Se cree que este lugar fue fundado en el siglo XII por vecinos del cercano Villamanta, a causa de no querer pagar los altos impuestos o tributos que pagaban en el mismo. De este modo le pusieron el diminutivo de Villamantilla.
Gentilicio: Villamantenses/as.
No se han hallado restos arqueológicos que certifiquen la presencia humana en épocas prehistóricas o prerromanas en Villamantilla, aunque la falta de prospecciones no descarta su existencia. Lo que sí se ha documentado es la presencia romana en la zona, mediante hallazgos de monedas, cerámicas, cimentaciones y restos de sepulturas. Todo ello sugiere que parte del actual término pudo formar parte de la jurisdicción de la antigua Mantua Carpetana, asentamiento romano cuya localización algunos autores sitúan en la vecina Villamanta.
Existen también topónimos —como Las Tarayuelas— que podrían aludir a la presencia pasada de torres o atalayas defensivas, aunque no hay pruebas documentales o arqueológicas que lo confirmen.
Durante el siglo XI se inicia en la región el proceso de repoblación cristiana tras la consolidación del Reino de Castilla en la Transierra. Sin embargo, no hay referencias documentadas que sitúen ya en este momento la fundación de Villamantilla como núcleo estable.
Los cronistas coinciden en que fue entre los siglos XII y XIII cuando pastores procedentes de Villamanta fundaron el núcleo de Villamantilla. Esta fundación se enmarca dentro de la política repobladora castellana impulsada por la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia, a la cual pasó a pertenecer la localidad, integrada dentro del sexmo de Casarrubios, uno de los trece que conformaban esta institución de carácter administrativo, judicial y ganadero.
No se conocen hechos concretos relativos a Villamantilla durante el siglo XIV, aunque es posible que la localidad se viera afectada por los conflictos bélicos y las crisis demográficas que caracterizaron esta etapa en Castilla, como la peste negra y las guerras civiles.
Durante el siglo XV Villamantilla parece haber sido objeto de una segunda repoblación por vecinos de Perales de Milla, un caserío que en su día tuvo autonomía municipal y que hoy pertenece a Quijorna. En este contexto, en 1480, los Reyes Católicos crearon el Señorío de Chinchón, otorgado a Andrés Cabrera y Beatriz de Bobadilla. Aunque Villamantilla no aparece entre los pueblos mencionados en la concesión original, es probable que fuera absorbida por este señorío cuando sus dominios se expandieron más allá del límite inicialmente concedido. Esta ampliación provocó un conflicto legal con la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia que no se resolvió hasta 1592, cuando los Cabrera retuvieron la posesión del territorio tras pagar compensaciones.
A comienzos del siglo XVI, Villamantilla era una pequeña aldea con economía ganadera, aprovechando las extensiones comunales. Durante la Revolución Comunera de 1520, el pueblo permaneció leal al emperador Carlos V, lo que evitó represalias. En 1563 se erige formalmente la parroquia de San Miguel, aunque ya existía un templo en 1525. También se construyó por entonces la desaparecida ermita de San Antonio, ubicada en el actual cementerio.
El siglo XVII se inicia con un hito clave: en 1615, el rey Felipe III concedió a Villamantilla el derecho de contar con un mojonero propio, señal del inicio de su independencia parcial respecto a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia. En 1629, por petición de un vecino, se obtuvo la independencia total, adquiriendo la categoría de villa tras el pago correspondiente.
En 1636, el mayorazgo de Villamantilla pasó a Bartolomé Spínola, y poco después a Miguel de Monsalve, cuyo linaje dejó casas blasonadas en el pueblo. Destaca la actual Casa del Marqués de Villamantilla de Perales, y otras residencias nobiliarias como la Casa de los Calderos del Rey. En lo económico, predominaban la agricultura, la ganadería y el uso del molino harinero en el río Perales. En 1751, según el Catastro de Ensenada, Villamantilla contaba con 114 vecinos y unas 135 viviendas.
A lo largo del siglo XVIII, el dominio señorial continuó en manos de Joaquín Tomás de Lara. La parroquia de Villamantilla y la de Villanueva de Perales dependían eclesiásticamente de Toledo y tributaban al Monasterio de El Escorial. El pueblo carecía de fábricas, salvo un molino harinero ya deteriorado, y su economía se basaba en la agricultura de cereales y viñas, la ganadería ovina, porcina y caprina, y en recursos del monte. El censo de Floridablanca de 1787 indica una población de 466 habitantes.
