El término NAVA, la Real Academia le considera de origen Vascuence y significa "tierra llana", igualmente admite como acepción: "llanura sin árboles, cultivable, a veces pantanosa, situada entre montañas".
El apellido Del Rey viene como consecuencia del reconocimiento y gratitud al rey Fernando VII por haberles concedido el título de Villa.
Gentilicio: Naveros/as.
Aunque no se han hallado restos directos que atestigüen la presencia humana durante la Prehistoria o la Antigüedad en el actual término de Navas del Rey, el enclave estratégico del Cerro de los Moros sugiere una larga historia de ocupación. Se ha especulado que el torreón allí levantado —hoy en ruinas— pudiera tener origen árabe, funcionando como puesto defensivo vinculado a la frontera musulmana de Toledo, en una línea avanzada hacia el norte. Esta posibilidad lo convierte en un punto clave ya desde los siglos IX y X, cuando la región era disputada entre el poder islámico y el empuje cristiano.
Durante el siglo XI, las tierras donde hoy se alza Navas del Rey formaban parte de la franja fronteriza entre el Reino cristiano de León y el Reino taifa de Toledo. Algunos estudiosos ven en el torreón del Cerro de los Moros un testimonio de este conflicto territorial, interpretándolo como un puesto avanzado de los musulmanes. Aunque no hay documentos que confirmen su construcción exacta en esta época, su valor estratégico se entiende dentro del contexto de las campañas de avance y repliegue que caracterizaron la zona.
A mediados del siglo XII se funda el Monasterio de Santa María de Valdeiglesias, un hecho crucial que marcará el devenir de Navas del Rey. Aunque el monasterio se convierte en centro espiritual y administrativo de la comarca, la zona de Navas ya contaba con una construcción previa: el citado torreón del cerro. El siglo XII marca, por tanto, el inicio de la influencia eclesiástica en el territorio, a la vez que consolida su valor como espacio de caza y vigilancia en una tierra aún sin poblamiento estable.
En el siglo XIII, los indicios arqueológicos confirman que el torreón seguía en uso, lo que refuerza su carácter de estructura defensiva o señorial. No hay aún una aldea como tal, pero sí se percibe el control creciente del Monasterio sobre la Dehesa que pronto se llamaría de Navas del Rey. El topónimo y las rutas ganaderas indican una tierra en tránsito, más que en asentamiento, usada por pastores y cazadores.
En el siglo XIV, D. Sancho Manuel dona oficialmente la Dehesa de Navas del Rey al Monasterio de Valdeiglesias en 1306. Comienza una tímida colonización: pastores y labradores se agrupan bajo el cobijo del poder monástico y de la villa vecina de San Martín de Valdeiglesias. El torreón se convierte en pabellón de caza, al servicio de la nobleza y, más tarde, de la realeza. Aún no hay núcleo urbano, solo dispersas construcciones vinculadas a la actividad ganadera y cinegética.
El siglo XV marca un cambio clave: en 1434, Don Álvaro de Luna compra el término al Monasterio, reforzando el peso de la aristocracia laica sobre la zona. En 1459-60 se construye el Puente de San Juan, facilitando el acceso desde San Martín y potenciando el desarrollo de Navas. La Dehesa, sin embargo, vive conflictos jurisdiccionales entre el poder monástico, la villa y la nobleza. En sus últimos años, la Corona entra en escena: Enrique IV utiliza el castillo como refugio de caza, e Isabel la Católica ordena su demolición, símbolo del paso de manos nobiliarias a control regio. Navas del Rey se consolida como parte de la Dehesa Real, pero aún sin poblamiento consolidado.
En el siglo XVI, a pesar de formar ya parte del patrimonio monástico, Navas del Rey sigue siendo un conjunto de cabañas dispersas. En 1577, solo se registran tres labradores pecheros. Se construye una primera casa no agrícola para recoger diezmos en el Rincón de los Diezmos, prueba del control eclesiástico y de la incipiente organización económica. No hay aún entidad urbana: Navas sigue siendo un arrabal de San Martín de Valdeiglesias, sin iglesia, cementerio ni administración propia.
