Hacen pensar algunas teorías que el origen de el nombre de Buitrago proviene del latín "LITABRUM O LICABRUM", en ambos casos se dice que es el lugar donde se efectuaban sacrificios para conseguir alguna gracia o don.
A su vez hay quien dice que la palabra Buitrago proviene de la palabra de origen árabe "BEG-TRAGO". Particularmente me quedo con esta última por los vestigios y construcciones existentes.
Gentilicio: Britabilieses-as / Buitraguenses-as
El valle del Lozoya, enmarcado entre montañas y con su río como arteria vital, ha sido un lugar idóneo para el asentamiento humano desde tiempos inmemoriales. Aunque no se han hallado restos arqueológicos concluyentes, la geografía del enclave sugiere que tribus prerromanas ya habrían hecho de este paso un punto estratégico. Se ha especulado con la posible identificación de Buitrago con Litabrum, una ciudad mencionada por Tito Livio en el siglo II a.C., pero sin pruebas que lo confirmen.
Con la llegada de los romanos, este territorio se integró en su red de comunicaciones. No se construyeron grandes urbes aquí, pero el Puerto de Somosierra y los pasos hacia el interior de la Meseta aseguraban un constante tránsito de mercancías, soldados y comerciantes. El valle del Lozoya, con sus densos bosques y pastos, proporcionaba recursos esenciales para la ganadería y el abastecimiento de las calzadas romanas.
Tras la caída del Imperio Romano, las tierras de Buitrago pasaron a dominio visigodo. Es posible que en este tiempo existieran pequeños núcleos rurales dispersos, organizados en torno a pastizales y zonas boscosas. Sin embargo, los registros históricos son escasos.
La llegada de los musulmanes en el siglo VIII trajo consigo la reorganización de los territorios del centro peninsular. La región de Buitrago formó parte del norte del Reino de Toledo, funcionando como una línea de frontera entre Al-Ándalus y los territorios cristianos del norte. Aunque no hay evidencia directa de una fortificación musulmana, el emplazamiento natural de la villa sugiere que debió haber algún tipo de atalaya o puesto de vigilancia en la zona.
En el siglo XI la gran transformación llegó con la Reconquista cristiana. En 1083 o 1085, el rey Alfonso VI de Castilla tomó Toledo y avanzó hacia el norte de Madrid, consolidando su control sobre el valle del Lozoya. En 1096, el monarca concedió un privilegio de repoblación a la villa de Buitrago, cuyo objetivo era garantizar el paso seguro entre Burgos y Toledo, ya que la zona estaba infestada de bandidos.
Buitrago, entonces, se convirtió en una fortaleza de frontera, un enclave militar clave en el avance cristiano. Para proteger la nueva población, se levantaron las primeras murallas, aprovechando la defensa natural del río Lozoya, que servía como foso. Desde este momento, la villa empezó a ganar importancia como centro administrativo y defensivo de la región.
Durante los siglos XII-XIII, Buitrago fue ampliando su territorio gracias a sucesivos privilegios reales. La villa se convirtió en la cabeza de una comunidad de villa y tierra, lo que significaba que varios pueblos del entorno dependían de ella en términos administrativos y fiscales. La repoblación atrajo a colonos cristianos, pero también se mantuvieron comunidades de mudéjares y judíos, que desempeñaron un papel clave en el comercio y la artesanía. Durante el siglo XIII, Buitrago ya contaba con una sólida estructura urbana: su recinto amurallado, su castillo, iglesias y barrios extramuros.
Durante el siglo XIV, el rey Enrique II de Castilla en 1368, en recompensa por su lealtad en la guerra civil contra su hermano Pedro I, entregó el Señorío de Buitrago a Pedro González de Mendoza. Desde este momento, la villa pasó a estar controlada por la poderosa Casa de Mendoza, que la gobernaría durante siglos. Los Mendoza convirtieron Buitrago en su centro de poder, reforzando sus murallas y ampliando su fortaleza, que pasó a ser una de las más imponentes de la Sierra Norte. También se incentivó la ganadería y la trashumancia, actividad clave en la economía del territorio.
El siglo XV fue la época dorada de Buitrago. Iñigo López de Mendoza, el célebre marqués de Santillana, impulsó el desarrollo cultural y arquitectónico de la villa. Se construyó la iglesia de Santa María del Castillo, se reformó el castillo-palacio de los Mendoza, y se fundó el Hospital de San Salvador en 1455. En esta época, Buitrago también se convirtió en un lugar de recreo real. Reyes como Enrique IV o los Reyes Católicos visitaron la villa, atraídos por sus montes y sus excelentes cazaderos de osos y jabalíes.
