la de Fuente Canela. El caserío, según los cronistas, era humilde, con calles sin empedrar, una escuela deficiente y una posada modesta.
Durante la primera mitad del siglo XX, Colmenar mantuvo una economía rural tradicional, con pocos cambios estructurales. La Guerra Civil dejó cicatrices, como un búnker en las afueras del pueblo. A partir de los años 60 comenzó un lento declive demográfico debido a la emigración a Madrid. En 1986 se alcanzó el mínimo poblacional del siglo con 429 habitantes. La agricultura casi desapareció y la ganadería fue a menos. En cambio, la construcción de viviendas de segunda residencia provocó un renacer urbanístico a partir de los años 70 y 80, con urbanizaciones como Valle del Sol o La Enanita. En 1988 se aprobaron las Normas Subsidiarias para evitar la dispersión edificatoria y proteger el entorno.
En las primeras década del siglo XXI, Colmenar del Arroyo ha encontrado en el turismo y en el atractivo de las segundas residencias una nueva forma de subsistencia. Aunque mantiene una imagen rural, con calles tranquilas y espacios verdes junto al arroyo, su vinculación con la capital es cada vez mayor. Nuevas infraestructuras, como la conexión con el embalse de Valmayor a través del Canal de Isabel II, han mejorado el abastecimiento de agua. Las políticas urbanísticas buscan ahora consolidar el núcleo urbano sin perder su esencia, mientras el pueblo se adapta, poco a poco, a las demandas del siglo XXI.
Olmo. En la Plaza de España además del edificio del Ayuntamiento inaugurado en el 2006 y de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de la que hablaremos más adelante, se encuentra este Olmo que sustituyó al viejo destruido durante una tormenta en 1978.
En el siglo XVI pese a que Colmenar era cabeza de Concejo, no tenía casa consistorial, por lo que los vecinos se reunían en las gradas circulares que aun se conservan alrededor del nuevo olmo.
Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción. Construida entre 1589 y 1615 siendo los encargados de la construcción los maestros canteros Juan de Bozerraiz y Bartolomé de Elorriaga, siendo el encargado de rematar la torre el cantero Gonzalo Fernández, que al igual que los anteriores había trabajado en las obras del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.
El templo está levantado en sillería reforzada con contrafuertes curvo en la parte alta. La torre-campanario de 20 metros de alto, consta de tres cuerpos de altura decreciente y separados entre sí por líneas de imposta. En el segundo se ubica el reloj, siendo en el superior donde se se abren los vanos de medio punto para las campanas.
La entrada a pesar de tener otras dos puertas, una en el lado norte y otra en lado sur, se efectúa por la que se encuentra en el lado oeste a los pies de la iglesia. Se trata de una portada de arco de medio punto con dovelas bastante grandes. El interior de planta rectangular presenta una única nave de 12 metros de ancho por 37 metros de largo, cubierta con un artesonado con dobles tirantes que descansan sobre ménsulas. Cabe destacar el retablo mayor del siglo XVII en estilo barroco en el que se encuentra la estatua de San Vicente, tallada en madera, del siglo XII XIII, y una pila bautismal del mismo siglo. En el exterior se puede ver una cruz de granito apoyada sobre unas gradas del mismo material con al inscripción en el pie de 1661, supuestamente año de su creación.
Puente de la Fragua. Construido entre los siglos XV o XVI para comunicar el barrio de arriba entorno a la antigua Iglesia de San Vicente, donde se asentaron los primeros pobladores de Colmenar, con el barrio de abajo. En ese tiempo la vía pecuaria llamada el Cordel del Puente de San juan atravesaba el pueblo a través de este puente.
Se encuentra compuesto por un solo ojo con arco de medio punto, con perfil alomado y pretil redondeado rematado con cuatro piezas cilíndricas en los extremos. El arco esta construido con sillares regulares y el resto de mampostería.
Puente del Caño. Con el aumento de población en el barrio de abajo se construyó este en 1760 para consolidar el puente de la Fragua y comunicar el pueblo y las huertas con la fuente, el lavadero y el abrevadero.
Esta compuesto por dos ojos de medio punto y tres robustos tajamares de sillería, con aliviaderos en los extremos para verter las aguas sobrantes. Las losas irregulares del tablero son las originales, al igual que los poyetes del pretil.
Antiguos lavaderos. Construidos después de la guerra civil. En aquellos tiempos donde los hogares no tenían agua corriente, los lavaderos públicos constituían el lugar de encuentro donde las mujeres aparte de hacer la colada, empleaban el tiempo en comentar sobre los últimos acontecimientos ocurridos en el pueblo así como de hacer algún que otro traje a alguien del mismo.
En un lateral se encuentra una placa cerámica con el himno del pueblo.
Se trata de un edificio de planta rectangular con tejado a cuatro aguas, con muros encalados y sillares de piedra en las esquinas y en los cercados de las ventanas. Un pequeña escalera de cinco peldaños da acceso a la puerta de entrada.