Los datos sobre el siglo XVII son prácticamente inexistentes, lo que refuerza la idea de que la Dehesa sigue siendo un territorio casi despoblado, con estructuras mínimas y un desarrollo extremadamente lento. La dependencia de San Martín y del Monasterio impide cualquier iniciativa local. La actividad principal continúa siendo ganadera.
El siglo XVIII fue el del cambio. En 1782, el Cardenal Lorenzana concede el curato propio, permitiendo la construcción de un Oratorio, cementerio y, más tarde, la Iglesia Parroquial de San Eugenio. Esto impulsa la formación de un núcleo urbano, con agrupaciones como la Casa Blanca, las Casas de Galera y el Rincón de los Diezmos, que comienzan a unirse físicamente. En 1785 se solicita por primera vez la independencia administrativa. A pesar de ser denegada por escasez de población, los avances demográficos y constructivos anuncian una transformación inminente.
El siglo XIX fue un siglo clave para Navas del Rey. En 1819, Fernando VII otorga el Privilegio de Villazgo, convirtiendo la aldea en Villa de por sí y ante sí. Se construyen el Ayuntamiento, la cárcel y el Rollo de Justicia, y se traza la nueva Plaza de la Constitución. Nacen los barrios del Príncipe y de los Carboneros, organizados alrededor de plazas y calles irregulares que aún perviven. La Iglesia, el crecimiento de viviendas y la actividad vinícola consolidan una estructura urbana definitiva.
Navas del Rey pasó a formar parte de la provincia de Madrid con la división territorial de 1833, promovida por Javier de Burgos. Hasta entonces, como buena parte de los pueblos del suroeste madrileño, Navas del Rey pertenecía al Reino de Castilla la Nueva, dentro de lo que se conocía como la Intendencia de Madrid o de Toledo, dependiendo del periodo y de la fuente. Con esta reforma aparte de pasar a formar parte de la provincia de Madrid, fue incluido en el partido judicial de San Martín de Valdeiglesias. En 1892, Navas del Rey tiene más de 200 edificios y 745 habitantes. La Desamortización afecta a su patrimonio rústico, aunque no se subastan bienes eclesiásticos.
El siglo XX arranca con 831 habitantes y un crecimiento moderado hasta los años 30. La Guerra Civil deja secuelas materiales y humanas: la Iglesia es destruida y luego reconstruida. A mediados de siglo se levantan el Cuartel de la Guardia Civil y la Clínica Rural, ambos bajo el estilo de Regiones Devastadas. En los años 60 y 70, Navas del Rey vive una explosión de viviendas de segunda residencia, con urbanizaciones como El Morro o la Colonia de San Juan. La actividad agrícola y ganadera es sustituida por el sector servicios. La trama urbana se transforma: aparecen nuevas calles, se colmatan los antiguos vacíos y el casco histórico se moderniza, a veces en detrimento de su identidad arquitectónica rural.
En las primeras décadas del siglo XXI, Navas del Rey se afianza como un pueblo con funciones residenciales y turísticas. Las segundas residencias y las urbanizaciones de las décadas previas le han otorgado un crecimiento estacional. Aunque su origen fue disperso y rural, hoy cuenta con infraestructuras modernas y una organización urbana consolidada, aunque marcada por cierta irregularidad. La herencia de su pasado se conserva en algunas estructuras, nombres de calles y el recuerdo de un castillo que un día fue bastión, pabellón de caza y símbolo de poder.
En la actualidad las actividades económicas provenientes de la ganadería y agricultura, han dado paso a la economía basada en la construcción y servicios.
Empezamos nuestra visita dejando el coche en el parking gratuito existente en la Plaza de España, en cuyo centro se alza una réplica del Rollo de Villa Real, el original se encuentra en el interior del Ayuntamiento. Se trata de un monolito de granito y forma cilíndrica que fue entregado después del nombramiento de Villa. El título de Villa fue concedido a Navas del Rey mediante Real Carta por el rey Fernando VII.