Sin embargo, la comunidad judía de Buitrago, que había prosperado durante siglos, fue expulsada en 1492 tras el edicto de los Reyes Católicos. Sus bienes fueron confiscados y pasaron a manos de la nobleza.
Durante el siglo XVI, la economía de Buitrago se basó en la ganadería lanar, vinculada a la Mesta y al comercio de lana. La villa contaba con un lavadero de lanas y su producción se exportaba a Bilbao y Flandes. Se redactaron las Ordenanzas de Villa y Tierra, que regulaban la vida cotidiana, la administración de justicia y el uso de los montes comunales. En esta época, la villa también contaba con carnicería, panadería, tabernas y un mercado activo.
La crisis económica del siglo XVII afectó a Buitrago. La peste y la guerra redujeron la población y muchas casas quedaron abandonadas. Aunque la ganadería seguía siendo el motor económico, la pérdida de mercados y el declive de la Mesta hicieron que la villa perdiera parte de su esplendor.
Durante el siglo XVIII, se intentó revitalizar la economía con reformas agrícolas y mejoras en el comercio. Se construyeron nuevas ermitas y se impulsaron obras públicas, aunque la villa no recuperó su antiguo esplendor.
El siglo XIX trajo consigo grandes transformaciones para Buitrago de Lozoya, enmarcadas en los profundos cambios que sacudieron toda España. Fue una época de crisis, guerras y reformas estructurales que afectaron profundamente la organización política, económica y social de la villa. La caída del Antiguo Régimen supuso el fin del dominio señorial de los Mendoza sobre Buitrago. Aunque la familia había gobernado la villa desde el siglo XIV, su poder se fue debilitando con el tiempo. La Constitución de Cádiz de 1812 estableció la abolición de los señoríos, lo que significó que Buitrago dejó de rendir vasallaje al duque del Infantado, quedando bajo la administración directa del Estado. Sin embargo, la medida se aplicó con interrupciones, pues Fernando VII reinstauró el absolutismo y mantuvo ciertos privilegios nobiliarios hasta su muerte en 1833.
Con el avance del liberalismo, la estructura administrativa del país cambió de manera radical. El sistema de comunidades de villa y tierra, que había funcionado durante siglos, fue eliminado y sustituido por municipios individuales. Esto significó la fragmentación de la antigua Tierra de Buitrago, que hasta entonces había funcionado como una unidad política y económica. Los pueblos que dependían de la villa quedaron emancipados y se convirtieron en municipios independientes, aunque siguieron manteniendo lazos económicos y comerciales con la antigua capital de la comunidad.
En 1833, con la reforma territorial impulsada por Javier de Burgos, España se dividió en provincias y Buitrago de Lozoya pasó a integrarse oficialmente en la provincia de Madrid. Hasta entonces, Buitrago y su comarca estaban administrativamente vinculados a la provincia de Guadalajara, pero con la nueva organización quedaron bajo la jurisdicción madrileña. Uno de los cambios más significativos del siglo XIX fue el impacto de las desamortizaciones, en especial las llevadas a cabo por Mendizábal (1836) y Madoz (1855). Estas reformas consistieron en la expropiación y venta de bienes eclesiásticos y comunales para sanear las finanzas del Estado y fomentar la economía liberal. En el caso de Buitrago, tuvieron varios efectos.
Si bien la ganadería lanar siguió siendo la base de la economía local, la crisis de la Mesta afectó gravemente a Buitrago. La desaparición progresiva de los privilegios de la trashumancia y la competencia con nuevas rutas comerciales hicieron que el comercio de lana dejara de ser tan rentable. Esto llevó a un descenso de la población, pues muchos habitantes emigraron a Madrid en busca de mejores oportunidades.
Uno de los grandes problemas que tuvo Buitrago en el siglo XIX fue su aislamiento. La villa estaba lejos de las principales rutas comerciales y no contaba con ferrocarril, a diferencia de otros pueblos cercanos que lograron desarrollarse gracias a este medio de transporte. En 1848, Pascual Madoz describe a Buitrago como un lugar con “calles anchas, bien trazadas pero con muchas casas en mal estado debido a la Guerra de Independencia”. La carretera Madrid-Burgos, construida en la segunda mitad del siglo, mejoró las conexiones con la capital, pero la falta de una estación de tren impidió un desarrollo industrial significativo.