Fuente del Caño. Formada por un murete de piedra coronado por un frontón triangular truncado y dos entrantes semicirculares a ambos lados. Del murete emergen dos caños que vierten sus aguas en un pequeño pilón rectangular.
En el mismo murete existen dos placas una de mármol con la inscripción:
Se construyó esta fuente / siendo alcalde / D. Genaro Quintas / Febrero 1927
En la otra placa de metal esta inscrito:
Ayuntamiento de Colmenar del Arroyo / Parque proyectado y realizado / por el servicio forestal de la / Diputación Provincial de Madrid / Año 1972
Abrevadero. A pocos metros de los tres lugares citados anteriormente, se encuentra este pilón-abrevadero de planta rectangular construido con sillares de piedra de tan poca altura que da la sensación de encontrarse a ras de suelo, contrariamente a lo que he apreciado en otros pilones-abrevaderos visitados. Como se ha explicado en el apartado del Puente del Caño, este se construyó para pode acceder desde el pueblo y las huertas a este abrevadero.
Ermita de San Vicente. Desde los puntos anteriores nos dirigimos por la calle de La Escuela hasta la calle del Calvario para caminar hasta el cementerio municipal en el antiguo Barrio Alto, donde se encuentra los restos de la Ermita de San Vicente.
De la antigua iglesia de San Vicente, construida entre los siglos XII y XIII queda en pie la espadaña de una sola pared donde se pueden observar los huecos de las campanas que, en su día, llamaban a los colmenareños a misa y la sacristía donde se aprecian los arcos y el antiguo solado, hoy convertido en una pequeña capilla. Allí también se encuentra la pieza de piedra del campanario. Los restos de esta antigua edificación se encuentran integrados dentro del muro del actual cementerio del municipio.
En un tiempo fue parroquia del Concejo, siendo un importante centro espiritual ya que su jurisdicción se extendía por varios Lugares y llegaba incluso hasta el Escorial.
Junto a las paredes del cementerio, se encuentra un moderno calvario formado por tres cruces de piedra apoyadas en sendos pilares del mismo material. Se supones que este punto es el final de un viacrucis existente.
Desde la Ermita de San Vicente nos dirigimos a la Plaza de la Moraleja caminando unos 400 metros para ver tres puntos de interés, siendo el primero el Potro de herrar. Era la construcción donde antiguamente se herraba al ganado, siendo muy comunes sobre todo en la zona de la sierra de la Comunidad de Madrid. Constaban de dos hileras paralelas de tres postes cada una que comúnmente eran de granito aunque los más antiguos podrían ser de madera. Los dos pares más altos estaban unidos por palos de madera o varas metálicas, y estos a su vez con el par más bajo se encontraban unidos de la misma manera.
Entre los postes del segundo par más alto se encontraba el yugo, lugar donde se fijaba la cabeza del animal para inmovilizarlo además de pasarle dos cinchas de cuero por la panza atadas a las varas metálicas o palos de madera. Una vez efectuada la faena del inmovilizado era cuando entraba el herrero primero para quitar las viejas herraduras, luego limpiar las pezuñas para terminar poniendo herraduras nuevas.
Junto al potro de herrar se encuentra un ejemplar de un antiguo carro construido en madera, siendo el primitivo vehículo de transporte que se desplazaba sobre dos ruedas que servía para llevar artículos de labranzas, fardos de hierba, cestas con frutos que se habían recogido etc. En este caso presenta una sola vara llamado Carro de Yugo o de Ubio que solía ir tirado por una pareja de bueyes, enganchados a la viga por medio de un yugo o ubio con una maroma o sobeo. También se podían emplear mulas o machos, siempre en número par.
Igualmente existía otro tipo de carro llamado Carro de Varas con dos varas paralelas, pudiendo ir tirado por una o mas caballerías (mulas, machos o caballos). La caballería que se ponía entre las varas se llamaba "macho de varas" y era la que sujetaba el carro.
Fuente Moraleja. A pocos metros del potro y del carro, dentro de un pequeño parque existente en la mencionada plaza, se encuentra esta fuente con un gran tamaño. Levantada por la antigua Diputación Provincial de Madrid en 1965 según la inscripción en una placa existente en el frente de la pilastra central.
Se encuentra compuesta por un gran murete central con tres pilastras coronadas por sendas bolas, que la dividen en dos partes. De la central más alta que las laterales emerge un caño que deposita sus aguas en un pequeño pilón cuadrangular, estando situados a ambos lado de esta pilastra sendos bancos. Esta fuente tiene la particularidad de tener la parte frontal y la posterior exactamente iguales, estando construida en su totalidad en piedra.
Crucero. Después de la visita a la Plaza de la Moraleja, nos dirigimos donde habíamos dejado aparcado el coche en la Avda. de la Constitución junto la polideportivo a espaldas de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, por cierto un buen lugar para aparcar y desde allí caminar para conocer el pueblo.
En este punto se encuentra el llamado Crucero de los gallegos, por haber sido donado por la comunidad de gallegos existentes en Colmenar en septiembre del año 2000, según consta en una inscripción en la pilastra donde se apoya el crucero.
