El nombre viene dado de cuando los pastores segovianos en tiempos de Alfonso X el Sabio llegaron y poblaron este lugar a la vista de los muchos galápagos que existían en las charcas y pantanos en los alrededores lo llamaron Galapagar y en el escudo de la localidad aparecen estos animales.
Gentilicio : Galapaguenses/as - Galapagueños/as
Aunque no hay constancia de asentamientos humanos en Galapagar durante la prehistoria, diversos hallazgos arqueológicos apuntan a una temprana presencia humana en la zona. Durante la época romana, se presume el paso de una vía secundaria que cruzaría el término de norte a sur, uniendo los puentes del Herreño y del Retamar, en conexión con la calzada que cruzaba la sierra por la Fuenfría. Esta infraestructura estaría relacionada con restos de calzada visibles en las inmediaciones del actual mercado y del pk 2,000 de la antigua carretera a Guadarrama, y a ella podría pertenecer un miliario hoy conservado en el Ayuntamiento.
Tras la conquista musulmana en el año 711, el área quedó integrada en al-Ándalus y probablemente fue utilizada como zona de paso y pasto estacional por comunidades musulmanas. Uno de los caminos históricos que atravesaban la zona era el Balat Humayd, documentado desde el siglo IX, que conectaba Toledo con Segovia cruzando la sierra de Guadarrama. Aunque no se han encontrado restos islámicos en el núcleo actual, el territorio habría mantenido su uso ganadero y pastoril, en un contexto de escasa presencia urbana y fronteriza.
Aunque no se han hallado restos arqueológicos directos de poblamientos musulmanes en Galapagar, la toponimia de lugares cercanos, como Alpedrete (de origen árabe), y el trazado de caminos antiguos apuntan a una cierta actividad pastoril y de paso. El entorno habría estado cubierto de dehesas, utilizadas probablemente de forma temporal por pastores musulmanes o comunidades mixtas.
En el Siglo X, con el avance de la reconquista leonesa y castellana, este territorio quedó en una tierra de nadie o frontera fluida, frecuentemente disputada entre los reinos cristianos del norte y el dominio islámico. No se conocen asentamientos estables, pero es probable que hubiera población dispersa, dedicada al pastoreo y a la trashumancia, bajo la protección de fortalezas lejanas o pequeñas torres defensivas.
La cercanía al paso de la Fuenfría y el tránsito hacia Segovia hacen pensar en un territorio usado estratégicamente como pasillo natural, aunque todavía sin control cristiano estable.
A partir de mediados del Siglo XI, con el avance de los reinos cristianos hacia el sur tras la conquista de Toledo en 1085 por el rey Alfonso VI, estas tierras comenzaron a incorporarse de forma efectiva a la órbita cristiana. El territorio fue repoblado por comunidades provenientes del norte, y se inició la organización en comunidades de villa y tierra, como la de Segovia, que asumió el control de la zona.
Es posible que en este siglo ya existieran aldeas dispersas o pequeñas agrupaciones familiares con economía basada en la ganadería, bajo la protección del naciente poder feudal. Los primeros despoblados atribuidos a Galapagar (como Ferrero o Fuente del Álamo) podrían tener su origen en esta época.
Las primeras evidencias de poblamiento estable surgen en el Siglo XII, cuando se localizan diversos yacimientos atribuidos a despoblados, como Galapagar (antiguo), Ferrero, Fuente del Álamo y Pazenporra. El territorio ya formaba parte en 1208 del Sexmo de Manzanares, dentro de la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia. La zona fue objeto de litigio entre Madrid y Segovia, zanjado en parte por Alfonso X el Sabio con la creación del Real de Manzanares
Durante el Siglo XIII, la repoblación cristiana en Galapagar se consolida hacia 1268, en tiempos de Alfonso X, y aparece ya documentado junto a otras aldeas como Guadarrama, Guadalix y Porquerizas. Aunque no está claro si fueron colonos segovianos o madrileños, todo apunta a que ganaderos segovianos ocuparon antiguos hábitats. A finales del siglo, la primitiva iglesia pudo haberse edificado sobre una torre defensiva o incluso haber cumplido esa función.
En el Siglo XIV, se constata la existencia de una alquería en Las Velillas y de una necrópolis en La Navata. El Libro de la Montería de Alfonso XI describe con detalle los montes y dehesas del entorno, como la del Congosto o Las Valquesas. Estas tierras, ricas en fauna y vegetación, eran lugar de caza frecuente para la nobleza. El término aparece ya como parte del Real de Manzanares.