El Rollo muy similar a la Picota se levantaba en los núcleos de población en la época medieval que tenían consideración de Villa, teniendo como finalidad dar a conocer a los foráneos que esta villa tenía Alcalde y Juez propios con finalidad penal.
En sus gradas se sentaban los vecinos para realizar concejos o reuniones, haciéndolo en la grada mas alta los de mayor categoría política o social. Tanto el Rollo como La Picota se unieron en el siglo XV y fueron abolidas por las Cortes de Cádiz en los años 1811 y 1813 respectivamente.
En esta plaza nos encontramos en un lateral con el edificio del Ayuntamiento. Se trata de un antiguo palacete levantado a mediados del siglo XIX donado al pueblo posiblemente por la Duquesa de Santa Elena para fines escolares. Se trata de una construcción casi rectangular con dos alturas del que solo se conservan en la actualidad los muros exteriores de ladrillo visto y los huecos originales, a este respecto se observa como la distancia entre los mismos a partir de la puerta central va decreciendo, lo que hace que la fachada no se totalmente simétrica. Tanto los ventanales como la entrada se encuentran remarcados con piedra granítica, estando todo el edificio recorrido por una imposta de ladrillo como separación entre ambas plantas y sirve de soporte a los huecos superiores. El edificio en 1984 se encontraba arruinado, siendo rehabilitado con posterioridad.
Frente al actual Ayuntamiento, al otro lateral de la plaza, se encuentra el antiguo ayuntamiento levantado igualmente a mediados del siglo XIX, posteriormente derribado en los años 60 del siglo XX y vuelto a construir con una fachada encalada de dos alturas, rematadas por un reloj. En la actualidad acoge al Juzgado y al Departamento de Protección Civil.
Caño Viejo. Salimos de la Plaza de España para dirigirnos por la calle Virgen de la Soledad para desviarnos a los pocos metros a nuestra izquierda por el Paseo de Santa Teresa para continuar has el final del mismo y encontrarnos con la fuente mencionada.
Construida con grandes sillares rematados en forma de frontón en 1896 según inscripción en su frente, servía para proporcionar agua a los vecinos en aquellos tiempos, antes de que se instalase el agua en las casas. Aunque al agua no paraba de correr en todo el año, lo cierto es que había temporadas que lo hacia con menos fluidez, lo cual originaba que algunos vecinos acudiesen aquí a primeras horas del alba, para dejar su cántaro haciendo cola y poderlo llenar de agua.
Así mismo este lugar servía como lugar de encuentro entre mozas y mozos para establecer contactos que a veces terminaban en noviazgo.
Desde la Fuente del Caño Viejo volvemos nuestros pasos por el Paseo de Santa Teresa para dirigirnos a la Plaza del Reloj(fotografía), no sin antes pasar por la Plaza de Calvo Sotelo antiguamente llamada Placituela del Cuartel que según los lugareños se trata de su kilómetro 0 y en la cual en el 2001 se colocó un busto del rey Fernando VII como reconocimiento al haber dado el título de Villazgo al pueblo.
Por fin llegamos a la Plaza del Reloj que tomó este nombre debido a que en la misma estaba instalada el primer reloj público en uno de sus edificios. A principios del presente siglo se remodeló plantando en al misma algunas palmeras, por lo que para algunos vecinos es conocida como la Plaza de las Palmeras.
Iglesia Parroquial de San Eugenio. A escasos metros de la plaza citada siguiendo por la Avda. de MMadrid o M-855 nos encontramos con este templo. Construida en piedra sobre un antiguo oratorio privado por orden del Cardenal Lorenzana en 1782 cuando el pueblo dejó de depender del Monasterio de Valdeiglesias y de San Martín, sin embargo por dejadez la iglesia a mediados del siglo XIX se encontraba en un estado casi ruinoso. De acuerdo las autoridades civiles y eclesiásticas se decidió levantar una nueva de estilo barroco.