Se encuentra compuesto por una columna apoyada sobre una pilastra en cuyo fuste se encuentran labradas dos figuras que parecen monjes. Sobre el capitel que corona la columna, figura de una parte la escultura de un Cristo crucificado y en la otra la escultura de la Virgen. El conjunto se encuentra sobre una plataforma con tres peldaños.
A escasos metros del Polideportivo Municipal se encuentra el Parque Huerta de los Cercados donde se pueden ver una serie de elementos que en la antigüedad eran bastante comunes verlos y que en la actualidad van desapareciendo.
En primer lugar nos encontramos con un Abrevadero - Lavadero de granito, cuyo objeto era dar abrevar al ganado y a su vez servir como lavadero ya que hasta la llegada de agua corriente a las casas, lo más normal era ir a hacer la colada a estos lugares.
La presente construcción como se ha mencionado anteriormente es totalmente de granito, con dos pilones de diferente tamaño comunicados por una pequeña hendidura llevada a cabo en el muro que les separa. Del pilón grande surge en uno de los laterales largos una pilastra terminada en semicirculo de donde emerge el único caño del conjunto.
A unos metros del anterior abravadero-lavadero y rodeada de maleza, se encuentra una antigua noria.
Las norias eran máquinas hidráulicas que servían para extraer agua mediante una rueda, que poseían una hilera de recipientes o cazuelas fijados en toda una circunferencia y que por el movimiento de una segunda rueda, generado este habitualmente por tracción animal y colocada sobre el brocal del pozo, eleva el agua y la vierte en un depósito desde el cual se distribuye.
Dentro de este mismo parque se encuentra un antiguo pozo con el brocal y paredes salientes de granito, de cuyos laterales se eleva un arco metálico que hace algún tiempo debería estar un a polea con una cuerda, en la cual se colocaba un recipiente vacío que se dejaba descolgar hasta llenarlo con el agua existente en el fondo del pozo, procediendo entonces a subirlo y verter el agua donde procediera. En la actualidad en los pozos que quedan, el sacar el agua se hace mediante una manguera y una bomba hidráulica.
Como comentario decir que en mi visita este parque se encontraba bastante abandonado, sucio y lleno de maleza.
Blockhause 13. Abandonamos el núcleo urbano de Colmenar del Arroyo para dirigirnos por la carretera M-510 dirección Navagalamella y visitar el fortín de la guerra civil.
Según una inscripción descubierta recientemente, este fortín tipo blockhaus fue construido entre finales de 1938 y principios de 1939, por la 2ª Compañía del Batallón de Zapadores nº 7 perteneciente a la División 71 del ejército que actuaba bajo las órdenes del golpista Francisco Franco Bahamonde.
Este es único que se llegó a construir de los 22 planteados para la defensa de los cruces de las principales vías de comunicación de la zona oeste de la sierra madrileña. Bastante bien conservado exteriormente aunque no así el interior lleno de porquería.
Presenta cuatro nidos semiesféricos con troneras, conectados por un anillo deambulatorio con fusileras. Tiene banqueta para arrojar bombas de mano en el patio interior y posición para un arma antiaérea. Se accede al interior por un túnel que conduce al nido principal, mientras que por el exterior se puede entrar por dos escalinatas enfrentadas y pasar al interior por un pequeño hueco. Cuenta con una red de saneamiento y defensas exteriores, tipo alambradas, zanjas o trincheras.
Para aparcar existe una pequeña explanada a unos 100 metros antes de esta construcción viniendo de Colmenar del Arroyo a mano izquierda. Desde allí por una pequeña senda entre dos alambradas para que no entren vehículos, se accede fácilmente al Bunker.
SAN VICENTE. 22 de Enero - Fiestas patronales. Tradicional quema de tomillo por parte de los habitantes a las puertas de sus casas.
FIESTA DE LOS GALLEGOS. Fin de semana más próximo al 25 de julio. Espectáculo musical que ameniza esta fiesta donde hay baile hasta altas horas de la madrugada. A media noche con el pueblo a oscuras sale la Santa Comparsa y desde el balcón del Ayuntamiento se recita "el Conxuro" mientras en la plaza se prepara "la Queimada".
SANTÍSIMO CRISTO DE LA CRUZ A CUESTAS. Segundo fin de semana de septiembre. Música, Festejos Taurinos, Encierros, Espectáculos Musicales, Fuegos Artificiales, Concurso de Disfraces y mas.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos.
![]() Ayuntamiento
Plaza de España, 1 28213 Colmenar del Arroyo Tfno: 91 865 11 02
Distancia a Madrid: 55,4 KM Municipios colindantes
Chapinería EN COCHEPor la A6 hasta salida M-40 dirección Centro Comercial y continuar por esta hasta salida 36 para dirigirse por la M-501 (San Martín de Valdeiglesias) hasta Chapinería, desde aquí por la M-510 hasta Colmenar del Arroyo. ![]() AUTOBUSES642 Madrid (Moncloa) |