Durante el Siglo XV, Galapagar queda bajo el señorío de la Casa de Mendoza en 1445, al integrarse en el Condado del Real de Manzanares. La villa mantiene sus vínculos con sus anejos como Navalquejigo, Torrelodones o Colmenarejo. Se construyen puentes de piedra como el del Molino de La Navata y se consolida el núcleo poblacional. La iglesia se reforma y se vincula a un posible sistema defensivo.
En el Siglo XVI, Galapagar logra el título de villa independiente en 1523, confirmado por Carlos I en 1529. Aumenta su importancia como parada de la Corte en sus desplazamientos al Monasterio de El Escorial. Felipe II ordena construir el puente de las Minas y una casa-palacio para pernoctar, donde nació el infante Carlos Lorenzo. La villa se convierte en lugar estratégico y es punto de paso hacia El Escorial. También se exploran minas de cobre en el término.
El Siglo XVII aparece escasamente documentado, aunque sabemos que Galapagar pierde parte de sus anejos (Colmenarejo obtiene el villazgo en 1630). Persisten las disputas con El Escorial por el control de Navalquejigo. Se mantienen los aprovechamientos tradicionales de leña, pastos y agua, y se constatan diversas ermitas en el entorno rural.
Durante el Siglo XVIII Galapagar forma parte del corregimiento de Guadalajara dentro del partido de Colmenar Viejo hasta que en 1799 se incorpora a la provincia de Madrid. La agricultura se basa en cereales, legumbres y lino, con producción de aceite y vino. La ganadería, escasa, incluye vacuno, lanar, cabrío y colmenas. Destacan oficios como carreteros, herreros, canteros o zapateros. El pueblo contaba con taberna, carnicería, botica, panaderos y varios mesones. La iglesia parroquial y las ermitas seguían siendo centro de vida religiosa.
En el Siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, Galapagar sufrió saqueos y daños, especialmente en su iglesia, ocupada por la caballería francesa. La población disminuyó y el caserío quedó arruinado.
Con la abolición de los señoríos en 1812 por las Cortes de Cádiz, la Casa del Infantado perdió oficialmente su dominio jurisdiccional sobre Galapagar, aunque su influencia continuó durante algunas décadas. En 1833, con la reforma territorial de Javier de Burgos, Galapagar quedó definitivamente integrado en la provincia de Madrid, dentro del nuevo modelo provincial centralizado. La desamortización de Madoz de 1855 afecta a una finca del término, Bataneras. La llegada del ferrocarril y el apeadero de La Navata marcan el inicio del auge estival. A finales del siglo, se urbanizan colonias de veraneo y se reorganiza el núcleo urbano.
El Siglo XX marca la transformación radical de Galapagar:
En los años 30 y 40, se estabiliza la población y se reconstruyen infraestructuras. En los 50 y 60, se expande como destino de veraneo para madrileños, y surgen colonias como La Navata, Fuente la Teja, Colonia España, El Guijo, Los Jarales, Monte Ana, Montencinar o El Congosto. Se mejoran los servicios: escuelas, cine, mercado, lavaderos, clínica, centro cívico, bibliotecas y polideportivos. En los 70 y 80, se incrementa la construcción y la población se triplica en verano, llegando a más de 9.000 habitantes en 1991. El urbanismo se diversifica y aparecen viviendas unifamiliares, bloques adosados y conjuntos de diseño destacable, como Parquelagos o La Peralera.
Durante las primeras décadas del Siglo XXI, el casco urbano de Galapagar se ha fusionado con numerosas urbanizaciones y nuevos barrios, como El Montecillo, Los Gamos, Cantueso, El Tirol, El Praderón o Las Infantas. Aunque persisten elementos del trazado antiguo, la presión urbanística ha transformado buena parte del paisaje. Equipamientos como la nueva Casa de Cultura, el Centro de Salud y la remodelación de la Plaza del Caño han acompañado este crecimiento. Hoy, Galapagar es una localidad residencial y dinámica, vinculada a Madrid pero con una identidad muy marcada por su historia, su entorno natural y su pasado señorial.
Antiguo Ayuntamiento. Típica construcción serrana de mediados del siglo XVIII y reformado en el siglo XX. La planta baja soportada con columnas de granito y primera planta retranqueada con terraza y balaustrada de hierro apoyada en monolitos adornados en su parte superior con las típicas bolas de granito.
Desde 2018 con una nueva reforma, es sede de la Casa del Mayor.
Monumento a Jacinto Benavente. Como consecuencia de que Jacinto Benavente construyó en este pueblo una casa donde paso grandes temporadas, escribió gran cantidad de sus obras y ademas expresó su deseo de ser enterrado en esta localidad, el Ayuntamiento sacó un concurso público para escultores con el fin de se levantase un monumento al escritor., ubicándolo en la Plaza de la Iglesia.