El siglo XIX fue una época de transformaciones estructurales para Buitrago de Lozoya, pero la mayoría de estos cambios no se tradujeron en un crecimiento significativo. La villa perdió su autonomía con la abolición del señorío, vio reducida su economía con la desaparición de la Mesta, y sufrió una fuerte emigración debido a la falta de oportunidades.
Al entrar en el siglo XX, Buitrago ya no era el centro estratégico que había sido en la Edad Media, sino un pequeño municipio con una economía rural en decadencia y una población cada vez más reducida. El siglo XX fue testigo de una lenta recuperación. Durante la Guerra Civil Española (1936-1939), Buitrago volvió a sufrir daños, y la iglesia de Santa María del Castillo quedó parcialmente destruida. En la posguerra, el pueblo fue incluido en los proyectos de Regiones Devastadas, con reconstrucciones parciales.
A partir de los años 70 y 80, Buitrago comenzó a explotar su patrimonio histórico y natural, convirtiéndose en un destino turístico clave en la Comunidad de Madrid. Hoy, sus murallas, su castillo y su entorno natural lo convierten en uno de los pueblos más visitados de la Sierra Norte, incluido el siglo XXI.
Murallas. Fueron construidas entre los siglos XII y XIII constando de dos tramos principales con un recorrido de unos 800 metros llamados el adarve bajo y el adarve alto y tres puertas. El primero puede ser recorrido libremente, teniendo los accesos por la PLaza del Castillo o por el Jardín medieval, mientras que el acceso al segundo solo solo se puede hacer en horario restringido mediante el pago correspondiente. Fueron declaradas Monumento Nacional en el año 1931.
Recorriendo las murallas por su parte baja a espaldas de la Plaza de los Hornos por el Paseo del Río Lozoya se encuentra un trozo de muralla que se adentra en el rio. Esto se construyó con el fin de que en caso de asedio o sitio de la ciudad, sus habitantes tuvieran acceso al agua del rio Lozoya.
En este mismo lugar se encuentra el Arco de la Coracha una de las tres entradas que tiene el recinto amurallado y según opiniones construido después de las murallas.
A`pocos metros nos veremos en la Plaza del Castillo donde se ubica el Pórtico del Hospital del Salvador, de estilo gótico único vestigio que queda del mismo. Fundado por el primer Marqués de Santillana D. Iñigo López de Mendoza en el siglo XV para recoger a los pobres necesitados. El antiguo hospital se levantaba en este mismo lugar en donde en la actualidad se ubica una residencia de mayores.
Continuamos para adentrarnos en la calle Hospitalillo para llegar al Jardín medieval Parque de la Villa, lugar ideal para reposar un momento y respirar un poco de aire puro.
Desde el jardín por la Calle de la Villa nos dirigimos a la Calle Piloncillo para ver el Arco del Piloncillo otra de las entradas a la ciudad cuyo nombre proviene de un manantial que se encuentra más abajo.
La entrada o salida por el mismo solo esta permitido para los residentes.
Bajando por la calle Piloncillo nos dirigimos a visitar uno de los lugares quizás más vistos de la ciudad como es el Puente antiguo o Puente del Arrabal de origen medieval posiblemente del siglo XIV con un único arco de medio punto construido en granito, mampostería y sillería. Este puente tenía como misión salvar las aguas del río Lozoya para comunicar el recinto amurallado con el el barrio del el Arrabal y llevar así mismo el agua hasta el mismo. En la actualidad se sigue circulando por el mismo.
Desde aquí por la calle de la Cadena llegamos a la Plaza de la Constitución desde donde se puede ver la Torre del reloj. Con una altura de alrededor de 16 metros data del siglo XIV siendo de planta pentagonal con reloj del siglo XX aunque con maquinaria original del siglo XIX.
A sus pies se encuentra la entrada principal al recinto amurallado con un acceso en recodo siento el arco ojival en la parte exterior y en la interior por un arco doble de herradura.
Iglesia de Santa María. En el interior del recinto amurallado de origen gótico, fue finalizada en el año 1321 constando de tres naves, aunque en la actualidad esta compuesta de una sola nave con la bóveda de crucería gótica tapada con un artesanado de estilo mudéjar. La puerta de acceso se añade en el siglo XVI estando protegida por un pórtico a tres aguas sostenido por dos columnas de caliza. La torre de planta cuadrangular y cinco cuerpos con arcos de herradura en el correspondiente a las campanas, tratándose de uno de los elementos más antiguos de la primitiva construcción.