El siglo XIX se inicia con la Guerra de la Independencia, tras la cual las Cortes de Cádiz abolieron los señoríos. En 1833, con la reforma territorial de Javier de Burgos, Villamantilla pasó de la antigua intendencia de Segovia a formar parte de la provincia de Madrid, quedando adscrita al partido judicial de Navalcarnero, al que aún pertenece. En 1837 se disuelve oficialmente la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia.
Las desamortizaciones afectaron ligeramente al municipio: unas 25 ha de bienes eclesiásticos y 134 ha de montes fueron subastadas, lo que alteró el uso del suelo. La agricultura y la ganadería siguieron siendo las actividades principales. En lo urbano, el casco consolidó su estructura irregular y orgánica, con casas bajas de adobe, calles angostas y edificios significativos como la Iglesia de San Miguel, el Ayuntamiento, dos escuelas y dos ermitas.
A comienzos del siglo XX, Villamantilla tenía unos 665 habitantes, que vivían aún del campo. Sin embargo, entre 1921 y 1930 emigraron más de 170 vecinos. En los años 50, la ganadería lanar y caprina aún era relevante, pero la agricultura comenzó a decaer. La industria era prácticamente inexistente.
Durante el franquismo se construyeron las nuevas Escuelas y el Ayuntamiento, el consultorio médico y las viviendas de maestros. En las décadas finales, se produjo un auge de la segunda residencia, con urbanizaciones como San Miguel y El Olivar. En 1991 se contabilizaban 119 viviendas secundarias y un notable crecimiento urbano.
En las primeras décadas del siglo XXI, Villamantilla ha experimentado una transformación en su estructura socioeconómica. El sector primario ha desaparecido casi por completo, mientras que la industria, los servicios y la construcción han ganado protagonismo. Aun así, se ha intentado mantener un equilibrio entre desarrollo urbano y conservación del entorno.
Las Normas Subsidiarias de 1988, aún vigentes, plantean proteger el patrimonio arquitectónico, consolidar las áreas urbanas y preservar las zonas naturales, especialmente el arroyo de San Antonio, en torno al cual se han acondicionado espacios verdes.
Edificio del Ayuntamiento. Construido en 1853 según inscripción en el dintel de la puerta de entrada lateral. Se trata de un edificio de dos plantas y dos puertas de entrada. En la planta baja a la que se accede mediante un puerta con rejería y arco de medio punto, antiguamente se ubico en ella las antiguas escuelas, siendo hoy en día oficinas del ayuntamiento.
En la planta superior se puede observar una balconada con barandilla de forja. El edificio se encuentra rematado en su parte superior por un frontón triangular y un reloj en su centro.
A pocos metros del Ayuntamiento en el número 15 de la Plaza de España, se encuentra una de las casas blasonadas de la localidad. En este caso se trata de la Casa de los Calderos del Rey, siendo el blasón perteneciente al Marqués de Villamantilla de Perales la parte más importante de la misma, toda vez que aunque se tarta de una construcción del siglo XVIII, a lo largo de los años ha sido bastante reformada.
Otra de las casas blasonadas se encuentra en la calle Antonino Rofazza conocida como la Casa del Señor construida en el siglo XIX y propiedad de el Marqués de Villamantilla de Perales al igual que la anterior. Al tratarse de una propiedad privada solo se puede ver el blasón de la familia Monsalve a una cierta distancia. Del exterior cabe destacar el portalón de entrada cubierto por un pequeño tejado sujeto por ménsulas de madera y puerta claveteada del mismo material con dintel y jambas de piedra.
Iglesia Parroquial de San Miguel Arcángel.Aunque se tiene constancia que en 1525 ya se encontraba construida no se la dio el titulo de parroquia hasta 1563. Levantada en mampostería y ladrillo, presenta una planta rectangular de una única nave, separando la misma del presbiterio un arco triunfal de medio punto. Bajo el presbiterio se ha excavado una cripta cubierta con bóveda de cañón. Los antiguos muros revocados de blanco y la espadaña de ladrillo encalado, se han reformado dando paso al ladrillo visto con lo que se recuperado su imagen original.
En la pared frontal del presbiterio se ha encontrado restos una pintura mural en seco del siglo XVI en la que se observan dos personajes dirigiendo su mirada hacia un motivo central desparecido al hacer una hornacina donde se ubica la imagen de San Miguel, que según parece tiene la misma antigüedad que la propia iglesia. El retablo es del siglo XVIII y una talla de Cristo policromada del siglo XVII.