Durante la Guerra Civil fue destruida y en 1946 se empezó su reconstrucción por el arquitecto Rodolfo García de Pablos aunque posteriormente en 1954 se adjuntó otro en 1954, quedando terminada en 1957. El edificio se encuentra totalmente encalado con esquinas de sillares graníticos, haciéndose notar en el frente las seis columnas que soportan el atrio. En el interior existen un cuadro de la Virgen de la Candelaria y un conjunto escultórico de San Joaquín, Santa Ana y María, ambas obras datadas en el siglo XVII.
Terminamos esta visita y nos dirigimos para coger el coche a la Plaza de España donde lo teníamos aparcado, para conducir durante un kilómetro y medio a la Ermita de San Antonio por la Calleja de las Viñas para continuar por el Camino del Santo que aunque estrecho bien asfaltado.
Levantada gracias a donaciones, aportaciones gratuitas de materiales y trabajos desinteresados de muchas personas en colaboración del Ayuntamiento y de la Hermandad de San Antonio, inaugurándose el 16 de Junio de 2019. Se encuentra en mitad de un paraje privilegiado con la peculiaridad de estar construida en piedra y hierro pero sin ningún tipo de material de unión, como cemento o similares ya que las piedras perfectamente colocadas, se encuentran sujetas con una malla de alambre.
De nuevo en el coche para dirigirnos por la Avda. de Madrid hacia Chapinería hasta el Paseo del Castillo de Enrique IV, 2, 4 y 8 donde se encuentra el Museo de la Guardia Civil. ESta ubicada en la antigua Clínica y Casa del Médico levantada conforme a la arquitectura de Regiones Devastadas después de la guerra civil. Se encuentra realizada en piedra granítica vista que se combinan con paños revestidos y pintados. Los huecos son cuadrados, con dinteles y vierteaguas de una sola pieza de piedra.
De planta rectangular consta de un cuerpo central al que se adosan dos cuerpos laterales de menor anchura, desde los cuales se efectúa el acceso a través de porches con arcos de medio punto igualmente de granito.
El mencionado museo ha sido fundado por Ángel Bravo Hernández que ha ido acumulando diferentes enseres donados por agentes del cuerpo. Durante la visita libre, existe una guiada, ambas totalmente gratuitas, se puede ver los diferentes uniformes, condecoraciones, distintivos, insignias, publicaciones, fotografías, banderines etc.
Desde el Museo mencionado partimos a pie a la M-855 o Avda. de Madrid para visitar entre esta y la Calle Olímpica un conjunto llamado Patrimonio Rural, constituido por:
Potro de Herrar. Era la construcción donde antiguamente se herraba al ganado, siendo muy comunes sobre todo en la zona de la sierra de la Comunidad de Madrid. Constaban de dos hileras paralelas de tres postes cada una que comúnmente eran de granito aunque los más antiguos podrían ser de madera. Los dos pares más altos estaban unidos por palos de madera o varas metálicas, y estos a su vez con el par más bajo se encontraban unidos de la misma manera.
Entre los postes del segundo par más alto se encontraba el yugo, lugar donde se fijaba la cabeza del animal para inmovilizarlo además de pasarle dos cinchas de cuero por la panza atadas a las varas metálicas o palos de madera. Una vez efectuada la faena del inmovilizado era cuando entraba el herrero primero para quitar las viejas herraduras, luego limpiar las pezuñas para terminar poniendo herraduras nuevas.
Carro antiguo. Construido en madera, siendo el primitivo vehículo de transporte que se desplazaba sobre dos ruedas que servía para llevar artículos de labranzas, fardos de hierba, cestas con frutos que se habían recogido etc.. En este caso presenta una sola vara llamado Carro de Yugo o de Ubio que solía ir tirado por una pareja de bueyes, enganchados a la viga por medio de un yugo o ubio con una maroma o sobeo. También se podían emplear mulas o machos, siempre en número par.