En el interior de la misma se pueden ver dos capillas laterales, la de la izquierda dedicada a Nuestra Señora del Castillo y a la derecha la del Santísimo Cristo.
Atrapado entre la Iglesia de Santa María y el Castillo, se encuentra el potro de herrar, construcción donde antiguamente se herraba al ganado, siendo muy comunes sobre todo en la zona de la SIERRA NORTE de la Comunidad de Madrid.
Constaban de dos hileras paralelas de tres postes cada una que comúnmente eran de granito aunque los más antiguos podrían ser de madera. Los dos pares mas altos estaban unidos por palos de madera o varas metálicas, y estos a su vez con el par más bajo se encontraban unidos de la misma manera.
Entre los postes del segundo par más alto se encontraba el yugo, lugar donde se fijaba la cabeza del animal para inmovilizarlo además de pasarle dos cinchas de cuero por la panza atadas a las varas metálicas o palos de madera.Una vez efectuada la faena del inmovilizado era cuando entraba el herrero primero para quitar las viejas herraduras, luego limpiar las pezuñas para terminar poniendo herraduras nuevas.
Castillo del siglo XV de estilo gótico-mudéjar consta de seis torres y un patio central de armas convertido en plaza de toros. El recinto estaba dentro de una muralla con foso que le protegía y de sus torres no hay alguna que sobresalga indicando que era la torre del homenaje. El estado de conservación es bastante aceptable por las obras de restauración efectuadas, habiéndose declarado Monumento Nacional al igual que las murallas en el año 1931.
Museo Picasso-Colección Eugenio Arias. Desde 1985, se exponen diversas obras que Picasso dedicó y regaló a su barbero durante 25 años Eugenio Arias Herranz al que conoció durante su exilio en Vallauris.
Eugenio al final su exilio quiso que todas las obras recibidas de Picasso estuvieran en Buitrago del Lozoya, su pueblo natal. La colección esta compuesta po dibujos, fotografías, libros dedicados al el por el artista, así como carteles de exposiciones referenciados a Picasso.
Se encuentra ubicado en la planta sótano del edificio del Ayuntamiento con entrada gratuita aunque no accesible para personas con discapacidad de movilidad por la existencia de escaleras.
NUESTRA DE LA ASUNCIÓN Y SAN ROQUE. 5 Y 16 DE AGOSTO. Fiestas mayores del pueblo con encierros, corridas, becerradas, cucañas, verbena y baile con orquesta.
CRISTO DE LOS ESCLAVOS. 14 de Septiembre. Calderetas en la Plaza de Toros.
NAVIDAD. Desde 1989 se viene celebrando en el casco antiguo un Belén Viviente en el que intervienen más de 150 personas, representando
25 escenas de la Natividad con un recorrido de 1.300 metros.
CORPUS CHRISTI. Celebración de una gran misa en la que se efectua escenas de la última Cena llevadas a cabo por la Asociación Cultural Belén Viviente.
Fuentes: Folletos Comunidad de Madrid, WEB Ayuntamiento, COAM, ChatGPT y Paneles explicativos
![]() Ayuntamiento
Pza. de Picasso, 1 28730 - Buitrago del Lozoya Tfno: 91-868-00-56
Distancia a Madrid: 78,6 KM Municipios colindantes
Gascones EN COCHE1.- Por la N-1 (E5) hasta la salida 74 a Buitrago del Lozoya con 78 kms. es la más rápida al ser todo autovía. 2.- Existe otra alternativa que excepto excepto en época invernal y sin prisas, particularmente disfruto mucho más conduciendo y paisajísticamente aunque signifique 20 kms. más y un puerto de por medio. Tomar la M-607 hasta Colmenar Viejo y de aquí a Miraflores de la Sierra desde aquí emprender la subida al Puerto de Canencia, lugar ideal para hacer un pequeño descanso y disfrutar del entorno. Reemprender la marcha bajando el mencionado puerto hasta el municipio de Canencia que se atraviesa hasta el cruce con la M-604 donde se girará a la derecha hasta su encuentro con la N1 - E5 en el término de Lozoyuela donde se tomará la mencionada autovía que nos llevará hasta Buitrago. ![]() AUTOBUSES191 Madrid (Pza. Castilla)196 Madrid (Pza. Castilla) |