La entrada principal se efectúa mediante un espacio porticado con cubierta a a dos aguas, con tres arcos de punto que dan paso a la puerta de entrada igualmente con arco del mismo estilo. No obstante en unas recientes obras de restauración, se han encontrado una antigua entrada bajo la espadaña así como un hueco en el paramento de la misma, donde se ha colocado otra campana.
La espadaña de dos cuerpos, presenta en el primero dos arcos de medio punto y un cuerpo superior con otro arco de medio punto con su correspondiente campana y rematado con un frontón y dos pináculos.
En el exterior del recinto eclesiástico se encuentra una fuente hecha de granito del siglo XIX. Tiene una base en forma de cruz de la que emerge en su centro una pilastra cuadrada con dos caños en lados opuestos que vierten las aguas a dos pequeñas pilas existentes bajo los mismos, estando los otros dos lados destinados a bancos o de apoyaderos de los recipientes donde se recogía el agua para llevarla hasta las casas.
Potro de herrar. Era la construcción donde antiguamente se herraba al ganado, siendo muy comunes sobre todo en la zona de la sierra de la Comunidad de Madrid. Constaban de dos hileras paralelas de tres postes cada una que comúnmente eran de granito aunque los más antiguos podrían ser de madera. Los dos pares más altos estaban unidos por palos de madera o varas metálicas, y estos a su vez con el par más bajo se encontraban unidos de la misma manera.
Entre los postes del segundo par más alto se encontraba el yugo, lugar donde se fijaba la cabeza del animal para inmovilizarlo además de pasarle dos cinchas de cuero por la panza atadas a las varas metálicas o palos de madera. Una vez efectuada la faena del inmovilizado era cuando entraba el herrero primero para quitar las viejas herraduras, luego limpiar las pezuñas para terminar poniendo herraduras nuevas.
Ermita de San Sebastián. Situada a pocos metros de la Casa de Cultura se encuentra esta ermita de planta rectangular construida en mampostería y ladrillo en el siglo XIX. Del exterior reseñar la puerta de entrada con arco de medio punto enmarcado de ladrillos rojos al estilo mozárabe, y la pequeña espadaña con una campana rematando la facha principal.
En el interior se encuentra una imagen de San Sebastián santo de gran devoción en el pueblo, ya que en el siglo XVI se llevaba a cabo el día 20 de enero, por parte de la Cofradía de San Sebastián y del Concejo en dar caridad a base de pan queso y vino a los mas necesitados.
Frente a la ermita se encuentran aunque un poco camuflados un abrevadero y un lavadero ambos del siglo XVIII.
Bodegas subterráneas. La tradición vinícola de Villamantilla se puede ver en la actualidad reflejada en las antiguas bodegas, en la actualidad en proceso de rehabilitación.
Se encuentran excavadas en la ladera de una pequeña loma junto al Arroyo de San Antonio, casi frente a la ermita mencionada en el apartado anterior. Se trata de un corredor central rectilíneo de sección más o menos parabólica y sin ningún tipo de refuerzo en sus paredes que da acceso a una serie de cámaras ovaladas donde se colocaban las tinajas o cubas llenas de vino.
Puente de Hierro. Casi pegado a la carretera M-501 o Carretera de los Pantanos se encuentra este puente de hierro sobre el río Perales, que según algunos historiadores fue construido en 1884 y otros en 1894, habiéndose efectuado su primera reforma seguramente en 1931 en época republicana. Su tablero hasta estribos (puntos en los extremos donde se apoya el tablero) es de 26,50 metros de longitud y un ancho de 4,52 metros sin vías para peatones.
Ha sido restaurado entre 2014 y 2015. Es una lástima que no se pueda acceder a la parte baja o cauce del rio debido a la mucha maleza existente.
.SANTA PERPETUA. Segundo fin de semana de marzo. Diferentes actos deportivos, degustación de diferentes postres y rifa benéfica a favor de la asociación de jubilados del la localidad.
SAN MIGUEL. Finales de Septiembre o principios de Octubre. Encierros y encuentros con las peñas de otras localidades de la zona.
LA MATANZA. Puente de la Inmaculada. Bajo la supervisión y dirección de los mayores se realiza la típica matanza, donde se elaboran chorizos y morcillas que luego se venden.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos.
![]() Ayuntamiento
Plaza de España, 1 28609 Villamantilla Tfno: 91 813 72 95
Distancia a Madrid: 53,6 KM Municipios colindantes
Chapinería EN COCHEPor la A5 hasta salida M-40 dirección Boadilla del Monte hasta desvío Villaviciosa de Odón por la M-501 hasta salida 30 dirección Villamantilla por la M-530. ![]() AUTOBUSES531A Móstoles (Hospital) |