El ganador del mismo fue el escultor Luis Antonio Sanguino, que empleando brinde, granito y piedra de Colmenar, levantó el monumento que hoy se ve de tres metros de altura, En el mismo y su parte superior, se ve el busto de Jacinto Benavente en pose de estar escribiendo quizás una de sus obras, sobre unos libros bastante grandes.
A los pies se aprecia una figura femenina sentada que bien el escultor quiso poner una alegoría a la obra de La Malquerida.y a su lado las figuras de dos pequeños perros que pudieran representar la obra de Los Cachorros.
Iglesia Parroquial Nuestra Señora de la Asunción. Ubicada en una magnifica plaza, llamada precisamente Plaza de la Iglesia, fue construida entre los años 1487 y 1513 y según estudios, el arquitecto pudiera haber sido Lorenzo Vázquez a la sazón arquitecto de la familia Mendoza. Se trata de una construcción en mampostería con esquinas de piezas de sillería de estilo gótico abulense.
El interior de planta rectangular con tres naves, las laterales con diversas capillas, se encuentran separadas de la central por arcos de medio punto siendo estas de estilo renacentista ya que corresponden a la reconstrucción efectuada en el siglo XVII. El presbiterio se encuentra abierto a la nave central por medio de un arco triunfal gótico apuntado, cubierto con bóveda de crucería. Tanto la nave central como las laterales están cubiertas con artesonado de madera.
Del exterior destaca las portada principal finalizada en 1515 según inscripción situada en uno de sus laterales, presenta un arco conopial que cobija en su interior otro arco carpanel de tres centros. La torre de planta cuadrada se compone de dos cuerpos en los que el superior alberga dos arcos de medio punto por cada lado donde se ubican las campanas.
En el pequeño jardín del recinto eclesiástico se pueden ver un bonito crucero donado por Isabel Vázquez Hernández e hijos y una escultura de Santa María de Galapagar sobre una columna granítica.
Rollo o Picota. A escasos metros de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en la calle Peñote esquina con la calle Henares, se encuentra este trozo del Rollo o Picota símbolo de jurisdicción y justicia, dado a Galapagar por S.M. el Emperador Carlos V el 20-1-1525, día de San Sebastián, siendo Señor de la Villa D. Diego Hurtado de Mendoza Duque del Infantado.
El Rollo muy similar a la Picota se levantaba en los núcleos de población en la época medieval que tenían consideración de Villa, teniendo como finalidad dar a conocer a los foráneos que esta villa tenía Alcalde y Juez propios con finalidad penal.
En sus gradas se sentaban los vecinos para realizar concejos o reuniones, haciéndolo en la grada mas alta los de mayor categoría política o social. Las Picotas datan del siglo XIII y son unas columnas de piedra con unos pinchos situados en su extremidad más alta de donde pendían los cuerpos o cabezas de los justiciados.
Ambas cosas se unieron en el siglo XV y fueron abolidas por las Cortes de Cádiz en los años 1811 y 1813 respectivamente.
Ermita de San Bartolomé o de El Cerrillo. Se encuentra situada al pie de la Cañada Real Segoviana y próxima al núcleo de Navalquejido. Aunque no se sabe a ciencia cierta el año de su construcción, se supone que debió producirse antes de 1461, toda vez que el contador real Don Diego Arias hace referencia a la misma y a su fuente en una visita a Madrid.
La ermita debido a su mal estado se reconstruyó en 1447 con 1.000 maravedíes donados por el Marqués de Santillana. En el siglo XX fue de nuevo rehabilitada para poder acoger a Nuestra Señora de los Desamparados. En est e momento igualmente se rehabilitó la fuente empleando el granito como en la ermita.
Calzada romana. Se trata de un pequeño tramo de unos 200 metros de Calzada Romana del itinerario de Antonino que sitúa una calzada por la sierra madrileña que iría de Segovia a Zaragoza.
Forma parte de la que se puede ver también en las dehesas de Cercedilla. Esta parte atravesaría el termino de Galapagar entrando por el Puente del Herrero, pasando por este lugar conocido como Puente del Toril, adentrándose en el casco urbano para luego continuar hacia el rio Guadarrama.
Según la historia este camino se seguía utilizando según un documento de Fernando III de 1249.