Igualmente existía otro tipo de carro llamado Carro de Varas con dos varas paralelas, pudiendo ir tirado por una o mas caballerías (mulas, machos o caballos). La caballería que se ponía entre las varas se llamaba "macho de varas" y era la que sujetaba el carro.
En el mismo lugar se encuentran unas Muelas de Molino de Prensa, expuestas como una pieza de museo, fue en su día un utensilio que daba la vida y el sustento a los pobladores de Navas. Las citadas muelas se movían tiradas por un burro u otro animal de las caballerizas de algún vecino, el molino de piedra giraba para moler aceitunas o grano.
Junto a las muelas se encuentra una prensa de hierro que servía como segundo paso en la obtención seguramente de aceite, tras moler el fruto, la pasta resultante se prensaba para extraer el aceite de oliva.
Dejamos atrás el Patrimonio Rural descrito para dirigirnos por la Calle Jesús Artesano hasta desembocar al Paseo del Castillo de Enrique IV donde giraremos a la derecha para pasar por debajo de la M-501 y dirigirnos al Cementerio Municipal, a cuya izquierda y después de pasar una puerta aparentemente cerrada con una cadena nos encontramos con las ruinas del Castillo del Cerrillo de los Moros o también llamado Pabellón de Caza Real, que usaba el rey Enrique IV para sus actividades cinegéticas. De igual manera sirvió como elemento de control del territorio durante las guerras civiles castellanas del final de la Edad Media.
Según algunas fuentes pudiera ser de construcción árabe en el siglo XII, mientras que otras aseguran que su construcción se llevó a cabo en 1306, ya en el siglo XIV, cuando el abad de Valdeiglesias cedió la dehesa de Navas a Sancho Manuel, hijo natural del Infante Don Juan Manuel de Castilla y nieto de Fernando III el Santo. Ya en siglo XV pudo jugar un paple importante en la Guerra de sucesión al trono (1475-1479) que enfrentó a Isabel I y Juana de Trastamara (la Beltraneja). Tras la victoria, Isabel mandó derribar el castillo y restituir las tierras a San Martín de Valdeiglesias.
La reina Isabel II (1833-1868) ordenó volar las ruinas que servían de refugio a “ladrones y maleantes” y, posteriormente, algunas de estas piedras se reutilizaron para la construcción de las tapias del cementerio antiguo en las cuales sólo quedan algunos vestigios.
Dejamos las ruinas del castillo cerrando las puertas y nos dirigimos de nuevo cruzando por debajo la M-501 para dirigirnos por la Calle Olímpica hasta el Helipuerto y sacar unas fotografías del llamado El Torreón, que al estar cerrado el recinto se tuvieron que hacer de lejos.
Construido entre 1997 y 1999, junto a un antiguo depósito de agua, en la actualidad alberga el Centro de Información de la Comarca del río Alberche y el Museo Etnográfico. Además, en verano se cede a grupos organizados para realizar campamentos y actividades que expliquen el respeto y protección de la naturaleza.
SAN ANTONIO DE PADUA. Fin de semana más próximo al 13 de junio. Ofrenda al Santo y actos religiosos, bailes populares, orquesta, concursos, campeonatos y fuegos artificiales
SANTÍSIMO CRISTO DEL AMOR.primer fin de semana de septiembre durante seis días. Fiestas patronales. Actos religiosos, verbenas, concursos, juegos, encierros, festejos taurinos, bailes populares por las noches.
SAN EUGENIO DE TOLEDO. 15 de noviembre (patrón de la localidad). Misa, procesión, mercadillos, comidas populares, marchas, excursiones, visitas, juegos y campeonatos
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos.
![]() Ayuntamiento
Plaza de España, 12 28695 Navas del Rey Tfno: 91 865 00 02
Distancia a Madrid: 54 KM Municipios colindantes
Chapinería EN COCHEPor la N-V hasta salida Boadilla del Monte para coger la M-501 llamada carretera de los pantanos hasta Navas del Rey. ![]() AUTOBUSES551 Madrid (Príncipe Pío) |