El Puente de la Alcanzorla sobre el río Guadarrama, es uno de los puentes que perduran del camino militar árabe que daba servicio a varias ciudadelas y torres vigía que se agrupaban entre Talamanca de Jarama y el Valle del Tiétar, de los cuales solo quedan este y tres más que son: el Puente del Pasadero en Navalagamella sobre el río Perales, el Puente de Talamanca en Talamanca del Jarama sobre el río Jarama y el Puente del Grajal en Colmenar Viejo sobre el río Manzanares.
Se trata del típico puente cuya construcción es conocida como lomo de asno, el cual por desgracia se encuentra en esta de semi ruina del que se conserva apenas su arco de medio punto construido con sillares de granito. Aunque la tradición dice que se trata de una construcción romana, tal y como se ha comentado con anterioridad es de procedencia árabe, probablemente construido entre los siglo IX y XI a la par de las torres vigías mencionadas, aunque las primeras referencias que se tienen de el mismo se sitúan cuando el rey Fernando III de Castilla en el año 1236, pidió ayuda para recuperar Córdoba a cambio de unos terrenos situados entre Galapagar y Torrelodones.
Se encuentra situado entre Galapagar y Torrelodones en un lugar conocido como Las Minas, más cercano al término de este último pueblo. Para su acceso he leído que existen diversas rutas con diverso grado de dificultad. En mi caso he optado por la mas fácil y apta para todas las edades, salvo que se padezca alguna dificultad para caminar. Para ello hay que dirigirse a la Calle de la Encina número 28 de Galapagar, siendo el final de la citada calle. Desde aquí andar un par de metros y atravesar la puerta de una alambrada que esta permanentemente abierta. Tomar el sendero de la derecha pegado a una finca particular y a cabo de unos 50 ó 60 metros se encuentra el puente.
Alrededor de un kilómetro aguas abajo del río Guadarrama se encuentra el Puente de Juan de Herrera del siglo XVI, que como su nombre indica es de estilo inequívocamente herreriano. Mandado construir por Felipe II a Juan de Herrera en 1582, con el fin de facilitarle sus desplazamientos entre Madrid ye el Monasterio de San Lorenzo del Escorial. El puente fue inaugurado por el monarca el 27 de marzo de 1583.
La construcción del mismo esta basada en sillería de piedra de granito, con un solo arco de medio punto con dos tajamares triangulares en sus extremos. El tablero tiene una longitud de 82 metros y una anchura de 4,60 metros aproximadamente, los pretiles tienen una altura de 1,25 metros y una anchura de 40 centímetros. En ambos lados se pueden ver sendos relieves representado la parrilla escurialense, símbolo del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. La circulación por el mismo estuvo permitida hasta finales del siglo XX.
ROMERÍA DE NUESTRA. SEÑORA DE LOS DESAMPARADOS. Segundo domingo de mayo. Desde primera hora de la mañana, cientos de romeros y un baile de jotas amenizan la la salida de la virgen a las puertas de la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción. Se trata de una talla de finales del siglo XVIII o principios del XIX de unos 59 centímetros de altura, policromada, con ojos de cristal que porta en su mano derecha el cetro de la Reina de los Cielos y en la otra el Niño Rey coronado.
Los romeros vestidos con sus trajes típicos portan a hombros a la virgen acompañados por dulzaineros hasta llegar a la Ermita del Cerrillo donde se realiza la tradicional ofrenda floral. Acto después se realiza una Misa Solemne en la pradera ademas de bailes y canto de la Salve
CRISTO DE LAS MERCEDES. Semana del 14 de septiembre. Fiestas patronales. Desde primeros de septiembre se comienzan las primeras actividades como los torneos de naipes y competiciones deportivas. Llegado el primer día de fiestas se procede al tradicional pregón, festivales de música, fiesta de la espuma, encierros, feria taurina, actividades infantiles, la procesión del Cristo, la comida popular en honor a los mayores del municipio, concurso de peñas, torneos deportivos.Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos
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Plaza del Presidente Adolfo Suarez, s/n 28260 Galapagar, Tfno: 91 858 78 00
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El Escorial EN COCHE1.- Por la AP6 hasta salida 33 Torrelodones, desde aqui tomar la M-519 para luego tomar la M-510 hasta Galapagar. ![]() AUTOBUSES631 Madrid (Moncloa)632 Madrid (Moncloa) 635 Madrid (Moncloa) 661 Madrid (Moncloa) 661A Madrid (Moncloa) N604 Madrid (Moncloa) N904 Madrid (Moncloa) TRENLinea C-3A de Cercanías desde Atocha, Chamartín - El EscorialLinea C8 de Cercanías desde Atocha, Recoletos, Nuevos Ministerios y Chamartín Linea C10 de Cercanías desde Villalba-Príncipe Pío-Atocha-Recoletos-Chamartín-Aeropuerto T4 |